El sábado pasado, con pompa y circunstancia, hicieron pública desde las cuentas oficiales de diferentes instituciones gubernamentales (Secretarías de Salud, Hacienda y Marina), una carta que llevaba como encabezado: “Recibe Gobierno de México metotrexato importado de Francia. La salud de los mexicanos es lo más importante.” El hecho se vendió (o lo intentaron vender) como un absoluto y trascendental triunfo de la Cuarta Transformación, pero ni siquiera es necesario recurrir a más fuentes que el mismo texto de la misiva para empezar a dudar de que haya sido algo siquiera parecido a una victoria.
Arranca el documento señalando que recayó en la Secretaría de Marina la responsabilidad de consolidar los requerimientos del medicamento. ¿Por qué? Quién sabe. Quizá por la manía de la presente administración de darle a las fuerzas armadas labores que no les corresponden.
Continúa la carta explicando a quién se le compró el medicamento (habrá que suponer que ha sido por adjudicación directa, porque ciertamente nunca se dio noticia de ninguna licitación) y que se compró suficiente suministro para lo que resta del año. Aquí aclaramos, que “lo que resta del año” es menos de tres meses y medio; y que el tema del desabasto lleva, por lo menos, desde mayo. El tiempo de respuesta es abrumador y en cualquier otro país sería inaceptable.
La misiva luego tiene la delicadeza de enlistar por cuántas unidades se realizó la compra, de qué gramaje y a qué precios. Y también el desatino de compararla con el precio al que lo adquirió la administración pasada a productores nacionales. En su versión de 50 mgs, se adquirió a 81.7 MXN, contra los 82 del año anterior. Un abrumador ahorro de 30 centavos por unidad. En la presentación de 500 mgs lo hicieron un poquito mejor. Pasando de 254.7 a 253.7 MXN por cada cajita. Todo un pesote de diferencia. El caso es que cuando se multiplican las diferencias, el gran ahorro total fue de: Apenas poco más de 17,739 MXN
¿Cómo? ¿Se dejó a la ciudadanía sin medicamento contra el cáncer para ahorrar menos de veinte mil pesos? Pues si, y espere, se pone mejor.
La empresa francesa sólo se hace responsable hasta la entrega del producto en territorio nacional, es decir, queda por resolver el tema de la distribuición a todos los nosocomios del país, mas los gastos de almacenamiento, porque el producto requiere un manejo especializado. (En retrospectiva, esto explicaría por qué la SEMAR hace el levantamiento, para poder hacerse cargo de la distribución. La pregunta es ¿puede?). Todo eso es gasto adicional que con el proveedor anterior (PiSA) estaba resuelto. No solo no ahorraron. Van a gastar más.
Más aún, al no concretar la transacción en México, el mismo Gobierno Federal se dispara en el pie al dejar de ganar los impuestos que dicha transacción habría generado, los salarios (que a su vez generan impuestos) de los empleados mexicanos que habrían participado en la fabricación del producto, y los beneficios de la inversión directa en el país. Todo eso acabó en Francia. ¿Cómo es que pretenden vender esto como un “triunfo”?
Desde ese día el presidente López ha seguido aplicando su bien conocida retórica al tema en donde su decisión está perfectamente justificada y todos están contra él. Alega que estaba decidido a romper el monopolio que PiSA tiene del producto y que “no se va a dejar chantajear” Suponiendo que sea así, hay gente muriendo por la torpeza y el destiempo con la que se llevo a cabo la compra. Esos medicamentos se necesitaban desde mayo y el gobierno federal lo sabía. Si la estrategia era pararle los pies a PiSA ¿Por qué no buscar al proveedor alterno desde enero, o incluso antes? Sin eufemismos: la decisión del presidente está matando gente.
Y por otro lado ¿Por qué querría PiSA, cuyo negocio es vender y distribuir su producto, “chantajear” o condicionar una venta que no debe ser desdeñable? ¿No le parece mucho más probable que la dinámica haya sido a la inversa?
Plantéeselo así: El Gobierno Federal, con su nueva estrategia de compra centralizada pasa la “sugerencia” de que para realizar la compra a PiSA tiene que haber moche. PiSA se niega a este intento de extorsión. En respuesta, el Gobierno Federal les detiene el producto a través de la COFEPRIS tras una denuncia por “reacciones adversas en el uso de Metotrexato”. Luego, cuando las farmacéuticas no cedieron, se viene la crisis de desabasto, la presión de la sociedad y hay que correr a conseguirlo fuera, al mismo condenado precio. Lo que sigue es darle un giro a la versión de cómo ocurrieron las cosas para quedar como héroes, aunque sea el mismo gobierno el que generó el problema en primer lugar.
Porque ese es el quid de la cuestión. Nos están vendiendo como un triunfo extraordinario algo que, en administraciones pasadas, era ordinario. Que el gobierno comprara suministros suficientes por lo menos para mantener al grueso de la población abastecida. Siempre había excepciones, y siempre había miserables (saludos a Duarte y a sus quimioterapias con solución salina) pero estos destacaban porque no eran la norma.
Hoy nos están dando como dádiva algo que ya teníamos ganado como derecho. Y así, poco a poco, es como se van acotando libertades, opciones y oportunidades. No celebremos que nos despojen. Porque lejos de estar vendiéndonos un triunfo, la 4T debería sentir vergüenza.