miércoles, 14 de febrero de 2018

Discursos complacientes

Parte de la razón por la cual las campañas resultan tan cansinas se la atribuyo al hecho de que, en cuanto a posturas, muy pocos candidatos se atreven a marcar distancias y a defender sus convicciones. En temas espinosos, como la legalización de las drogas, la situación jurídica del aborto o los matrimonios homosexuales, todos tienen una respuesta preparada; la respuesta de campaña, la que hace menos olas, la que no les compromete, pero tampoco los exhibe. En suma, una respuesta que no es respuesta.

Por eso me llamó la atención la declaración que dió Milkel Arriola en el evento de cierre de precampaña donde se avaló su candidatura por el PRI al gobierno de la Ciudad de México. Por una vez, un candidato se mostró directo en estos temas. 

“Nuestros gobernantes han promovido la ruptura del núcleo familiar, y el desprecio [...] por los valores. [...] La familia será mi prioridad. [...] claramente les digo, Mikel Arriola está en contra de la adopción entre parejas del mismo sexo [...] no a la mariguana para el uso recreativo, sí a la medicinal [...] Hoy yo les ofrezco una candidatura [...] que se enfrentará frontalmente contra las candidatas (Claudia Sheinbaum y Alejandra Barrales) [...] de los libertinajes encubiertos de derechos”
Más allá de si estamos o no de acuerdo con la postura del candidato Arriola, hay que reconocerle (quizá hasta agradecerle) su franqueza, su voluntad de representar “algo” en el ambiente político tan estéril de ideas y falto de debate sustancioso en el que nos movemos.

Quizá es estrategia electoral. Quizá ven perdida la Ciudad de México y se trata de un juego de sacrificio para ayudarle al jugador más grande, a Meade. Quizá vio la oportunidad de ocupar el espacio a la derecha del espectro político que dejó vacante el PAN al formar el antinatural esperpento ideológico que es alianza “Por México, al Frente”. También, quizá, es una convicción propia legítima. En cualquier caso, está permitiendo que el debate se centre alrededor de una idea y está obligando al resto de los candidatos a establecer sus posturas con respecto a ese espinoso tema en particular. “Mikel defiende ésto… ¿Y tú?”

Es una tragedia que no estemos preparados para debatir ni siquiera a ese nivel y que el candidato no haya sabido, o querido (¿o no lo hayan dejado?) sostenerse en su postura. Apenas recibió la (inevitable) respuesta de parte de Coalición Mexicana LGBTTTI (tachando su postura de “oportunista, homofóbica y que alienta conducta discriminatorias en la sociedad”), salió a corregir la plana y volvió a los lugares comunes. “Lo someteríamos a encuesta” dijo, y con esas cuatro palabritas se hizo indistinguible de, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador; quien ha utilizado esa misma frase como muletilla cada que se le increpan este tipo de cosas.

“No me salí del IMSS para dar discursos complacientes” dijo también Mikel durante el valiente discurso del domingo. Aparentemente sí Mikel, porque justo eso es lo que hiciste al doblegarte al primer cuestionamiento..
Andrés Manuel usa la frasecita, frena durante su gobierno en la Ciudad de México cualquier iniciativa de ley respecto al aborto y al matrimonio igualitario y sin embargo se le considera bastión progresista de izquierda. Mikel hace exactamente lo mismo y le cuelgan la medallita de reaccionario derechista. ¿Ven por qué insisto en que urgen valientes que se atrevan a diferenciarse claramente por sus ideas?

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