martes, 27 de noviembre de 2018

Cuento de Terror



Descanse en paz Carlos Alberto Bonnin, Comisionado del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (a partir de este punto: INAI, porque apa trabalenguas) que falleció este lunes.
No es mi intención alimentar el morbo al dedicarle al occiso el espacio semanal, pero es que mientras más notas leo respecto al tema, más enarco la ceja y más siento el escalofrío recorrerme la espalda. ¿Qué pasó con el señor Bonnin?

Sucede que originalmente el lunes, el INAI comunicó que Bonin había sufrido un infarto en al corazón dentro de las instalaciones del instituto y que fue trasladado de emergencia al Hospital Ángeles, donde poco tiempo después habría perdido la vida. La narrativa era la de una tragedia lamentable, pero no inusual, en estos tiempos donde la obsesión por el éxito está más fuerte que nunca y las presiones de la vida y el trabajo, aunado a un mal manejo del estrés, son receta para el desastre.

Las que llamaron la atención fueron las notas de ayer martes. Aparentemente, a los compañeros de Bonnin les pareció detalle menor y no digno de mención el que, antes del fatídico infarto que terminó quitándole la vida, Carlos Alberto se haya desplomado desde el quinto piso de las instalaciones del Instituto y que esa era la razón real por la que se lo llevaron de urgencia al hospital.
Aparentemente, admitieron luego, el comisionado había subido a la terraza en el quinto piso del edificio a fumar, tropezó con unos cables y, pasando por encima del barandal que delimita el área, cayó hasta la planta baja.
Primera pregunta ¿Por qué omitir esta parte de la narrativa en el comunicado original? (Y no, no se me escapa la ironía de que haya sido el INAI quien ocultara los hechos)

Aquí empiezan las coincidencias y los detalles convenientes. No hay vídeo del tropiezo. Las cámaras de seguridad captan la imagen de Carlos Alberto subiendo por las escaleras mientras habla por teléfono, luego entra a un punto ciego y cuando vuelve a aparecer en los vídeos, va cayendo.

No sé, un hombre de 38 años, sin discapacidad alguna, plenamente despierto luego de subir andando cinco pisos de escaleras y sin motivos ni tendencias suicidas conocidas, recién nombrado (en abril pasado) Comisionado responsable de hacer transparente la operación gubernamental, de pronto pierde la vida ¿por tropezarse con un cable? ¿y saltándose el barandal de seguridad?

Y no es solo la inverosimilitud de la caída, es el intento de ocultarlo, la rápida respuesta de la Procuraduría Capitalina para decir que “ninguna fuerza externa” lo había hecho caer…

Por la posición que ocupaba como responsable de transparencia ¿De qué no se habrá enterado este señor? ¿A cuántos no habrá incomodado? ¿En qué juego ya no quiso participar, o en qué situación se acomodó que prefirió la muerte a continuar?
Todo está en teoría, pero el escenario es tétrico, macabro. Casi del tamaño de las tragedias de Colosio y Ruiz Massieu, pero tantito más elegante. ¿Será que House of Cards no es nomas ficción, chatos?

martes, 20 de noviembre de 2018

Mitomanía

“Soy muy cuidadoso con lo que digo” dijiste el lunes, Andrés, en el programa televisivo Tercer Grado. ¿Será? Me pregunté yo, porque haciendo tantita memoria me vinieron a la cabeza varias ocasiones en donde abiertamente has cambiado drásticamente de discurso y actuado como si esa hubiera sido tu postura desde el principio, en un ejercicio de doblepensar con el que hasta George Orwell quedaría impresionado.


La participación del ejército, de una forma u de otra, en las labores de seguridad interior contra el narcotráfico es quizá la más evidente. Está muy complicado borrar quince años de discursos en plazas públicas atizándole al ejército y a los gobiernos en turno, sobre todo en estos tiempos de benditas redes sociales donde todo queda inmortalizado. Pero no es la única contradicción. ¿Que tal con el tema del precio de los combustibles? ¿Cuántas veces apareciste frente a una bomba de gasolina, insistiendo que cuando ganaras las elecciones detendrías los gasolinazos? Y de lo primero que hizo tu equipo de trabajo al confirmarse tu victoria fue matizar “Ajustes inflacionarios”, los llaman ahora.

¿Y de la persecución a los corruptos? También en ese rubro te mordiste la lengua el lunes. Fue pilar de tu larguísima campaña y sin embargo:
"Es tanta la corrupción en México que no nos alcanzarán las cárceles ni los juzgados, pero si somos honestos, como lo somos, tenemos que empezar con los de arriba de tiempo atrás y eso nos meterá en un pantano de confrontación"
¡Me lleva el chanfle, todo mal con esa frase!
“Si somos honestos, tenemos que empezar con los de arriba de tiempo atrás” ¡Va! ¿Cuándo empezamos? “Pero eso nos metería en un pantano de confrontación, y por eso no lo vamos a hacer” ¡Ups! ¿Somos o no somos honestos, entonces? Si nuestra honestidad nos compele, nos obliga; si “tendríamos” que hacer algo ¿Por qué no lo hacemos? ¿Y el argumento es no meterse en “un pantano de confrontación”? ¿Y de cuándo acá es sencillo o cómodo hacer las cosas bien, Andrés? (Así pediste que le dijeran, no crea que ando de igualado) ¿O a poco creíste que todo sería miel sobre hojuelas?

¿Dónde quedó tu lapidaria “Nadie por encima de la ley” si cuando te increpan por tus consultas abiertamente sentencias: “Si hacíamos la consulta conforme a la legalidad, hubiéramos tenido que esperar demasiado”? ¡Con un demonio! ¿Quién te dijo que ignorar la ley está bien si tienes prisa? ¿Cuántas cosas más planeas hacer ilegalmente sólo porque te comen las ansias?
La consulta para el Tren Maya y la refinería en Dos Bocas es hasta finales de esta semana y sin embargo ya se destrozaron 300 hectáreas de vegetación sin autorización ni permiso alguno en el terreno donde se va a montar la refinería, y el Tren Maya ya tiene fecha para arrancar la construcción ¿Qué prisa llevas o a quién le debes?

Presumes de una intachable honestidad Andrés, y sin embargo, tratas de engañar constantemente; a ti mismo en primer lugar. Lo peor es que pretendes que te sigamos la corriente y perdón, pero con mitómanos yo no juego

martes, 13 de noviembre de 2018

Chairos y Fifís



Se celebró el domingo la marcha en defensa del Proyecto de Texcoco para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y por extensión, según entiendo, en defensa del estado de derecho y en contra de las decisiones arbitrarias legitimadas a través de encuestas a modo.
Pienso que la intención fue loable. Celebro la capacidad de reunir a cinco mil quinientas personas (estimaciones de la policía capitalina) en tan poco tiempo y únicamente a través de las redes sociales. Es síntoma de la existencia de un sector de la población súbitamente interesado en política. Y evidencia de que existe quien no se siente representado por el gobierno entrante y que quiere hacer algo por remediarlo.

Las manifestaciones multitudinarias públicas tienen varios problemas inherentes. Es difícil, por ejemplo, darles dirección; establecer un objetivo o reclamo concreto. Apenas una minoría de los presentes el domingo tenía una agenda anti-inmigrante, sin embargo, la imagen que circula en redes es la de una señora con bastón que muy sonriente sostiene una pancarta con la leyenda “No + Inmigrantes Indeseables”. 
Por otro lado, las marchas raras veces pueden apuntarse victorias tangibles. Y el ejemplo contundente es que, apenas al día siguiente de la marcha, el presidente electo anunció otra “Multiconsulta” sobre el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el Tren del Istmo y diez programas sociales prometidos durante la campaña, con exactamente la misma mecánica que la del Aeropuerto. Cachetada con guante blanco.
Entonces, la primera conclusión que saco de la marcha es que, como sociedad, nos urge encontrar una manera más efectiva de hacernos escuchar.

Hay otra lección quizá aún más importante que podemos rescatar de la marcha; una advertencia: La gente en el poder nos está dividiendo y enfrentando para su placer y provecho. Y para muestra, dos palabritas: Chairo y Fifí, dos apelativos utilizados para menospreciar y minimizar la posición ideológica del otro y con los que se dieron vuelo el pasado fin de semana en redes sociales.
Utilizar la palabra “Chairo” encasilla a todas las ideas de izquierda en la figura de un fósil porro clausurando el Auditorio Justo Sierra, “Fifí” hace parecer que toda la derecha es la del mirrey adinerado de Lomas de Chapultepec; cuando el espectro ideológico, cultural y económico de México es mucho más amplio. Al usar “Chairo” o “Fifí” minimizamos las necesidades, luchas y el sentir de muchos mexicanos que no son menos importantes que otros, les deshumanizamos y nos privamos de alternativas que sólo se hacen disponibles si se usa el diálogo.

Le pongo un ejemplo: ¿Por qué Santa Lucía O Texcoco? ¿Por qué se nos obliga a elegir de tajo un proyecto u otro habiendo tantos puntos intermedios que podrían dejar a más gente satisfecha? ¿Por qué hay que elegir entre un atentado ecológico o una solución funcional al problema aeroportuario? ¿Por qué hay que elegir entre los cochupos del presidente en turno o los del presidente entrante? Y lo peor ¿Qué placer enfermizo encontramos, o qué superioridad inútil sentimos al llamar si llamamos al otro “fifí” o nos llaman a nosotros “chairos”?

Es indiscutible que hay, entre quienes apoyan el proyecto de López y quienes no, una distancia ideológica insalvable. Pero la democracia, se supone, está establecida para que esos dos extremos y todas las posiciones políticas e ideológicas entre ellos, encuentren coincidencias y alcancen acuerdos en un punto intermedio a través del diálogo. Pero cuando procedemos a tratarnos de “Chairos” y “Fifís” esas oportunidades de encontrar puntos intermedios se van perdiendo y nos convertimos en perros de pelea ladrándonos unos a otros la agenda de diferentes grupos de poder. Y el chiste no es pedirle aquí respeto al color de la correa del otro, sino dejar de ser perros. Somos todos mexicanos e independientemente de nuestro pensamiento político, a todos nos interesa el progreso de nuestras familias y del país. 

Me permito concluir mi mensaje semanal con algunas citas del libro que acabo de terminar de leer. Se llama: “Para combatir esta era: Reflexiones urgentes sobre el fascismo y el humanismo” y lo recomiendo ampliamente. 

“El fascismo es un fenómeno político que no ha desaparecido con el fin de la guerra y que pervive como la politización de la mentalidad del rencoroso[...]. Es una forma de política empleada por los demagogos, cuyo único móvil es la ejecución y ampliación de su poder, para lo cual explotarán el resentimiento, señalarán chivos expiatorios, incitarán el odio, esconderán un vacío intelectual debajo de eslóganes e insultos estridentes, y convertirán el oportunismo político en una forma de arte con su populismo.”
“No deja de sorprenderme la facilidad con la que emitimos juicios que no son más que meros prejuicios —y, como tales, son tan consistentes como un pedazo de chocolate que se derrite al sol—.”
“Quien pretenda realmente ser un humanista rechaza toda forma de fanatismo y aprende la cortesía del corazón y el arte de la conversación, el diálogo.”
“No podemos esperar cambios de las élites del poder. Constituyen el poder, detentan el poder, porque su visión del mundo representa la expresión de la sociedad en la que vivimos. Si la sociedad cambia, pierden su poder”
¿Qué tal, eh?
Se lo dejo de tarea y nos vemos la próxima semana

martes, 6 de noviembre de 2018

Manejar la crítica

Esta sábado el semanario Proceso presentó su número 2192 en los puestos de revistas de todo el país. La portada presenta un, la verdad sea dicha, nada favorecedor primer plano del presidente electo junto con la leyenda: “AMLO se aísla. El fantasma del fracaso”. Al interior de la revista, varios artículos desmenuzan algunos puntos interesantes de esta transición. En entrevista, el constitucionalista Diego Valades explica cómo siente poca sincronía entre el señor López y las bancadas de su partido en el Congreso. El presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos, hace una dura crítica a la cancelación del proyecto en Texcoco; pero en otro artículo tratan del cuando menos curioso silencio de la industria privada ante la cancelación de otros megaproyectos de infraestructura durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Y todo esto es apenas una pequeña parte de un índice que toca muchos otros temas (la caravana migrante, por ejemplo).


A lo que voy es, se trata de una publicación estándar para Proceso, normalita, como las que publican cada semana. Y sin embargo, tratandose de una publicación tan ordinaria, la reacción por parte del equipo de López y de sus seguidores en redes ha sido bastante extraordinaria.
“Todavía no toma posesión y ya está «solo» y a punto del «fracaso»” Escribió Beatriz Gutierrez Müller en Twitter “El conservadurismo, de izquierda o de derecha, nubla el juicio y da pie a conjeturas fantasiosas. Los extremos pueden tocarse y abrazarse. Bienvenida la pluralidad y el debate. Lo bueno es el desenmascaramiento.” ¿Osea que en cuanto osan criticar a su marido se “desenmascaran” como "Mafia del Poder", señora Gutierrez? ¿Acaso es eso?

El presidente de la Mesa Directiva del Senado, Martí Batres rápidamente salió a acotar en lo que le tocaba: “Diego Valadés no ha entendido nada, no entiende cuál es el proyecto de transformación que se va a llevar a cabo en el país. No entiende la nueva etapa jurídica y política en México y no entiende lo que se está aprobando y por qué se está aprobando. No tiene ninguna razón en ninguna de sus afirmaciones y suposiciones” aseveró en entrevista con Carmen Aristegui. ¿Cuál será esa nueva “etapa jurídica”? me pregunto yo, no sin cierta preocupación. Lo que hemos visto hasta el momento es un atropello al estado de derecho de inusitadas proporciones bajo el estandarte y justificación de “30 millones de personas votaron por nosotros”.

El mismo López también se tomó el tiempo para llamar a la revista “amarillista y sensacionalista” (eso desde siempre Andrés, díganos algo que no sepamos) y dolerse de que las fotos lo mostraban “decrépito y chocheando” (que conste que eso no lo hemos dicho nosotros). 

Tres preguntas que me hago luego de semejante teatrito
  1. Si cada que Proceso saque una portada provocativa van a montar estos escandalitos, la gente de Morena va a tener un sexenio largo como la cuaresma. ¿Para qué desgastarse de a gratis?
  2. ¿Por qué el doble rasero con Proceso según quien es el blanco de su periodismo? No vi a nadie linchar a la publicación cuando era Peña quien ocupaba sus portadas, con implicaciones igual o más agresivas
  3. Sin importar cuan bien intencionado sea el señor López o qué tan bien asesorado esté (ambas premisas más que discutibles), será innevitable que cometa errores (al juzgar de más de alguno, ya los ha cometido y a montónes). Nadie es perfecto. “Errare humanum est” y hasta donde me quedé, el Macuspano seguía siendo de carne y hueso. Cuando cometa ese error indiscutible ¿Quién lo va a señalar? ¿A quién sí le van a creer?
¿Alguien que quiera aventurarse a contestarme?

"Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas."
Cayo Cornelio Tácito - Senador, Cónsul y Gobernador romano