miércoles, 3 de abril de 2019

Materia energética

Me queda claro que, en la ruta que ha trazado la presente administración para nuestro país, el sector energético es una de las paradas clave. El presidente sabe lo que representa tanto como negocio, como como motor de desarrollo del país. Sin embargo, fiel a su visión del siglo pasado, concibe al estado como único dueño y beneficiario del monopolio energético, no como un facilitador y regulador de todo ese potencial. Con esa idea, se han estado tomando decisiones francamente desconcertantes.

Comenzando con la nueva entronización del petróleo y sus derivados. Ya habíamos platicado en este espacio, por ejemplo, de todo lo que rodea a la nueva refinería de Dos Bocas, en Tabasco. Pero el punto también se ve retratado en la meta expuesta por la misma secretaria de energía, Rocío Nahle, de llegar a producir en 2020, 600,000 barriles de gasolina diarios y que va absolutamente en contra de la tendencia mundial de desplazar al hidrocarburo. 
Todas las armadoras automotrices han dicho claramente que la revolución del auto eléctrico es inevitable y será en un corto plazo. Grupo Volkswagen, que incluye a Audi y Porsche, está incrementando el número de nuevos modelos eléctricos que planea construir en la próxima década y ha anunciado inversiones masivas en tecnología eléctrica y de baterías. El Grupo PSA (Peugeot-Citroën) fabricará vehículos 100% eléctricos en todas sus plantas españolas a partir del año 2020. Por poner dos ejemplos.

Pero no es únicamente el petróleo, hay un completo desdén por la nueva tecnología. Se anunció hace algunas semanas la compra de cuatrocientas mil toneladas de carbón para alimentar las carboeléctricas (energía de lo más contaminante) y “reactivar la región carbonífera de Coahuila”, pero al mismo tiempo se cancelaron dos megalíneas de transmisión de corriente directa en alta tensión que conectarían importantes parques generadores de energías renovables en el Istmo de Tehuantepec y en Baja California con el resto del país e impulsarían la construcción de nuevas plantas de energías limpias en esas regiones. Para poner en perspectiva, en promedio, de enero a junio de 2018, costó a CFE $904 pesos generar 1 MW/h con carbón. Con las subastas de largo plazo, de la Reforma Energética, CFE obtuvo precios menores a $400 pesos por MW/h con energía eólica y solar, es decir, energías limpias a menos de la mitad del precio.
Ah, y por cierto, la compra de tan tremendas cantidades de carbón se la están haciendo a la empresa de Santana Armando Guadiana Tijerina, presidente de la Comisión de Energía en el senado. ¡Chulada!

Ahora, todo lo anterior podría ser achacado a la particular estrategia y política del gobierno entrante. Es corto de miras y quizá contraproducente, pero es la idea que tiene el presidente legítimamente electo de cómo se debe llevar al país. Pero sin importar la estrategia, debería ser del interés de todos tener a los más preparados al frente del proyecto ¿No?

Pues parece que no. Después de que sus primeras ternas fueran categóricamente rechazadas por no cumplir el perfil, el presidente Andrés Manuel López Obrador, como es su privilegio, envió nuevas listas para cubrir las cuatro vacantes en la Comisión Reguladora de Energía (CRE)... con los mismos nombres que ya habían sido rechazados. Las audiencias comenzaron ayer y han sido poco menos que desastrosas. Edmundo Sanchez sencillamente se limitó a decir “No tengo que aportar más elementos que los que expuse en la comparecencia", se paró y se fue, pues “No estaba para perder el tiempo”

Jorge Amaya Mendívil, quien se volviera tristemente célebre por levantar su celular cuando le preguntaron por los Certificados de Energía Limpia (CEL) llevó el día de ayer un acordeón a la comparecencia y con todo y todo dejó preguntas sin contestar y en algunas se le notó nervioso. Paola Elizabeth López Chavez, ex-asistente de presidencia, batalló con las diferencias entre mega y kilowatt y así sigue la lista.

¿Cuál es pues, la estrategia del gobierno federal en materia energética? Para ser un punto tan estratégico, se ven sumamente descoordinados. Quizá vaya siendo hora de que cotice instalar paneles solares en casa, querido lector. Uno nunca sabe.


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