miércoles, 17 de marzo de 2021

Hacia una nueva política


Cada semana hay una etiqueta (Hashtag) nueva en redes sociales. Una pequeña viñeta producto de algún hecho (o más frecuente y frustrantemente, de algún dicho) que algún miembro de la presente administración (con frecuencia, el mismo presidente) tuvo la “ocurrencia” de soltar y que enciende las redes de gente indignada. Peor aún, hay quien cree que esta indignación y cólera expresados en la atmósfera digital le hace mella o le mueve el piso al poder. Nada más lejano a la realidad.

Sepa usted que todo es por diseño, que así está planeado y que hay razones para que a dichos personajes “se les escape” la declaración inoportuna, increíble, controversial o incendiaria. La mañanera misma funciona como proveedor diario de estos “deslices”. Se trata de marcar la agenda y lo hemos repetido en este espacio en incontables ocasiones: Cuando ellos pueden decidir en qué se va a concentrar o de qué va a hablar usted en Redes Sociales, ya ganaron.
Porque dejado llevar por la rabia, usted:
  1. No está hablando de lo que quiere, ni se está concentrando en lo que le interesa o en los temas que a usted le parecen importantes,
  2. Permite que la presente administración y su partido sigan acumulando titulares (positivos o negativos, da igual) consiguiendo que las alternativas políticas se pierdan y desdibujen en el ostracismo mediático veces incluso antes de establecerse. La alternativa morenista se presenta así como un bloque para el que no hay ni existe alternativa viable.
  3. Cambia la atención, el foco y el objetivo de su rabia cada 24 a 48 horas, evitando que se articule y construya una respuesta real y contundente a las muchas necesidades de este país y a las muchas atrocidades cometidas por el gobierno en turno.
Si en lugar de dedicarle tanto entusiasmo y tiempo a viralizar la etiqueta del día, se lo diéramos con constancia a algo que quisiéramos ver en nuestras comunidades (arreglar un parque, mejorar la iluminación de la colonia, conseguir recursos para el mobiliario de la escuela), a la mejor alcanzaríamos a construir algo que directamente represente un beneficio para el ciudadano de a pie y con algo de suerte hasta ponemos a trabajar a nuestros “representantes”.

También nos daríamos una mejor idea de con quiénes, de entre estas personas que buscan nuestro voto cada tres / seis años, sí se puede trabajar y en qué condiciones, y estaríamos mejor informados para tachar la boleta en tiempos de elecciones.

Incluso quizá, después de comprobar su valía y disposición a hacer su trabajo en la comunidad como le corresponde, hombro con hombro, hasta podríamos impulsar a estas personas de cara a sus partidos, para que aparezcan en las boletas los candidatos que SÍ queremos y que sabemos que SÍ funcionan. En lugar de quejarnos amargamente por la pedacera, el cartucho quemado y los impresentables que aparecen en esa hoja de papel cada que hay elecciones.

De otro modo, mexicanos, la política nos seguirá siendo ajena e inescrutable. Al político le seguirá bastando aliento y saliva y tendrán que seguirse gastando millonadas en campañas que comunican poco o nada. De seguir como vamos, seguiremos teniendo los mismos resultados, donde la compra del voto es “de facto” válida y viable, la ley es mera sugerencia y el mayor perjudicado es el y la mexicana de a pie como usted y yo .

 




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