De entre los acontecimientos recientes en el país, pocas cosas me han puesto tan de buenas como la confesa intromisión del presidente en la contienda electoral. Si, es ilegal; si contraviene un acuerdo “de no intervención” que firmó el presidente con los gobernadores y sí, acusa un uso faccioso de la Fiscalía General de la República, reduciendola institucionalmente a poco más que el juguetito de golpeteo del presidente. Está mal desde cualquier ángulo que se lo vea. Pero al mismo tiempo desnuda a las claras y de una vez por todas que están desesperados, que la ven perdida y que están tan contra las cuerdas que están dispuestos a chutarse el escándalo de que el presidente diga con todas sus letras “¡Claro que sí estoy metiendo las manos en las elecciones!”, porque creen que les costará menos de lo que puedan llegar a ganar.
Esta última jugada, durante la mañanera, está perfectamente alineada con el resto de la estrategia: descalifica al árbitro, genera desconfianza en el proceso, acusa de fraudulenta una elección que aún no ocurre. Cuando el inevitable revés llegue, tendrás puesto el escenario para ganar en los escritorios y en las calles lo que no pudiste asegurar en las urnas.
Por eso hoy más que nunca, y como no nos hemos cansado de repetir en este espacio, es indispensable cuidar la vida/vía institucional en este país y usar las herramientas de las que disponemos. Apoyemos al INE: inscríbete como observador de tu casilla, completa tu capacitación si saliste sorteado para ser funcionario, investiga a tus candidatos más allá de banderas y colores, revisa sus perfiles y propuestas. Vota. Las respuestas insitucionales se le atoran a este gobierno, se le atragantan y lo paralizan. Hay multitud de ejemplos.
Sobre las investigaciones a las la Fiscalía General de la República está sometiendo a Adrián de la Garza, del PRI, por solicitar el voto a cambio de dinero y a Samuel García, de Movimiento Ciudadano, es por recibir aportaciones “ilícitas” a su campaña, habrá que dejarlas correr, pero seguirlas de cerca y con criterio. El inicio de una carpeta de investigación no implica, siquiera, una acusación formal. Es decir, están anunciando con bombo y platillo una circunstancia de la que no hay certeza alguna. Están espantando con el petate del muerto.
¿Sabe qué no es el petate del muerto? El caso Lozoya, de mucho más alto perfil e importancia. O la extradición y posterior liberación y “Disculpe usted” al general Cienfuegos. O la falsificación de evidencia de la CFE que Bartlett dirige y que admitió en conferencia de prensa. O el caso de la Línea 12 del metro, las múltiples irregularidades financieras cometidas durante su construcción y la indignante falta de mantenimiento cuando había evidencia fotográfica y advertencias de los usuarios de las precarias condiciones.
En conclusión, querido lector, no bajemos los brazos:
- Los desplantes del presidente en sus mañaneras son una buena noticia e indicación de que el autoritarismo sangra, el populismo tiene pies de barro y que la vía institucional y de la ciudadanía activa es LA VÍA hacia adelante, gane quien gane la elección.
- Preparémonos para un periodo post-electoral difícil, se está allanando el terreno para un ataque frontal y desmedido a nuestras instituciones electorales para deslegitimarlas, con la mira puesta en 2024
- La FGR es también una institución y como tal se le debe respetar, pero a la que también se le debe exigir, sobre todo si se está haciendo un uso faccioso de ella. Exijamos el resultado no sólo de las investigaciones a los candidatos punteros en Nuevo León, sino a la larga lista de escándalos impresentables que este gobierno a dado a luz.
¡Prohibido rendirse! ¡A meter las manos!
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