miércoles, 26 de octubre de 2022

#YoDefiendoalINE


Lo diremos las veces que hagan falta: El INE es la plataforma, el firme sobre el que se sostiene la democracia en México. Y, dada la falta de condiciones democráticas y cultura ciudadana entre el grueso de la población mexicana, es el único parapeto que tenemos para defender tan importante institución: un gobierno que emane (y le rinda cuentas) a la ciudadanía. Por ello, la reforma electoral propuesta por el presidente resulta inaceptable y debe rechazársele con toda la energía que podamos convocar.

La iniciativa roba al Instituto de su indispensable autonomía, pues los Consejeros Electorales primero le deberían la nominación a alguien al interior del gobierno, y luego al ligar su posición a una elección popular, a una campaña y a compromisos adquiridos en la misma buscando apoyo. La Comisión Europea para la Democracia por el Derecho hace una declaración contundente, señalando que se debe priorizar la imparcialidad y competencia profesional de los miembros de estos órganos electorales. Someterlo al voto ciudadano compromete ambos puntos, al no estar basada en “criterios profesionales” ni ofrecer “una representación equilibrada a todas las fuerzas políticas”. Doblemente grave el caso cuando se pretende utilizar el mismo fallido método para integrar a la Sala Superior del Tribunal Electoral.

La propuesta también juega con los medios y la información, ampliando los tiempos en radio y televisión para los partidos y candidatos durante las campañas y relajando las reglas para difundir propaganda gubernamental. Efectivamente, el partido en el poder tendría de su lado muchas más oportunidades de hacer campaña desde el gobierno. Y la saturación de mensajes y spots contribuirían a reducir aún más la calidad del debate y las propuestas presentadas, reduciéndolas a un trajín hueco y estridente.

La reducción en el número de diputados locales y la eliminación de los organismos públicos locales, da cuenta del desinterés (cuando no desprecio) que tiene la actual administración por todo lo que no esté centralizado o se pueda decidir (léase, controlar) desde la capital. En el mismo sentido va la decisión de eliminar a “los Pluris”. No es que quieran ahorrarselos, es que quieren asegurarse de que el partido en el poder, permanezca en el poder. Hoy tenemos 5 listas regionales de representación proporcional, con 40 lugares cada una; en el nuevo esquema habría 32 listas; una por estado, pero algunas muy pequeñas, con muy pocos escaños en donde solo entrarían partidos grandes.

Del voto electrónico ni hablamos. Seguimos siendo el mismo país al que en el 88 se le cayó el sistema, que se sigue quedando sin suministro eléctrico de buenas a primeras y al que, muy recientemente, le hackearon los servidores de sus fuerzas armadas. Tampoco por ese lado hay garantía alguna, mucho menos con la presente administración.

Vivimos en un país en el que, mal que bien, podemos incidir en las decisiones que se toman desde el gobierno; podemos presionar a nuestras autoridades federales, pero sobre todo a las locales, para que nos tomen en cuenta. La reforma del presidente nos roba de la más cercana de esas opciones (las legislaturas locales) y amenaza también con hacer irrelevante el ejercicio ciudadano de ir a depositar nuestra voluntad en la urna, a través de una boleta.

Lo dicho, una y otra vez, al INE debe defendérsele a capa y espada. Usted ¿ya presionó a su diputado y a sus senadores? ¿ya le hizo saber su voluntad y en qué sentido debe ir su voto?



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