miércoles, 21 de febrero de 2024

El Ejército y las Carreteras

 Quiero abordar hoy, de nuevo, el tema de la militarización de una función gubernamental fundamentalmente civil.

Lo sé. Se me acusará de andar siempre con la misma cantaleta, de parecer disco rayado y de ser repetitivo en mis temas. Se vale tener esa opinión y me disculpo por ello. Pero es necesario dejar constancia de cada nueva responsabilidad y prebenda otorgada a nuestro “pueblo uniformado”, porque alimenta y fortalece mi impresión de que la relación entre la jerarquía castrense y el titular del ejecutivo (que también funge como comandante supremo de las fuerzas armadas) está fundamentalmente torcida y es peligrosa.


A principios de mes, discretamente, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) comenzó a informar a las empresas interesadas en participar en las licitaciones dependientes del programa de mantenimiento y conservación de carreteras federales 2024, que se cancelaban los concursos en marcha. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se había reservado “por causas de fuerza mayor” los 11,000 millones de pesos que se habían presupuestado para este fin. 


He sostenido desde el principio del sexenio que el objetivo de la presente administración es el aislamiento y empobrecimiento sistemático de la población mexicana. Creo que nada puede evidenciar más esa intención que la cancelación del mencionado programa. ¿Qué otro objetivo puede tener la decisión de dejar sin mantenimiento 42 mil kilómetros de carreteras libres de peaje, que no sea el brutal aislamiento de las comunidades y la complicación en el intercambio de bienes y personas a lo largo y ancho del país? No es que sean ejemplares –documentos de la misma SICT describen su estado actual como “de malo a muy malo”– pero entre tener una manutención mediocre a no tenerla, prefiero evidentemente la primera opción.


Días después de que se hiciera pública esta información, y ante la inconformidad en redes. El presidente anunció que los que se harían responsables del mantenimiento de los caminos serían los uniformados de verde olivo; acusando, como siempre y como siempre sin pruebas, a la rampante corrupción y contratos leoninos con los prestadores de servicios privados que compiten en las licitaciones. A tal efecto, se les tenía destinada una partida presupuestaria adicional de 5,000 millones de pesos, independientes y aparte de lo que la SHCP se había “reservado” de la SICT, que nadie sabe dónde quedó.


Dejemos de lado el hecho (que no me explico) de que una dependencia de gobierno (SHCP) eche por tierra, con la mano en la cintura, el presupuesto avalado por el Poder Legislativo. Sin más justificación que las vagas “causas de fuerza mayor” que aduce y en franca violación al principio de representación y de división de poderes sobre el que se sostiene nuestra estructura gubernamental.


El presidente admite su derrota y su ineptitud con cada aspecto de la vida pública que no puede someter a un control administrativo civil que garantice que no sufra de corruptelas. Prefiere  engrosar el presupuesto a los militares, que no tienen obligación alguna de lanzar licitaciones transparentes, ni están sujetos a los organismos de fiscalización internos. Así pues, las carreteras se suman a la construcción del Tren Maya, la administración de las Aduanas, el manejo y usufructo de nueve aeropuertos, una aerolínea, hoteles, caminos a zonas arqueológicas, parques ecológicos, sucursales del Banco del Bienestar y otra miríada de contratos y negocios.


La estructura de mando del ejército no es mágicamente inmune a los vicios y pasiones humanas, y el uniforme militar no está blindado contra la corrupción. De hecho, su especial circunstancia de no tener que rendir cuentas como el resto de los organismos civiles los hace quizá, más vulnerables. Por otro lado la abundancia de la que ahora goza la alta cúpula y los elementos cercanos al Secretario de la Defensa, no se ve reflejada en mejores condiciones para el soldado raso, que seguramente no se enlistó para cumplir su sueño de construir carreteras.


La estructura de mando entre un cartel y el ejército no son muy distintas y una vez que el ejército alcanza una independencia financiera y una libertad administrativa tal que sus líderes pueden empezar a comprar voluntades, no se sorprenda si lentamente la institución gubernamental se transforma en una criminal. 


Que se me haga la boca chicharrón, pero que tampoco digan que no se podía prever.




miércoles, 14 de febrero de 2024

El mensaje del Ing. Slim

 


El lunes, el hombre de negocios más acaudalado e influyente del país llamó a conferencia de prensa. Carlos Slim Helú departió con periodistas durante casi cuatro horas, en una charla que abordó muchísimos temas y que dejó a muchos con una sensación extraña. ¿A cuenta de qué un personaje del calibre del ingeniero Slim dedica tanto tiempo a responder preguntas sin aparentemente tener nada concreto que comunicar?


Podemos asumir, sin embargo, que el mexicano más rico del planeta no amasó su fortuna haciendo las cosas por ocurrencia, sin un propósito claro. Si le pareció que tenía que salir personalmente a dar un mensaje respecto a su relación con el presidente, al balance que hace del sexenio, a lo que anticipa para el sexenio que viene y a lo que está pasando con sus empresas; es porque quería que alguien lo escuchara. Es sólo que nosotros no somos su público objetivo. No, Carlos Slim está hablando con el resto de los actores políticos. Las candidatas en primer lugar y los grupos que las respaldan.


¿Quieren mi apoyo? Pobre Telmex, que no ha tenido ganancias en los últimos diez años porque las autoridades no le han permitido entrar al mercado de televisión de paga. El marco regulatorio de la reforma a las telecomunicaciones de 2013/2014 la tiene en números rojos.

¿Mi compromiso con el presidente López? “No veo qué beneficio me haya dado este gobierno”. Difícilmente puedo ser el empresario más beneficiado del sexenio, lo único que hemos hecho de obra pública es la etapa 2 del Tren Maya. Tengo mis diferencias con el presidente, que ya platicaremos cuando salga. 

¿El actual rumbo del país y del gobierno?  La inseguridad es “una tarea pendiente que todos estamos esperando que se resuelva” […] “Salvo el asunto este [de la seguridad], yo creo que todo lo demás está bien y va a seguir muy bien”

¿El último paquete de reformas? “Hay algunos en los que obviamente me parecen bien y otros que me parecen mal […] algo que me parece estupendo, y es que se me hace estupendo que la Suprema Corte, que los tres Poderes de la Nación, del Estado, tengan diferencias”

¿La participación del Ejército? “Yo creo que las Fuerzas Armadas son excelentes, pero creo que es demasiado. Por ejemplo, cuando se invitó a que participen en la construcción, fue muy bueno, porque […] han resultado algunos ingenieros militares excelentes, y es mejor que muchos soldados, en lugar de estar en el cuartel, estén trabajando” pero: “Que los estemos metiendo en tantas cosas es un exceso”.

¿Acusaciones de corrupción, intentos de amedrentarme? La línea 12 trabajó durante 12 años, transportando a 900 millones de personas y de repente hay un problema. No lo veo como una falla de origen, no tiene nada que ver conmigo o mis empresas.


¿Se ve por dónde va la dinámica y el mensaje del ingeniero? No es que se haya peleado con el presidente López Obrador, ni que esté abiertamente en su contra, pero quiere marcar una clara línea en la arena y un distanciamiento. Lo que se negoció, se cumplió y se agotó. Y al no ver a una clara ganadora entre las dos candidatas, prefiere elogiar a las dos (“Yo creo que las dos son muy comprometidas y se ve que tienen entusiasmo de llegar a gobernar, lo cual ya implica mucho compromiso, valor y deseo de hacer las cosas bien”) y poner sus condiciones y sus temas sobre la mesa. El empresario está dispuesto a sentarse con quien se acerque y le atienda sus inquietudes.


Quien busque en el ingeniero Slim a un salvador o a un filántropo dispuesto a usar sus recursos a favor de uno u otro, váyase sentando. Slim Helú es primero que nada un empresario y le da igual navegar los términos de uno u otro político, tratando de que le vaya bien primero a él, luego a los suyos y finalmente a sus empresas.


Lo que debería animar a la oposición es que la lectura del ingeniero respecto al futuro del país sea lo suficientemente turbia como para no decidir apostar todas sus canicas por un evidente ganador; la apertura a negociar, a escuchar términos desde ambos bandos. Significa que la batalla es más cerrada de lo que las encuestas y el partido en el poder pretenden hacernos creer. Significa que la moneda aún está en el aire y que la presente administración, pese a todo el aire y saliva que gasta cada mañana, está siendo cada vez más irrelevante. Tan es así que los empresarios están moviendo ficha antes de que acabe su sexenio y no necesariamente lo hacen por su gallo, sino para poner distancia.




miércoles, 7 de febrero de 2024

A AMLO lo financia el Narco. Ya lo sabíamos.

 La semana pasada el reportero norteamericano Tim Golden publicó un artículo en el sitio independiente ProPublica que confirma lo que muchos sospechábamos: El Presidente López Obrador, o al menos alguien de su círculo cercano, tiene una relación quid pro quo con el narcotráfico. 

De acuerdo con la investigación periodística, basada en documentos oficiales de la DEA a los que el ProPublica tuvo acceso y más de una docena de entrevistas con oficiales de ambos países, el Cártel de Sinaloa entregó dos millones de dólares a operativos de la primera campaña presidencial del ahora presidente, la del 2006, a cambio de la promesa de que una futura administración de López Obrador facilitaría las operaciones criminales de la organización.


La explicación me cuadra. Basta revisar un poco el historial público y conocido de la presente administración con dicho cartel. 1) La política de “Abrazos, no balazos” que les ha dado manga ancha. 2) La liberación de Ovidio Guzmán pese a que el daño a la población de Culiacán ya estaba hecho. 3) El pasar a “saludar” a la señora madre de “El Chapo” (“No te bajes, ya recibí tu carta”). 4) El intento abierto por repatriar al “Chapo” a México. Con todo ese contexto, la participación del reportero es meramente confirmatoria. 


Añádasele a la lista de “coincidencias” incriminatorias la nula relación y colaboración de la presente administración y sus organismos de procuración de justicia con sus contrapartes de EUA. El presidente desmanteló la unidad especial de la policía federal que la DEA había entrenado e investigado para poder trabajar con los estadounidenses en casos importantes sobre la droga. Marginó a los grupos mexicanos que fungían como enlace con las agencias de justicia e inteligencia norteamericanas. Y cuando en octubre de  2020 EUA detuvo al General Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional, por cargos de corrupción vinculados al narcotráfico, López Obrador lo defendió públicamente e hizo lo imposible por traerlo a México, donde prontamente lo exoneró de cualquier cargo. La relación de cooperación bilateral, al menos en asuntos de combate al narcotráfico, murió ahí de manera definitiva.


Y finalmente, como cereza de este macabro pastel y piedra central de la evidencia acusatoria: la realidad del país. Según algunos cálculos, las pandillas criminales dominan más de una cuarta parte del país. Operan abiertamente, imponen su voluntad sobre gobiernos locales y disuaden a las autoridades estatales y federales de intervenir, ya sea por la fuerza de las armas o de los billetes. La violencia ha alcanzado niveles históricos que hacen palidecer los números de sexenios anteriores y las extorsiones y otros negocios criminales han crecido como un cáncer, asfixiando de a poco cada parte de la economía y de la sociedad mexicanas. 


A la lista de razones por las que el reportaje me cuadra podríamos agregarle el apurado control de daños del presidente, que es un excelente refrito de sus más grandes éxitos: La cantaleta de que se trata de un “complot” para dañarle la imagen con fines electorales, que el periodista tiene nexos con “bloque conservador” y hasta con el expresidente Salinas de Gortari, que si es "venganza" por el caso Colosio. Rematando además con un apurado cambio de tema en el discurso oficial, introduciendo su paquete de reformas para cambiar el ciclo de noticias, pese a que sabe que no tiene los votos. Se trata de trajinar, distraer, desviar.


Si tiene oportunidad de leerse el reportaje, hágalo. El recuento de Tim Golden está bastante completo y hace un importante contraste entre lo que se hizo en México y lo que se hizo en EUA con un informante del calibre de López Nájera. Y por cierto, también sale embarrado el expresidente Peña Nieto.


La otra conclusión que hay que sacar es ciertamente electoral. ¿Queremos volver a darle el voto a un grupo, una campaña y una candidata claramente financiada por el narcotráfico? Porque Claudia Sheinbaum ya salió a lavarle la cara a su patrón…