miércoles, 9 de diciembre de 2015

Petróleos Mexicoamericanos

Despertamos el viernes con la noticia de que montaron en Estados Unidos una gasolinera que despacha combustible usando la marca PEMEX. Es la primera de las cinco que los mandamases de la petrolera nacional pretenden instalar al norte del río Bravo. Según ellos, se trata de un programa piloto que intenta medir qué tan bien puede competir la marca nacional con las extranjeras; anticipándose a que en 2018, según lo establece la Reforma Energética, tendrá que competir en territorio nacional con esas mismas marcas. Hasta ahí, todo en orden.

No pasó mucho tiempo, sin embargo, para que se empezara a divulgar evidencia de que allá en Texas PEMEX estaba vendiendo el litro de gasolina en poco menos de siete pesos, la mitad de lo que se paga de este lado de la frontera. Toda vez se supo semejante disparidad de precios, a los mexicanos nos ganó la cerrazón y avanzó la ignorancia; con estridencia.

A todos se nos ocurrió exigir que se igualaran los precios de inmediato, pero nadie recordó que en Estados Unidos el precio de la gasolina es flotante, que depende en buena medida del precio del crudo (que, les recuerdo, está en mínimos históricos a menos de 30 USD el barril); que goza de condiciones de competencia en donde varias empresas pueden jugar con el precio para conseguir clientes y en donde tienen la capacidad para refinar la materia prima con relativa facilidad y a bajo costo. Por si eso no fuera suficiente, la tasa de impuesto a la gasolina en Estados Unidos es el equivalente a $1.7 pesos por litro, muy por debajo de los $5.4 pesos por litro con los que gravan el combustible aquí en México.

En nuestro país el precio de la gasolina es constante y fuertemente regulado por el gobierno, hay un único proveedor del combustible y mucha de nuestra producción de petróleo debe refinarse en el extranjero (precisamente con nuestros vecinos del norte) e importarse de regreso, ya procesado. ¿Cómo esperamos pues un precio que compita si las condiciones son tan abismalmente distintas?

"¿Entonces por qué está PEMEX vendiendo en Estados Unidos a precios competitivos?" me preguntarás. Y la respuesta es, porque no lo está haciendo.
La gasolina que se vende bajo la marca PEMEX en Estados Unidos sigue siendo refinada localmente, con materia prima extraída allá. Lo único que hizo la petrolera nacional fue llegar a un acuerdo con el franquiciatario para que vistiera sus colores con el fin de estudiar cómo le iba a la marca. Ni le paga nada a PEMEX, ni PEMEX le paga nada al dueño de las bombas. Al menos no por la gasolina que coloca.

Todo mundo eligió ignorar las diferentes circunstancias y condiciones que envuelven a la industria petrolera en uno y otro país.  No sé si habrá sido un orgullo nacionalista herido, o si el grueso de la población sintió que la petrolera nacional les estaba clavando una puñalada artera por la espalda al ofrecerle mejores precios a los gabachos; pero lo que yo vi en redes sociales es un enorme ejemplo de incongruencia.

Por un lado la disparidad de precios provoca indignación, por otro, esos que critican la disparidad protegen a capa y espada las circunstancias monopólicas que la producen porque ¿Cómo se va a privatizar el recurso nacional?. ¿Cómo ahí qué, pues?




PD: Un día como hoy, pero de hace un año, vio la luz este pequeño proyecto en donde suelto una diatriba ocasional que nadie pidió. Nos faltó constancia para llenar las 52 semanas que tiene el año con el mismo número de entradas, pero ahí vamos. Esperamos hacerlo mejor este segundo año. A mis cuatro lectores ¡Muchas gracias por acompañarme!

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