miércoles, 6 de enero de 2016

Armas de Fuego: El objetivo incorrecto

Un niño de nueve años mató por accidente a su prima, de cuatro, luego de encontrar una pistola en una cajonera de su casa. De acuerdo con las declaraciones recogidas por la autoridad que investiga el caso, aunque Isidra Pérez García (la madre del niño) sabía que su marido guardaba la pistola en el cajón, creía que el arma no servía.

No hay ningún elemento en la historia que indique intencionalidad, por supuesto; pero quizá valdría la pena considerar un caso de negligencia contra ambos padres del niño. El arma no sólo funcionaba, sino que estaba cargada.

El control de armas en México es uno de los más estrictos del mundo. La SEDENA es el único organismo del país que puede comercializar armas, previo registro e investigación de antecedentes criminales de la persona que pretende hacerse con una. La lista de requisitos es enorme (entre otros, tener su cartilla del Servicio Militar Nacional) y el mismo nombre del trámite ("Permiso EXTRAORDINARIO para la Adquisición de Armas de Fuego y Cartuchos Otorgados a Personas Físicas [Civiles]) nos habla de la reticencia general del Gobierno para permitir que sus ciudadanos anden armados.

Y aún así, personas como los padres de este niño (que evidentemente no sabían mucho de armas de fuego o cómo usarlas) las consiguen. Los narcotraficantes, secuestradores y asaltantes también las consiguen. ¿Qué hacer entonces? ¿Apretar la legislación? ¿Relajarla?

En respuesta a los sangrientos y cada vez más frecuentes tiroteos en el vecino país del norte (como el de San Bernardino, California, en Diciembre pasado) Barack Obama acaba de presentar una Acción Ejecutiva (legislación directa, que no tiene que pasar por la cámara de representantes) para fortalecer los controles y regulaciones a la posesión de armas en Estados Unidos.
Sin embargo, activistas de la posesión y uso de estas herramientas, recolectan en sus redes sociales y portales de internet innumerables notas de personas que evitan una violación, un robo o un allanamiento en sus hogares con la ayuda de algún tipo de arma de pólvora. ¿Debemos quitárselas de las manos?

En realidad, no importa. FactCheck.org demostró que no hay un patrón discernible, ni evidencia suficientemente clara o convincente en las estadísticas que muestre que leyes más estrictas tengan algún impacto en la criminalidad, siquiera en el número de homicidios. Las pistolas no matan gente, la gente mata gente. Y quien quiere matar, quien está dispuesto a llegar a ese extremo, no necesita un arma de fuego para llevar a cabo su terrible acto.
Aún si prohibieras de manera efectiva las armas de fuego, todo lo que necesitas para fabricar una lo puedes encontrar en un Home Depot y desde 2012 puedes encontrar en internet los planos para, con una impresora 3D, construir una pistola completamente funcional. ¿De verdad sigue teniendo sentido hablar de regulación?

Si no puedes establecer una prohibición efectiva; ni evitar el contrabando y tráfico que aprovisiona a los cárteles y delincuentes y si la prohibición no tiene ningún efecto positivo notorio en el índice de crímenes y homicidios ¿Por qué molestarse en implementarlo?


La pobreza tiene una correlación más directa con el crimen violento que el acceso a armas de fuego. Educación y pobreza están fuertemente ligadas. No tenemos un problema de armas, tenemos un problema cultural y educativo. ¿No tendría mucho más sentido invertir en el desarrollo del país, que dilapidar recursos en llevar registros y controles inútiles?

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