Muchas veces, durante las tres largas campañas electorales en las que participó, se comparó a Andrés Manuel con Hugo Chávez. A manera de amenaza, se hablaba de que transformaría a México en Venezuela y de que quedaríamos tan mal como están ahora nuestros hermanos del cono sur; huyendo del país en busca de mejores oportunidades.
No digo que no sea posible. Con la mayoría en ambas cámaras Andrés Manuel puede hacer prácticamente lo que se le antoje con el país, hasta reformar la constitución si hiciera falta (tal como hiciera Chávez en 1998). Pero sí digo que probablemente la predicción sea fatalista. Es tener demasiada poca confianza en nuestras instituciones.
No, si yo tuviera que dar un ejemplo de cómo podríamos acabar, quizá no nombraría a Venezuela, sino a la Argentina de los Kirchner.
Durante doce años (2003 - 2015) los argentinos estuvieron gobernados por Néstor y Cristina Kirchner, marido y mujer. Su plataforma política, el kirchnerismo, se declara en contra de las políticas “neoliberales” (jamás hubo palabrita peor utilizada), y rechaza «el ajuste», o a la austeridad económica y el princípio simplísimo de no gastar más de lo que se recauda. Los Kirchner y sus seguidores están de acuerdo con la intervención estatal en el mercado y el rechazo a los tratados de libre comercio, llegando a poner impuestos a la exportación para favorecer el mercado interno.
La relación entre el kirchnerismo y su oposición es conflictiva; pues según algunos analistas, el kirchnerismo divide a la sociedad entre quienes son "patria" y quienes son "antipatria". Entre ambos hay un círculo vicioso de desprecio y descalificaciones que se retroalimenta hasta el hartazgo. ¿Le parece conocido todo lo que le estoy diciendo? ¿Nota las similitudes?
Hoy, Argentina es noticia por estar al borde de una crísis económica y financiera de espanto. Los culpables son distintos dependiendo de a quién le pregunte y en qué parte del espectro político esté parado. Sucede que desde hace tres años es Muricio Macrí quiene está al frente del gobierno y su política económica es radicalmente opuesta a la de sus antecesores. Entonces, quien apoya al kirchnerismo le achaca la crisis a los malos manejos de Macri, quien apoya a Macri culpa a los dos Kirchner. (Si comentamos que parte del modus operandi de los gobiernos populistas es dividir a la población ¿verdad?)
La realidad es un poquito más compleja.
El gobierno había estado impulsando la economía nacional (cerrada a inversión extranjera y con fuertes controles cambiarios, de exportación e importación) a través de deuda pública y sobre todo, déficit fisca y muchísima impresión de papel-monedal. Los Kirchner, sin embargo, fueron hábiles. A través de reestructuraciones en 2005 y 2010 hicieron prácticamente imposible estimar el monto real de la deuda externa, e incluso eludieron la determinación de un juez de hacer los pagos exigibles, todo esto mientras seguían ensanchando el déficit con subsidios, apoyos y una pésima administración de las empresas estatales (que se volvieron cosa corriente en la administración intervencionista de la pareja)
Cuando llega Macrí al poder y trata de airear las cifras, reducir los controles cambiarios y abrirse al mercado internacional, Argentina se enfrenta a la terrible realidad de que necesita un ajuste inflacionario y su moneda se devalúa. Macrí había pretendido hacer la transcición de manera gradual, tratar de salir del agujero poco a poco. Pero se ve tibio, los inversionistas no ven claro cómo y cuándo llegarán los ajustes prometidos y dudan. La moneda argentina se sigue desplomando (depreciación del 93% frente al dólar en lo que va del año), no hay inversión extranjera y el nuevo presidente tiene que seguir pidiendo dinero.
Al día de hoy, tres años después de la salida de los Kirchner, la deuda Argentina está calculada en 250 mil millones de dólares y no hay cómo pagarla. Con el país al borde del default y el consumo interno detenido, porque ya no está subsidiado, la cosa no pinta para nada bien.
Trace los paralelismos y haga las comparaciones que usted guste, pero la próxima vez que alguien le pregunte por López, tenga en mente un viejo refrán: Cuando las barbas de tu vecino veas cortar...
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