La pregunta va en serio. ¿Qué celebró López este sábado en Tijuana, exactamente?
Juzgando por los discursos triunfalistas y las autocongratulaciones, pareciera que se consiguió que Estados Unidos devolviese Texas y el resto de los territorios entregados por el tratado Guadalupe-Hidalgo. En realidad, conseguimos que el matón del salón nos volviera a poner en el suelo y nos dejara en paz (al menos por hoy) luego de que hubiera prometido dejarnos el ojo amoratado y la nariz sangrante.
Cierto, que entraran en vigor los aranceles propuestos por Trump habría significado una tremenda catástrofe económica para México (y en menor medida, para el mismo Estados Unidos) y había que darle respuesta y evitarlo de alguna manera. Sólo me pregunto si dichas consecuencias justificaban reaccionar como se reaccionó y ceder en todo lo que se cedió; y si estamos conscientes de que el peligro no ha pasado, que a pesar de lo negociado el matoncito puede volver en cualquier momento a alzarnos el puño, hacernos calzón chino, o encerrarnos en un casillero.
Recapitulemos, porque esto no empezó de la noche a la mañana con un tuitazo sin pensar.
López desde campaña posicionó su política migratoria como de puertas abiertas. Candil de la calle y oscuridad en su casa, López prometió a las caravanas migrantes visas humanitarias de trabajo, un ambicioso plan de desarrollo para los países centroamericanos y “santuario” en su viaje a los Estados Unidos. Previsiblemente, el flujo de migrantes se incrementó y dicha situación fue inmediatamente recogida y aprovechada en Estados Unidos.
Trump, que ya está pensando en reelegirse, volvió a encontrar en México el blanco fácil para incendiar a sus bases. Amenazó varias veces con cerrar la frontera, aumentó el número de agentes migratorios, envió soldados a las garitas e incluso redujo el número de carriles que cruzaban. Ninguno de estos mensajes fue atendido por un gobierno mexicano ensimismado y empequeñecido. Las cifras de detenidos en la frontera sur de EUA no dejaron de crecer y el flujo desde México seguía subiendo (este año han entrado entre 500 mil y 700 mil migrantes indocumentados, tratando de llegar a Estados Unidos)
Entonces cae el tuitazo y la amenaza de los aranceles. México responde con una tibia carta (que es prontamente ignorada) y enviando a su flamante Secretario de Relaciones Exteriores ese mismo fin de semana. ¡Oh sorpresa! Trump y su gabinete más cercano están de gira europea y hay que esperar a que regresen. Cuatro días después, por fin los reciben y arrancan las negociaciones, con los resultados que ya sabemos. Estados Unidos se salió con la suya y obligó al gobierno mexicano a aplicar con rigor su propia ley migratoria y a retener a los migrantes en su territorio hasta que Estados Unidos desahogue sus juicios de asilo. Postergamos, que no detuvimos, la caída de la guillotina económica. Los avances de México en la materia serán evaluados por Estados Unidos, que unilateralmente podrá decidir en 45 días si de todas formas aplica los aranceles.
En la analogía más cruda, conseguimos la liberación de un pariente secuestrado a cambio de rescate y estamos amenazados de que nos lo vuelvan a secuestrar 45 días después ¿Qué celebran pues? ¿Por qué, ante la amenaza del presidente matón, seguimos arrinconados en nuestro terruño? ¿No sería la hora en que nuestro presidente se ponga los pantalones y asista al G20 a buscar aliados, comerciales y políticos? ¿No sería la hora de que el presidente saliera a defender a México y a los mexicanos?
El próximo año cuando Trump esté en campaña lo primero que saldrá de su boca en todos sus discursos será que consiguió que se hiciera el muro. Qué México ES el muro. Y habrá que tragarselo. Peña, con todos sus defectos, por lo menos fue categórico y preciso. Cuando a López le preguntaron su opinión sobre la frase del presidente Trump: “México necesita a Estados Unidos y no Estados Unidos a México”, el titular del ejecutivo cobardemente guardó silencio mientras hacía la seña de “amor y paz”...
"México necesita a Estados Unidos y no Estados Unidos a México, ¿qué responde, presidente?", le preguntaron a @lopezobrador_, "soy dueño de mi silencio", respondió AMLO mientras hacía la seña de 'amor y paz'. pic.twitter.com/ApiOLQ4hI0— El Financiero TV (@ElFinancieroTv) June 7, 2019
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