miércoles, 5 de junio de 2019

Radiografía Electoral

Seis meses después de haber tomado posesión, el nuevo régimen se enfrentó de nuevo a las urnas el pasado domingo. La cita democrática, como siempre, era importante. Esta vez le estábamos tomando el pulso a un país que ya había tenido seis meses del régimen de Morena y de sus cuestionables resultados. A saber: Recortes burocráticos sin lógica ni razón que paralizan a las instituciones públicas y perjudican la participación de científicos y atletas en el extranjero; desabasto de combustible por pésima planeación; la cancelación de las estancias infantiles; la violencia que no para y que tuvo su expresión más cruda en lo que va del sexenio el 19 de abril en Minatitlán; numerosos ajustes y cambios a un aeropuerto que nos juraron estaba listo para construirse y era alternativa viable; una refinería imposible a la que ninguna empresa privada le quiere entrar; turbulencias en el gabinete, rumores de salidas, renuncias rechazadas y las salidas confirmadas del director del IMSS y la titular de la SEMARNAT; la pérdida sistemática de autoridad del ejército mexicano en las últimas dos semanas y permitir que se le realizara un homenaje a un líder religioso en el Palacio de Bellas Artes (líder que, por cierto, hoy está detenido en estados unidos acusado de abuso sexual infantil). ¿Cómo estaba el ánimo del país después de todo esto? Revisemos los resultados de la radiografía y veamos si podemos diagnosticar al paciente:

MoReNa arrasó en Baja California. Se llevó la gubernatura, diputaciones y alcaldías con márgenes de más de 20 puntos sobre su más cercano competidor. Arrebató también la gubernatura de Puebla repartiendo las alcaldías municipales en disputa con el PRI e impuso a sus candidatos en el congreso local de Quintana Roo. Tres victorias importantes. 
Acción Nacional apenas metió las manos. Perdió las gubernaturas en sus bastiones importante, pero ganó la mayoría de las alcaldías y capitales en Aguascalientes y Durango. Su triunfo importante pudo haber sido el congreso local de Tamaulipas, pero como se consigue a costa del que ya tenía en Quintana Roo, la realidad es que apenas sale tablas.
Los demás partidos, ni pintaron.

El indicador más preocupante quizá sea el abstencionismo. Baja California registró una participación del 29.63% En Puebla participó solo el 33.4% del padrón. A manera de referencia, la fallecida gobernadora Martha Erika Alonso, ganó con 66% de participación el año pasado. ¿Qué motiva este tremendo bajón? ¿Por qué la victoria morenista, siendo que el PAN impulsaba una candidatura relativamente independiente y Miguel Barbosa es, francamente, un impresentable?

No veo un desencanto con MORENA, que es quizá en donde mucha gente tenía puestas sus esperanzas. Si este existe, se traduce más bien en un desencanto con el sistema político y electoral general. López se vendió como LA alternativa a una camarilla partidista que no nos gustaba. Cuando esta alternativa no funcionó, nos volvió a invadir la apatía, la búsqueda del siguiente gran caudillo. 
Mientras tanto, los Morenistas pueden poner a la vieja estructura del PRI, que ahora les pertenece, a trabajar. La baja participación les funciona bien, implica que tienen que movilizarse menos y hacer menos esfuerzo para ganar ahí donde quieren. Lo hemos visto en los programas clientelares del gobierno federal. Están armando y fortaleciendo la estructura para cuando lleguen retos más interesantes; 2021 y 2024.

Pero ojo, no todas son malas noticias. Un pueblo desencantado es también un terreno fértil en donde empezar a sembrar a una verdadera ciudadanía, una que ya no se deje encandilar por las figuras populistas de cada seis años y que haga más que cruzar boletas y ponerse camisetas de colores esperando que alguien más lo saque del barranco. La tarea es titánica, pero probablemente no se repita en un largo tiempo y la ventana de oportunidad es pequeña, pero hay que hacer el esfuerzo.


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