miércoles, 7 de octubre de 2020

La carrera por la intermedia ya empezó...

Puede que Andrés Manuel y MORENA no den pie con bola en esa importantísima labor que es ser y formar gobierno; trabajar para los mexicanos. Pero lo que sí saben hacer extremadamente bien es jugar al juego político-electoral y acomodarse para ganar cuanta ventaja sea posible en cada elección. Esto es, precisamente, lo que los vuelve tan peligrosos para el país: no necesitan hacer méritos gobernando bien. Como buen gobierno populista, la estrategia radica por entero en ganar elecciones exprimiendo al sistema.

Así, por ejemplo, y con el cuento de combatir la corrupción, han desmantelado programas que operaban con reglas claras y auditables para sustituirlos por un control directo y opaco de los recursos para hacérselos llegar “directamente a los beneficiarios”, como a las personas de la tercera edad. En el mejor de los casos este dinero, efectivamente llega a quien lo necesita. Pero también tiene una sorprendente tendencia a desaparecer. Tan solo en su primer año la presente administración pagó 593 millones de pesos en pensiones a beneficiarios inexistentes, según la Secretaría de la Función Pública. 
Tan solo en en los programas sociales para combatir la pobreza: adultos mayores, niños y personas con discapacidad, falta aclarar pagos por 1,460 millones de pesos.

Otra triquiñuela que están usando, revistiéndola de ejercicio democrático, es la degradación del concepto de consulta ciudadana, al utilizar el término en ejercicios que no cumplen con los requisitos y efectos que pide la Constitución.
En ese sentido, la administración morenista se anotó un tanto enorme al conseguir que seis de los once magistrados de la Suprema Corte votara por la constitucionalidad de la consulta para enjuiciar expresidentes. No sólo por que se avaló un despropósito (que la aplicación de la justicia en este país sea selectiva y dependiente del resultado del voto popular) sino porque nuevamente, que la Suprema Corte la haya declarado “Constitucional” no quiere decir que vaya a seguir los protocolos de una consulta como dicta la ley. ¿Pero a poco no se oye bien bonito y le da cierto “caché”?

La siguiente jugada ya la dejó entrever Ricardo Monreal. El coordinador de la bancada de Morena en el Senado señaló que está elaborando una iniciativa de reforma constitucional para permitir que la consulta se realice el mismo día de la elección. El argumento económico es innegable, la consulta (que, ya dijimos, es dinamita pura para nuestro Estado de Derecho) tendría un costo calculado de 8 mil millones de pesos, el equivalente a 1.5 veces la Estafa Maestra, o al costo combinado del Avión Presidencial y la Estela de Luz.
Si la oposición se niega a realizarla el mismo día que la elección, se le tachará de avalar el despilfarro, con el costo político que eso implica. Pero si lo permite, le estará permitiendo al gobierno federal hacer campaña para “promover la consulta” atacando directamente a expresidentes de partidos opositores. ¿No es una genialidad la maniobra?

Y mientras a la oposición le están ganando la elección a más de una año de distancia de que esta ocurra, seguimos sin tratamientos de quimioterapia, seguimos sin la seguridad y la paz prometida, seguimos con una crisis económica y de salud sin precedentes… ¿Exactamente qué está haciendo la “oposición”?



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