El reclamo por la falta de medicamentos oncológicos cumple ya 712 días, según la cuenta del presidente de la organización en favor de los niños con cáncer Es Por Tu Amor, Emmanuel García. Durante todo ese periodo la administración lopista ha dado argumentos (pretextos) de todo tipo del por qué no cumple con su mandato constitucional (Art. 4°) de garantizar la salud: desde el combate a la corrupción, hasta la demonización de PiSA por supuestas prácticas monopólicas. Y en este concierto de justificaciones ridículas, quizá la última sea la que se lleva el pastel por inverosímil e incongruente.
Supuestamente, les robaron 37 mil dosis que ya tenían listas para entregar en las bodegas de la empresa Novag Infancias SA de CV. ¡Pero qué mala suerte! Excepto que, está medio raro ¿No?
En el informe proporcionado por el INSABI, se asegura que el medicamento llegó desde el 20 de septiembre, pero el parte aduanal de entrega a la institución está fechado casi un mes antes, el 28 de agosto. Por otro lado, el robo habría ocurrido durante la madrugada del domingo 4 de octubre. ¿Qué hacían todavía con el medicamento en su poder quince días (o más) después de recibirlo? ¿Por qué no se había entregado?
(Nota al pie la empresa responsable de la distribución es propiedad de Zoé Robledo, actual director del IMSS)
La COFEPRIS se entera de lo sucedido el día 7, pero nada se hace público hasta el 9, cuando pide a los padres afectados “darlo a conocer a la opinión pública” Uhm… ¿Por qué? ¿No eres tú la autoridad? ¿No tienes tú todos los elementos del caso y estás llevando a cabo la investigación correspondiente? Al final, el comunicado oficial no sale sino hasta el día 10, junto con la alerta sanitaria correspondiente.
Hasta ahora y basados en evidencia dura, el entramado revela un sorprendente (ni tanto) grado de incompetencia de parte de las autoridades, en primera instancia, para proteger y distribuir un medicamento que ya tenía comprado y que se requiere con urgencia, y después para reaccionar ante el hecho, avisar a la opinión pública y encontrar soluciones alternativas.
Pasando a terrenos meramente especulativos, la cosa podría ponerse aún peor. El robo cubre a la presente administración en varios frentes. Primero, frente a la sospecha de que el medicamento que se compró es inviable y quizá hasta ilegal. Ninguna de las marcas mostradas en el comunicado de Cofepris cuenta con un registro sanitario en México condición indispensable para su importación al país. ¿Cómo entonces lo metieron, pues?
También nos enteramos que Kemex (la empresa argentina fabricante) tuvo que retirar varios lotes de circulación en aquel país por temas de calidad. Sin el registro de la Cofepris no hay garantías de la calidad de lo que llegó a México. La historia del robo entonces les cubre las espaldas si lo comprado resulta defectuoso. Aún si encontraran el lote, por no poder garantizar que no lo hayan manipulado, se considera contaminado e inutilizable, sin tener que pasar por la vergüenza de admitir que compraron algo que no servía.
Y finalmente, coloca al presidente y a su gobierno en la posición cómoda de víctimas. “Está muy raro”, dice el presidente en la mañanera, achacándole el robo a esos “afectados, que se resisten a abandonar sus privilegios y la corrupción”, con lo que incluso un estrepitoso fracaso administrativo de su gestión le está reportando rédito político.
Mientras tanto, el drama sigue, la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer denunció que del 11 de diciembre de 2019 al 3 de septiembre de 2020, mil 608 niños han fallecido a causa de esa enfermedad. En el conteo realizado en su página web, se reportan también, 4 mil 289 nuevos casos detectados y 3 mil 216 diagnosticados en fase avanzada. Y este gobierno, por cualquier pretexto, sigue inoperante e indolente.
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