miércoles, 3 de febrero de 2021

La guerra eléctrica

Arrancan las actividades legislativas en el 2021 (si, apenas hasta este lunes, 1ero de Febrero). Para abrir boca, la Cámara de Diputados deberá discutir y desahogar una reforma a la Ley de la Industria Eléctrica que como “iniciativa preferente” les hizo llegar el presidente. No contiene nada que no sepamos ya sobre la visión que tiene el mandatario para el país: El control absoluto del estado en todas las áreas posibles, así nos cueste a los mexicanos las más absurdas ineficiencias y los más ridículos sobrecostos.

La reforma, dice el equipo del poder ejecutivo, incorpora los lineamientos de la nueva política energética y elimina “privilegios” que la anterior administración les había otorgado a los generadores privados de energía. La exposición de motivos del documento reza tal cual: "Se logrará terminar con la simulación de precios [...] que favorece la especulación [...] así como con años de saqueo y con el reconocimiento de los costos totales de generación, lo que permitirá una competencia en condiciones de equidad entre los participantes del mercado". Eso en el papel, son intenciones nobles y están muy bien, el problema es que están completamente alejados de lo que la reforma en realidad modifica.

Básicamente, obliga por ley al gobierno a comprar e incorporar a la Red Eléctrica Nacional primero la energía de las hidroeléctricas de la CFE, luego a la generada de otras plantas (sucias) de la misma Comisión y en un tercer y cuarto sitio a la generada por particulares, primero la eólica y solar y luego la de ciclo combinado. ¿Cómo puede una ley que obliga a comprarle primero a un proveedor específico “acabar con la simulación de mercado” y “permitirles competir en condiciones de equidad”?

La iniciativa pretende también revocar permisos de abastecimiento ya otorgados (que comenzaron a entregarse ¡en 1992! Básicamente, ya no quiere que empresas privadas puedan asociarse para generar y consumir su propia electricidad. Para ellos, este esquema “les roba” mercado. Así de mala es la oferta de la CFE. Por eso la reforma, en términos prácticos, necesita devolverle el monopolio. Aunque sea tan ineficiente y caro que, apenas con la puerta medio abierta, un montón de privados pudieron colarse y hacerlo mejor y desbancarle. ¿No me cree? El día de ayer, martes, la CFE salió a colocar deuda en dólares, a 10 y a 30 años. Consiguió 1,200 millones de USD a 10 años a una sobretasa de 2.25% (esto es, tuvo que ofrecer a los prestamistas un 2.25% adicional de rendimiento para que accedieran a prestarle) y 800 millones de USD a 30 años, con una sobretasa del 2.8%. Con su dirección actual, nadie quiere apostarle a la CFE (De PEMEX mejor ni hablar)

La iniciativa, además, toca y atenta muchos otros frentes que al parecer ni el presidente ni su equipo están considerando (o están considerando, pero eligen deliberadamente ignorar y hacerse los occisos al respecto). Representa un rompimiento absoluto a las disposiciones plasmadas en el nuevo Tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) Las empresas afectadas seguramente iniciarán procesos en paneles, arbitrajes internacionales y denuncias. Saldrá caro.
También viola la no retroactividad de la ley. Se quiere aplicar una nueva normativa a acuerdos firmados y juzgados bajo otra serie de reglas, contraviniendo garantías de certeza jurídica, debido proceso y contratación pública.

Lo más preocupante, es que todo esto lo saben y es cosa juzgada. Esta iniciativa es, casi punto por punto, una copia del una “Política de confiabilidad, seguridad, continuidad y calidad en el Sistema Eléctrico Nacional” que el el Lic. Bartlett, (el del imperio inmobiliario) y la Ing. Rocío Nahle (la que creyó que le estaban aplaudiendo en una cumbre petrolera internacional) habían originalmente publicado. En su momento, la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) interpuso una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia, que le dió la razón y echó todo para atrás. La iniciativa no es sino una manera tramposa de querer conseguir lo mismo por otra vía. Lo que no consiguieron en la corte, lo quieren forzar en el Congreso.

La pregunta interesante es ¿por qué meter una iniciativa “preferente”? ¿por qué la prisa? ¿Teme acaso el presidente perder el Congreso en las próximas elecciones intermedias? ¿A quién le debe este “regalito”? Atentos al dato y a lo que ocurra en los próximos días en las cámaras. Promete ponerse interesante.




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