Quien haya dudado de las funciones reales de las conferencias vespertinas del Subsecretario Hugo López-Gatell y del manejo político/electoral de la pandemia sólo necesita para desengañarse echar una mirada a lo acontecido durante el último mes, especialmente durante las últimas dos semanas.
Empezamos por la sincronización que tuvo el ciclo electoral con el ritmo de vacunación. Durante los nueve días anteriores a la jornada electoral, se aplicaron 5.3 millones de dosis. En los nueve días posteriores a los comicios, fueron 3.5 millones; casi dos millones menos, según cifras de la misma Secretaría de Salud (el día de las elecciones se informó que no se aplicarían vacunas, para no entorpecer los comicios).
La explicación oficial desde Palacio Nacional de esta diferencia es que han llegado menos vacunas al país pero, haciendo aritmética sencilla con la misma información que reporta la Secretaría de cuántas han recibido y cuántas han aplicado, resulta que tenemos un inventario de al menos 9.5 millones de dosis en algún lado. No estamos aplicando lo que recibimos.
Eso, suponiendo claro que la información que presenta la Secretaría de Salud sea confiable. El pasado lunes el Canciller Marcelo Ebrard, el subsecretario Hugo López-Gatell y BIRMEX (empresa mayoritariamente estatal que está manejando la distribución de la vacuna) dieron tres cifras distintas de cuántas dosis esperaban recibir esta semana.
Urgen datos abiertos y absoluta transparencia respecto al proceso de vacunación. Porque además, por un artículo de Peniley Ramirez y Julia Frankel, por otro lado, nos enteramos de las sospechosísimas circunstancias que rodean a Latam Pharma Innovative Ventures; empresa que el gobierno mexicano contrató para conseguir 35 millones de dosis de la vacuna china CanSino.
La empresa no existía al momento del acuerdo. Fue constituida días después, con domicilio en una oficina en Suiza. Tiene cuatro empleados y el presidente de su consejo es un abogado mexicano, multado por simulación, que fue investigado en el escándalo de Panama Papers. Por alguna razón, el contrato de compra se firmó bajo las leyes de Singapur.
Todo esto se agrava cuando recordamos que la vacuna CanSino se autorizó en México de manera exprés y pese a omisiones e irregularidades en la evaluación de la efectividad del fármaco. Para la aprobación, no se analizaron todos los datos de 15 mil voluntarios de los ensayos en distintos estados de México sino pruebas de voluntarios en Paquistán. Según un reporte del mismo gobierno, no hay datos disponibles de la efectividad de la CanSino en casos de enfermedad grave por covid-19, ni cómo funciona su inmunización ante las variantes británica, sudafricana y brasileña de esta enfermedad.
Pero necesitaban la aprobación, para poder firmar y justificar su contrato por 35 millones de dólares con una empresa fantasma, en lo que seguramente es el escándalo de corrupción relacionado con la pandemia más evidente y doloroso del que se tiene registro.
Repito: urgen datos abiertos y absoluta transparencia respecto al proceso de vacunación.
La pandemia oficialmente se ha cobrado hasta ahora 231,505 vidas. Casi cuatro veces el escenario “muy catastrófico” que el subsecretario López-Gatell dibujaba hace poco más de un año. Estimaciones señalan que la cifra podría ser hasta 6 veces ese escenario.
La enfermedad y los contagios acumulan ya tres semanas de incremento sostenido a nivel nacional y un rebrote grave en Tabasco, Quintana Roo, Yucatán, Baja California Sur y la CDMX que ya podría considerarse una tercera ola.
Pero como ya lucraron hasta hartarse política, y económicamente con esta tragedia, mejor darle carpetazo y despedir el asunto con el mariachi tocando “Las Golondrinas” al subsecretario.
Y todavía hay quien lo aplaude…
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