Incendió las redes sociales un video que compartió el presidente el domingo pasado en donde se le veía a él y a otros miembros destacados de su administración en un vagón de tren, camino al sitio donde se construye el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. En el video, el presidente señala que usando el tren suburbano, se podrá llegar desde Buenavista, en la Ciudad de México, al AIFA en 45 minutos.
La razón por la que el video se hizo viral, sin embargo, no es lo que el presidente dice o hace, sino que a mitad del mensaje, las ventanas del tren se quedan blancas, en lugar de mostrar el movimiento natural del paisaje con el tren en movimiento. La situación hizo que muchos internautas y algunos medios de comunicación, acusaran al gobierno de organizar un “montaje”. Y a partir de ahí, en un ejercicio sumamente improductivo para la ciudadanía y el país, simpatizantes de uno y otro bando aprovecharon para darse con todo y acusarse de toda clase de linduras.
A pesar de que llevamos tres años con este modus operandi, al gobierno le sigue funcionando arrojar este tipo de buscapiés y distractores para inflamar la polarización y concentrar la atención en banalidades y no en lo que realmente nos ocupa.
El tren es real y las vías por donde circula existen. Las ventanas en blanco son producto de un ajuste automático de la cámara a la luz exterior. No es, sin embargo, el tren que prometieron para el AIFA. Se trata de otro tren, de servicio ejecutivo/turístico que corre en por la periferia del terreno del aeropuerto. El otro, pensado para entrar hasta el estacionamiento y la “Ciudad Aeroportuaria” aún está en las primeras estapas de construcción y no estará listo para la inauguración del Felipe Ángeles. Pero existirá.
Así que si, hay una evidente intención de confundir haciendo creer que ese tren en particular es el que llegará al Aeropuerto, hay una intención de empujar la narrativa con falsedades, pero inflamando los ánimos de una “oposición” descabezada y desorganizada. De esa forma consiguen el combustible que necesitan para decir cada mañana que son “el gobierno más atacado en décadas” o que “los medios les traen ojeriza”. Son tres años ya de este modus operandi, y el grueso de la población sigue pensando que este tipo de “descuidos” son situaciones accidentales y no buscapiés y distractores intencionales.
Porque, ultimadamente, es irrelevante si fue un montaje o no de un proyecto en construcción. Lo verdaderamente aterrador es el retroceso absoluto que estamos teniendo en todos los métricos que importan. En palabras de Macario Schettino: La inversión está al nivel de 2010; la construcción, de 2005; la construcción no residencial, de 1997. En tres años, hemos perdido el avance equivalente a entre una década y un cuarto de siglo.
El lunes inmediato posterior a la debacle del tren, Hacienda anunció una “Capitalización” a PEMEX por tres mil quinientos millones de dólares, todos dirigidos al pago de la deuda. 73 mil 500 millones de pesos. Eso significa que, al cierre del 2021, la paraestatal habría recibido el equivalente a 1.1 puntos PIB. Las capitalizaciones no mejoran el rendimiento de la empresa, repito, son para sanear deuda. Sin cambios drásticos en la operación y administración de la empresa continuará perdiendo recursos cual barril sin fondo.
¿Alguien habló de ello? ¿Alguien se percató?
Una regla básica de la estrategia en cualquier área es que, quien define el campo, los tiempos y las condiciones de batalla, tiene ya la mitad de la victoria en las manos. ¿Por qué insistimos, mexicanos, en hacer “oposición” bajo los términos que la presente administración dicte? ¿Por qué permitimos que nos lleven al campo de batalla donde el presidente se hace fuerte? ¿Por qué cedemos la iniciativa y esperamos a ver qué dijo y que hizo el inquilino de Palacio Nacional?
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