Para la ciudadanía post-priato, acostumbrada (y aterrada) por el uso discrecional que se hacía de la justicia en aquellos años, la instalación de una fiscalía autónoma fue punto indispensable en la agenda. Una procuración de justicia separada del poder Ejecutivo, ajena a los vaivenes políticos, libre para perseguir las líneas de investigación que fueran necesarias es indispensable para el gobierno de la ley. Recuerdo aún etiquetas como #FiscalíaQueSirva, que enarbolaron instituciones como Fundación Para el Debido Proceso o Mexicanos Contra la Delincuencia. Recuerdo claramente las denuncias al #FiscalCarnal y el firme reclamo ciudadano.
Empero, quiso la mala suerte que fuera el presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador, el que recogiera el dulce fruto de esa lucha de muchos años. Nadie sabe para quién trabaja.
Andrés Manuel designó a Alejandro Gertz Manero para la esencial función y a poco más de tres años de distancia el fruto prometido se convirtió en manzana podrida. El fiscal ha transformado su dependencia en herramienta para su propio beneficio. Muy independiente, sin rendirle cuentas a nadie, ha trazado el rumbo de una Fiscalía que le sirve a él, no a la nación.
Santiago Nieto, Julio Scherer, la Universidad de las Américas en Puebla, caso sobre caso en los que el Fiscal se despacha y empareja alguna vendetta personal se van amontonando en los periódicos. El más sonado, hasta ahora, el Alejandra Cuevas Morán, de 68 años, quien lleva meses en el penal de Santa Martha Acatitla.
Allá por el lejano año de 2015, el Fiscal, entonces rector de la Universidad de las Américas, acusó de homicidio a su ex-cuñada, Laura Morán, por la muerte de su hermano Federico Gertz. En la denuncia aparecían también las hijas, Alejandra y Laura. No le hago muy largo el culebrón: El fiscal se quería agandallar a la viuda y a sus sobrinas.
La denuncia no voló. No había elementos para decir que Federico Gertz había sido asesinado. Pero el pleito duró seis años y oh, sorpresa, Alejandro Gertz Manero se convirtió en Fiscal General de la República. De pronto, a mediados de 2020 la misma Fiscalía de la CDMX, que en dos ocasiones había determinado el no ejercicio de la acción penal, reactivó el caso y procesan a Laura, de 94 años, y a su hija Alejandra. El abogado que había defendido a las dos mujeres renuncia, argumentando amenazas en su contra y de su familia. Comienza el calvario: Con el proceso penal a medias, indagatoria y amparos olvidados la familia denuncia extorsión de parte del Fiscal. Llevan luchando por #LibertadParaAlejandra desde entonces.
La última vuelta de tuerca en este brete es la difusión –el viernes 4 pasado– de cuatro llamadas telefónicas que revelan la intervención del fiscal ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para buscar una resolución en su favor. Resulta que el ministro Alberto Pérez Dayán, “no cumplió con lo acordado” y pretende dejar en libertad a Alejandra Cuevas.
Triste, muy triste es que la institución que debía ser un faro de justicia, haya sido transformada en una horrenda sombra de corrupción que extiende sus tentáculos hasta la Suprema Corte de Justicia.
¿Y el presidente? En teoría el nombramiento vino de él y le debe el puesto ¿No? ¿Tolera o consiente Andrés Manuel el manejo de la Fiscalía? ¿Cómo es que permanece Gertz al frente del órgano independiente, si no hace más que asestarle periodicazos y abrirle frentes, uno tras otro, al gobierno de López?
Aquí es donde la cosa se tuerce, mexicanos. Cualquier otro funcionario público habría entregado su carta de renuncia con mucho menos barullo que el que está levantando el Fiscal General todos los días. Sospecho entonces que, por más que le sea dañino, el presidente no puede deshacerse de Gertz. No porque no quiera, sino porque es incapaz, porque en realidad el que manda es Alejandro Gertz Manero.
El poder del fiscal no debe minimizarse, es irrestricto, transexenal. Evidencia el vacío de poder desde presidencia, por obra de su titular miope e inepto. Evidencia que hay grupos dentro de la administración que están viendo que pueden irse por la libre y jalar para su molino de la manera más descarada posible… y todo esto, cuando todavía faltan tres años de lopezobradorismo manos.
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