Una trabe que sostenía el tramo elevado de la Línea 12 del metro de la Ciudad de México, entre las estaciones Olivos y Tezonco, se venció la noche del 3 de mayo de 2021. El accidente resultante se cobró 26 víctimas mortales y al menos 96 heridos. A un año de distancia, la línea sigue detenida, no se ha imputado responsabilidades y, gracias una vez más al extraordinario trabajo de los reporteros de Mexicanos contra la Corrupción y la impunidad, se ha ido destapando la fétida cloaca de corrupción e inconsistencias en la construcción toda la llamada “Línea Dorada”
El éxito, dice la sabiduría popular, tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano. Este trágico engendro, hijo no reconocido y gestado entre varios, tiene implicaciones penales, así que con más razón le niegan. Pero hay, por lo menos, cinco responsables claros:
- Marcelo Ebrard, quien la mandó construir (y acelerar la construcción hasta vulnerar su integridad estructural para colgarse la medallita);
- Mario Delgado, que como tesorero aprobó las transacciones y contratos y decidió cambiar los trenes ya con la obra avanzada y a pesar de la incompatibilidad con las vías;
- Miguel Mancera, quien recibió la obra con un sinúmero de reportes que documentaban las deficiencias de lo construido y no las resolvió;
- Claudia Sheinbaum, la actual jefa de gobierno, que ni resuelve los fallos y además detiene el protocolo de mantenimiento, supervisión y corrección de la Línea, alinéandose con las medidas “de austeridad”; y
- Carlos Slim, dueño de Grupo CARSO, responsable de la obra que el registro de bitácoras de construcción evidencía llena de omisiones e irregularidades, como la subcontratación de empresas sin las certificaciones requeridas, falta de varillas en cabezales, inconsistencias en fabricación de trabes y pernos faltantes en estructuras.
Curiosamente, ninguna de estas cinco personas está entre los diez funcionarios del Proyecto Metro que la Fiscalía capitalina ha investigado y a los que pretende imputarles los delitos de homicidio, lesiones y daños dolosos. Tampoco es que importe demasiado, la audiencia en donde se les acusaría formalmente ha sido aplazada ya cuatro veces y no se ve “pa’cuando” vaya a ser “la buena”
La posición de los cinco involucrados es relativamente cómoda, pues se pueden cuidar las espaldas unos a otros, protegidos por su padrino, el presidente de la República. Carlos Slim incluso se ofreció a reparar el tramo sin costo para el erario. No se confunda esto con un gesto de generosidad del empresario. Asegurar que ninguna otra constructora se entere o meta mano en la obra y descubra o evidencía las inconsistencias era prioridad número uno para Grupo CARSO y la sugerencia de hacerlo a costa de su bolsillo es una medida que, si no le gana simpatía, por lo menos redirige las antorchas, horquetas y tranchetes.
Mientras tanto los otros cuatro se encogen de hombros, se señalan entre sí y se hacen los occisos. El presidente declaró que sería él quien tomaría la batuta y daría la información en sus mañaneras, como una manera de quitarles el foco y la atención. La intención es que, como tantas otras cosas en este país, el tema se muera sin que pase realmente nada.
Por eso es importante recordarlo, un año después y cuanto haga falta. Que no se nos olvide llamar a cuentas a los responsables, insistir, fastidiar. Y qué mejor que empezar por recordarle al presidente que, según su propia promesa, le quedan 53 días para que vuelva a funcionar, en su totalidad y con total seguridad Línea 12 del Metro y que estemos listos para que, cuando eso no ocurra, podamos reclamarlo con toda la fuerza que seamos capaces.
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