Concluyó la jornada electoral y arrojó los resultados presupuestados. MORENA se hizo con el control de cuatro estados más. A través de los ejecutivos estatales, gobernará ya sobre el 58.6% de la población y el 57.7% del Producto Interno Bruto nacional. El próximo año podría ampliar aún más su influencia, cuando se disputen las gubernaturas de Coahuila y el Estado de México.
Luce como un panorama medio negro y falto de alternativas, pero recuerde que los hemos visto peores. Hace no mucho tiempo, un sólo partido gobernaba las 32 entidades federativas, la presidencia y las cámaras. Eventualmente los sacamos, construyendo alternativas desde lo local y trabajando entre vecinos. Sabemos hacerlo, podemos volverlo a hacer; pero para eso necesitamos una ciudadanía consciente y activa, dispuesta a sacar lecciones de ejercicios como el del pasado domingo
Así que ¿Qué aprendimos, mexicanos?
Lo primero es que nuestras instituciones electorales están sanas y funcionan bien, su labor y metodología es confiable. En cada uno de los estados, los resultados del Conteo Rápido (el ejercicio estadístico) y el Programa de Resultados Electorales Preliminares (el cómputo de las actas) coincidió con precisión. No hubo “caída del sistema”, no hubo truco, no hubo numerito mágico. Hubo gente preparada, seria y con mucho amor por México y orgullo en su trabajo, tanto empleados en las oficinas del INE como voluntarios ciudadanos. Bien por el INE, bien por las OPLEs.
En segundo lugar, y para nuestra tranquilidad, confirmamos que el enemigo a vencer sigue siendo el mismo. El PRI podrá haberse reconfigurado, cambiado el logotipo tricolor por el guinda de Morena, pero sigue vigente y gozando de cabal salud. Quien piense otra cosa se engaña. Basta echar un ojo a los candidatos morenistas vencedores (todos procedentes del PRI y apoyados por su estructura), basta echar un vistazo al culto al presidencialismo promovido por todo el partido (“Es una victoria del lopezobradorismo”, sentenciaba Mario Delgado, presidente del partido), basta escuchar los discursos ramplones del nacionalismo revolucionario y las grandes empresas del estado.
Digo “para nuestra tranquilidad” porque significa que las estrategias que funcionaron entonces para sacarlos del poder funcionarán ahora. Nomás hay que ponerlas en marcha.
Lo que nos lleva a una tercera lección: La oposición es de papel; una veleta al viento, acomodaticia y volátil, que seguirá nadando de muertito mientras nadie le ejerza presión. Cantar que “hay tiro” cuando te barrieron en cuatro de los seis rounds disputados y te apuraron en los otros dos, es pensamiento mágico. Creer, después de cuatro años de encajar derrotas, que limitarse a evidenciar la destrucción morenista es suficiente para ganar una elección, es patético. Votar pues para “sacar a Morena” no funciona, ni siquiera con el “Voto Útil”. (Y en ese sentido reclamarle a Movimiento Ciudadano que no se una a la Alianza Opositora es ocioso. Ningún resultado habría cambiado, así se sumaran íntegros los votos de MC con los de la Alianza, cosa que de ninguna forma está asegurada).
Insisto, toca construir, toca trabajar en una propuesta que vaya más allá de “No somos X” o “No somos Y” y toca presionar para que tengamos esas definiciones ¿Qué sí queremos? ¿Qué sí impulsamos?
Aprovecho para dar un ejemplo y de paso, comentar la cuarta y última lección: Los programas sociales, por supuesto, impulsaron el voto por Morena. Los candidatos del oficialismo en Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca lograron un apoyo de casi el 70% por ciento de la intención de voto entre personas de 50 años o más y entre quienes reciben algún programa social. ¿Quieren saber qué podríamos exigir casi sin esfuerzo? Cuentas y reglas de operación claras en los programas sociales; transparencia. No hay una razón real por la que ningún político pudiera negarse, no enfrentaría rechazo de parte de la opinión pública porque no se está eliminando el beneficio, sino robusteciéndolo y con las reglas establecidas, se limitaría el uso clientelar y electoral, las fugas de dinero e innumerables esquemas de corrupción asociados con ellas. Y sí, le pegaría a Morena, porque la amenaza de “te van a quitar tu beneficio” perdería peso.
No lo sé, pensémoslo, aprendamos y pongámonos a trabajar, mexicanos. 2024 está a la vuelta de la esquina.
Y por supuesto, promover la participación de todos. Que no gane el abstencionismo
ResponderBorrar