miércoles, 7 de junio de 2023

¡Urge diferenciación!

 


¡Cantada vale doble! 

Como lo advertí hace una semana, el abstencionismo fue el gran protagonista durante la jornada del domingo. Con apenas el 50% de participación ciudadana, la apatía entre el electorado es palpable. ¿Por qué y cómo lo corregimos de aquí a un año?


Dice Macario Schettino en su columna de hoy que la participación depende de dos factores: que lo que se decide sea relevante para los votantes y que se perciba competencia. Nos faltan ambas cosas. Todo parte, creo yo, de la oposición o mejor dicho de la ausencia de la misma.


En la política mexicana permea desde hace años un tufo a “todos son iguales”. Me atrevo a decir que ese tufo es parte de lo que le dió a Morena el triunfo, porque recuerdo a varios optimistas inconscientes darle el voto a Andrés Manuel por la sencilla razón de que “Ya le tocaba” o por mero hartazgo. El presidente supo aprovechar el tufo cuando éste todavía no se le impregnaba a través de una estrategia de drástica diferenciación que mantiene hasta nuestros días: “No somos iguales”.


Pero ni Acción Nacional, ni Revolucionario Institucional, parecen conscientes de que siguen cargando con el lastre de sus gobiernos y sus figuras, con la imagen que les costó sus derrotas. Y por supuesto durante todo el sexenio no han hecho nada más que señalar con el dedo lo que el presidente y su partido dice o hace, quedando como tristes patiños y no como verdaderas alternativas. En ese contexto, tiene mucho sentido que al grueso de la población le de igual si gobierna uno u otro. La baja diferenciación entre perfiles, no permite que el desgobierno presente dé paso a un voto de castigo: todo topa en abstencionismo.


Urge un discurso propio de diferenciación, de propuestas originales, urge una renovación y un cambio de aires. A la mejor ya no da tiempo para encontrar el perfil nuevo y carismático, eficiente, con historial de trabajo local positivo para la carrera presidencial. Pero al menos hay chance de darle una renovada al partido y a su imagen, de volverlo a acercar a la gente en lugar de mantenerlo como el juguete de la cúpula que lo maneja. Sobre todo, hay manera de impulsar candidatos locales, sangre nueva que podamos probar y que tenga oportunidad de convencer.

A la gente le importa quién y cómo lo gobiernan, pero no va a asistir a las urnas si siente que, en lugar de dejar de ser perro con el poder de su voto, solamente está cambiando de manos la correa.


La percepción de competencia llegará con el tiempo. El PAN se alimentó creció mucho a través de victorias locales primero. Su primer gran éxito fue arrebatar el poder Legislativo a la dictadura priista. Puede volver a ocurrir. Pero no con esta estrategia y no con esta dirigencia, ni los mismos cartuchos quemados que sólo quieren seguir viviendo del erario.


Ahí está, creo, el campo de acción. Porque los dirigentes nacionales de PRI, PAN y PRD parecen estar absolutamente faltos de autocrítica luego del descalabro en EdoMex y deben ser los primeros en irse. Luego, hay que construir en lo local una opción que verdaderamente despierte el interés del electorado y le haga sombra al partido en el poder en nuestro municipio y estado.


No importa quién sea presidente mientras esté acotado y tenga que negociar con todos, gobernadores, municipios y diputados.




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