Escribo estas líneas apenas terminado el tercer y último debate presidencial. Me arrepiento de verlo. ¡Qué bodrio de candidatos, los cuatro!
Si hoy votase según lo que me indica el estómago, anulaba mi voto o ni siquiera me presentaba en la casilla. Sin embargo, como mencionaba la semana pasada, hay que luchar contra ese impulso, votar con la cabeza y tratar de encontrar entre el pútrido buffet que se nos ofrece, algo medianamente comestible.
Mencionaba en la entrada anterior que había que partir de la visión que uno tiene para el país, del ejercicio imaginario de qué y cómo podrían funcionar las políticas públicas que nos lleven al país que queremos.
En mi caso, me identifico como libertario. No me extenderé demasiado cuando hay una magnífica Declaración de Principios en la página del Movimiento Libertario de México, pero básicamente, defiendo la libertad y la responsabilidad individual por encima de cualquier otro valor o derecho. Priorizo el derecho a la propiedad privada, a la autodeterminación y a la igualdad ante la ley, abogo por el libre intercambio de bienes e ideas y la colaboración voluntaria. Y considero que cualquier otro derecho, cualquier otro "bien común" que precise vulnerar los derechos de otro (así se trate de un solo individuo) es inadmisible.
Según la visión libertaria, el ideal es una economía de libre mercado a través de intercambios voluntarios con una participación inexistente o mínima de parte del gobierno. Los impuestos en particular, son una violación directa al derecho a la propiedad privada pues arrebatan a una persona lo que con su trabajo ha conseguido
Con este trasfondo es evidente que ninguno de los candidatos me representa de manera ideal, ni mucho menos. Pero definitivamente habrá alguno con el que tenga más puntos en común que con los demás. Cuando yo lo encuentre y le entregue mi voto, no será desde la postura del que se abraza a "su gallo" y siente que ha encontrado en él la panacea personificada a todos los problemas del país. Será más bien un acuerdo tácito. "No confío en ti, pero tienes algunas ideas que podría valer la pena poner en práctica. Te estaré vigilando"
Entonces ¿Quién es este avatar que mejor representa mis intereses y mis ideas?
No es López Obrador, evidentemente. Su "austeridad republicana", si la consigue, estará toda enfocada a engrosar y fortalecer al aparato gubernamental y a incrementar su participación en la vida diaria de la nación. Subsidios a los productores del campo, créditos de palabra a los pescadores, precios de garantía a los productos agrícolas, la manía de producir en México todo lo que consumimos, congelar el precio de las gasolinas; todas esas son propuestas que contravienen directamente mi predilección por los intercambios voluntarios de libre mercado y que suponen un fuerte gasto. Y lo siento, ni siquiera su propia gente cree que pueda hacerlo todo sin "una reforma fiscal de gran envergadura a mitad del sexenio" lo que implicaría un incremento de impuestos al que tajantemente me opongo.
Otra parte de su plataforma tiene mucho que ver con el tema educativo. Ahí tampoco encuentro nada que valga la pena. Becar a jóvenes rechazados de las universidades, eliminar los exámenes de admisión, llamarle "cuento" al concepto de "excelencia educativa" y la cancelación de la Reforma en la materia (empoderando con ello al Sindicato y a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, agrupaciones que se han cansado de aplastar derechos individuales para defender sus privilegios colectivos) acabará por impactar directa y profundamente en el tipo de fuerza laboral que tendremos en el futuro. Con gente poco preparada (a pesar de que todos puedan tener su título de licenciatura) es menos probable que se instalen en México empresas de alta tecnología, que ofrezcan empleos especializados y muy bien pagados.
Pero es sobre todo su actitud, la que de plano no comparto. Andrés Manuel construye y ofrece un proyecto que parte y termina en él; particularmente, en él en el poder. Centralizando poderes y destruyendo contrapesos institucionales (¿Una guardia nacional que unifique ejército, marina y policía?) y que funcionará (si es que funciona) solamente porque está él. (¿Qué pasa una vez que acabe de "limpiar las escaleras" de corrupción y se apague su liderazgo?)
Está también José Antonio Meade, que es un caso muy particular. Para que una persona haya estado al frente de cinco secretarías de estado bajo los gobiernos de dos partidos diferentes, es porque es una persona brillante y muy capaz... o porque tiene la capacidad dejar pasar algunas cosas sin hacer preguntas incómodas. La Estafa Maestra, Odebrecht... ¿Pretende hacernos creer que nunca notó nada estando en posiciones clave? Por otro lado, esa misma preparación y experiencia que son su mejor arma, representan el más grave talón de Aquiles de todas sus propuestas. ¿Por qué no las hizo cuando estuvo al frente de las dependencias correspondientes?
En cuanto a su propuesta, vuelve a ser el fortalecimiento del estado como eje central. Fiscalías generales estatales, una Agencia de Investigación Especializada, cuadruplicar la capacidad de investigación del Estado... todo ello involucra ampliar la burocracia y dilapidación de recursos con resultados inciertos. Su programa Avanzar Contigo es el epítome de un estado paternalista y el discurso con el que Meade lo presentó me parece trágico:
"Se trata de alinear los instrumentos de gobierno en este país desigual para poder acceder a los derechos... pasar de un país de derecho a un país de acceso de derechos". - José Antonio Meade
¿Perdón? ¿Acceso a qué derechos? ¿Y pretende hacer un seguimiento individual? ¿De más de 120 millones de mexicanos? Muy desafortunada también su elección de palabras. ¿Acaso no es deseable un país de derecho, de respeto a la ley?
Finalmente está Ricardo Anaya. A su favor tiene su juventud y el hecho de que es uno de los candidatos que mejor entiende las tendencias mundiales. Aún así su proyecto de nación no acaba de convencerme. En temas económicos: La creación de un Ingreso Básico Universal también tiene toda la marca de ser una medida asistencialista, pero si, como se ha dicho, se aplica en sustitución de todo el resto de los programas, no lo veo tan grave. Que se exente de ISR a quienes ganas menos de $10,000, me parece una idea maravillosa y el apoyo a emprendedores, aunque creo que debería limitarse a simplificar los trámites y requisitos para instalar y operar un negocio, me habla de que Anaya al menos entiende que es la iniciativa privada la que realmente mueve al país. Me desagrada, honestamente, que pretenda incrementar el salario mínimo, en lugar de quitar lastres como el 2% sobre nómina y otros impuestos que encarecen el trabajo y afectan al trabajador. Pretende incrementar la inversión pública al 5% del PIB (incrementar la participación del estado) pero también trabajar para traer inversión privada (25% del PIB). La puntada del último debate (celulares para todos) es absolutamente absurda, porque si bien comparto la idea de que el acceso a la tecnología puede ser motor de desarrollo, también se que hay comunidades en muchas partes del país que no tienen ni agua potable ni energía eléctrica.
En tema de derechos civiles, sin embargo, ha sido el único que abiertamente ha dicho que respetará lo que la Suprema Corte ya ha juzgado y tiene una visión muy progresiva que va de acuerdo con la filosofía libertaria laissez faire, laissez passer.
Por eliminación pues, y aunque no me termine de convencer ni sea del todo fan, he de votar por Anaya y como ciudadano tendré que avocarme a cuidar mi voto, a exigirle a Anaya que respete y cumpla con las promesas por las cuales lo elegí.
Es absolutamente trágico, sin embargo que estemos en un clima político en el que, para ganar las elecciones, las opciones insisten en parecerse entre sí, en lugar de diferenciarse. Absolutamente todas tienen una vena populista, unas más expuesta que otras. Seguir así, que nos sigan dando la misma píldora disfrazada de emociones para que sigamos votando con el estómago en lugar de con la cabeza... ese es el verdadero peligro para México.
Addendum:
Ah, si, también está Jaime Rodriguez Calderón "El Bronco" Ciertamente es quien tiene la agenda más libertaria: propone disminuir el IVA y el ISR, eliminar el salario mínimo, una segunda vuelta electoral (que hace muchísima falta), eliminar el financiamiento público de los partidos y el asistencialismo. Me pasa con él algo parecido a lo que me pasó con Cuadri la vez pasada. Pero me resulta imposible ignorar el hecho de que se trata de una persona que ha violado la ley para estar en la boleta, que se jacta de ello y que además tiene una muy mala política en temas de libertades civiles
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