miércoles, 19 de junio de 2019

Censura vs. Debate

Hasta finales de la semana pasada, yo no tenía idea de quiénes eran Agustín Laje y Nicolás Márquez. Sin miedo a equivocarme podría decir que el 90% de los mexicanos estaba en idéntica situación. Esto, repito, era verdad hasta finales de la semana pasada, antes de que estallara la bomba mediática que fue la cancelación de su charla: “El Peligro de los falsos derechos. Deconstruyendo el feminismo radical, la ideología de género y el aborto” que tenían programada para el día 13 de junio en las instalaciones de la Universidad La Salle, en un pequeño espacio para no más de 50 personas.

Agustín Laje y Nicolás Márquez son politólogos argentinos, invitados al país por el Consejo Mexicano de la Familia y autores de “El Libro Negro de la Nueva Izquierda”. Llegaron al país para dar una gira de conferencias en diferentes ciudades de la República y habrían pasado grandemente inadvertidos de no ser por la atención que el mismo bloque LGBTTTI+ les prestó.


Desde antes de su llegada, el colectivo exigió al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a la Secretaría de Gobernación, a la de Relaciones Exteriores, al Instituto Nacional de Migración y a la Conapred que prohibieran la entrada de los conferencistas al país. El argumento es que “representan un peligro para la seguridad nacional y la seguridad pública de los mexicanos”. Aunque siendo francos, desde que uno ve que levantan la denuncia frente a tres o cuatro autoridades al mismo tiempo, que no tienen idea de lo que están exigiendo y la jugada es más bien ver si es “chicle y pega”. 

Al mismo tiempo, agrupaciones locales hacían cabildeo para quitarles los espacios, con fatales resultados. Aunque consiguieron que la Universidad La Salle cerrara sus puertas, terminaron dando la conferencia en en la sede de la Arquidiócesis de México, con un auditorio de 350 personas. Aquí en Guadalajara, para su presentación de ayer martes en PALCCO, se reportó agotado el boletaje.

Celebro que ambos politólogos hayan querido permanecer en el país y concluir su gira a pesar de las presiones. Celebro que hayan venido a debatir con ideas sobre la igualdad sustantiva, los derechos sexuales y cómo se manipula a la sociedad a través de la narrativa (algo que sucede no solo en el caso de la ideología de género). 
Me parece lamentable que el colectivo LGBTTTI+ no pueda responder con ese mismo nivel. Un debate no se gana silenciando a la oposición, sino presentando argumentos más sólidos. Francamente, acusar a los conferencistas de “incitaciones al odio y volación de los derechos humanos” me parece hasta hipócrita. ¿Dónde quedó su derecho a la libre expresión? ¿Tanto miedo tenían a lo que este par de argentinos pudiera decir?

En el pecado han llevado la penitencia. No sólo consiguieron enterar a más personas del ciclo de conferencias, sino que al intentar censurar a los conferencistas, les han dado la razón: El sector que clama tolerancia y respeto, es el primero en negarse a ofrecerlo. Y además, han dado la impresión de que no tienen argumentos contra ellos, porque en lugar de debatirles, han preferido censurarles.
¿Qué se ganaba con esa estrategia pues?

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