miércoles, 30 de septiembre de 2020
Fideicomisos - Sacrificio Preocupante
miércoles, 23 de septiembre de 2020
MORENA, guerra intestina.
Desde su concepción en octubre de 2011, el movimiento fue diseñado como una herramienta para aglutinar apoyos de las más variadas fuentes, y darle a todas ellas una cobija de legitimidad con la etiqueta de “movimiento ciudadano”. Bajo esa cobija, Andrés Manuel metía lo mismo al ala conservadora más dura del PES y a Manuel Espino, que al ala castrochavista de Yeidckol Polevnsky y Epigmenio Ibarra, como a lo más podrido del viejo priismo de Ricardo Monreal, Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Barlett. No había nada que coaligara a esa caterva de impresentables salvo la figura de Andrés, su potencial victoria electoral y el rédito político que se pudiera sacar de la misma.
Avanzamos tan sólo dos años después de la victoria de 2018 y todas estas distintas facciones (y algunas nuevas) se disputan ahora la presidencia del partido y con ella, una enorme influencia en la elección de los candidatos a las próximas elecciones en 2021 (en las que se elegirán 15 gobernadores, 500 diputados, 30 congresos locales y casi 2.000 ayuntamientos) y una posición de ventaja para acomodar piezas de cara a 2024.
105 nombres se inscribieron para la elección de la nueva cúpula del partido, que el INE prontamente pidió reducir a seis para mantener algún atisbo de racionalidad. La lucha por estar en ese listado final es tan dura que algunos aspirantes se valen de cualquier método, incluso acusar de disparidad de género en el número de candidatos y candidatas.
La batalla fraticida revela la inexistencia de ese fondo, de ese ideal que dicen enarbolar como “La cuarta transformación” y que los “ideales de MORENA”, pasan a segundo plano frente a sus proyectos políticos de las tribus originales y su hambre de poder. El hecho de que el presidente no esté haciendo nada para preservarla (la 4T) por encima de disidencias políticas internas, es también clara evidencia de que él mismo no tiene claro qué significa la muletilla, más allá de conseguirle la presidencia. Lo que pase a posteriori más bien le da igual.
¿Qué sigue para el partido? Pues tras varias impugnaciones ante las autoridades electorales, se ha definido un proceso de selección por encuestas, que se llevará a cabo entre el 26 de septiembre y el 2 de octubre, tratado de reducir ese ridículo número de aspirantes a algo más manejable. ¿A partir de ahí? Cada uno por su cuenta y que sea lo que Dios quiera, porque eso de pedir un proyecto político serio es mucho para un partido que no es tal, sino una aglutinación de intereses y ambiciones.
¿Y a nosotros los ciudadanos? Pues más nos vale atender lo que está pasando y anotar bien nombres y apellidos de todas las aves de carroña que se disputan el partido. Al mismo es bien importante aprovechar las luchas intestinas para señalarle a Juanito Pueblo que Morena no es “distinto” ni una “transformación de la vida política del país” (como podría serlo, ¡si son los mismos pero de otro color!) Si conseguimos hacer que ese mensaje llegue al electorado antes del 2021, quizá podríamos ahorrarnos otra victoria para el populismo simplón.
miércoles, 16 de septiembre de 2020
Una rifa irrelevante
La lógica interna detrás de la decisión de la rifa del avión debería pasar a la historia y ser escrutinizada con detalle por generaciones venideras para evitar que un despropósito así y las condiciones que le dieron vida, puedan jamás repetirse.
El objetivo original del gobierno, según se planteo, era deshacerse de un avión caro de adquirir y mantener. Ante la incapacidad (o ineptitud) para lisa y llanamente venderlo (aunque el mismo presidente haya dicho varias veces que tiene ofertas sobre la mesa e incluso un adelanto para su compra, estas nomas no se materializan) el tartufo que despacha en Palacio Nacional sugirió entonces rifarlo. Semejante despropósito pronto acarreo obvios cuestionamientos: Y si te lo ganas ¿qué? No es como que el mexicano promedio tenga un hangar de por lo menos sesenta metros de largo junto a su jacalito para meter el aeroplano, y tampoco es común que pueda permitirse sus costos de mantenimiento.
Tras semejante encontronazo con la realidad, el presidente reculó. Que siempre no se rifaba el avión per se, si no el valor del mismo en efectivo. Ninguno de los iluminados miembros de este H. gobierno advirtió que entonces la rifa no resolvía el problema originalmente propuesto: El avión permanecería en los hangares gubernamentales y seguiría recibiendo mantenimiento a costa del erario. Este era el momento en el que debieron haberse detenido a reflexionar, pero en lugar de eso decidieron seguir adelante con el entusiasmo propio de quien voluntariamente decide ignorar lo evidente.
Dándose de palmadas en la espalda por la brillante idea, ofertaron seis millones de cachitos a $500 pesos cada uno. Avanzamos un poco en la trama hasta el día de antier, en que el presidente salió a decir con orgullo que “llegamos a la meta” y se vendieron el 70% de los boletos ofertados. ¿Será? La cifra es engañosísima.
Tres millones de cachitos fueron acomodados en una cena de gala que ofreció el presidente a casi un centenar de empresarios en Palacio Nacional, en una reedición moderna y mal hecha del tradicional “pase de charola” priista. El mismo gobierno tuvo luego que desembolsar 500 millones de pesos en otro millón de cachitos, quesque para ser distribuidos en los casi mil hospitales Covid que hay en el país. (Aquí tengo que preguntarle, si usted fuera el director de alguno de estos hospitales ¿Qué preferiría? ¿Una oportunidad entre seis mil de llevarse 20 millones de pesos? ¿O que se repartieran los quinientos millones de pesos de manera estratégica según las necesidades reales de los nosocomios?)
Entonces, tres millones de cachitos vendidos a empresarios, otro millón adquirido por el gobierno. Eso significa que, con números alegres, de los 4,700,000 cachitos vendidos (redondeando) sólo 700,000 fueron adquiridos por mexicanos de a pie como usted y yo. Es un error de cálculo de casi un orden de magnitud, de ese tamaño la incompetencia.
¿Y mientras tanto? Nada, el avión sigue estacionado en el hangar, los hospitales siguen faltos de recursos, el COVID sigue rampante, la inseguridad sigue desbordada. Aquí no ha cambiado nada y la mentada rifa duele por su irrelevancia.
En el mejor de los casos, se trató de un intento más de distracción en este circo de tres pistas que dirigen (es un decir) desde Palacio Nacional. En el peor, un juego macabro de “¿Dónde quedó la bolita?” con una lana que en lugar de aplicarse con visión de estado en intentar resolver los múltiples problemas del país, se embolsó alguien en algún lado del complejo y tortuoso proceso
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Tirarle al árbitro.
miércoles, 2 de septiembre de 2020
Informe sin sorpresas... y sin avances.
Addendum:
“Invité al fiscal y al presidente de la Corte pero no pudieron asistir. Tuvieron la arrogancia de sentirse libres”
¡“Tuvieron la arrogancia”, dice!
¡El lenguaje, ese gran delator!