miércoles, 29 de julio de 2020

Cajas Chinas

El 27 de enero de 2014, Andrés Manuel López Obrador tuiteaba desde su cuenta oficial:
“Mientras entretienen con otras cosas, sigue el estancamiento económico, la falta de empleo y todo lo que debería importarles”
Me parece, aunque usted no lo crea, una frase atinadísima. 

A estas alturas, ya estamos todos familiarizados con la expresión “echar a andar la caja china”. Cuando hay un tema incómodo para la figura de autoridad, esta procura generar ruido hueco con algún otro tema, uno en el que se sienta más cómodo o desde el cual pueda centrar la atención en algo o en alguien más, ajeno a él y a su gobierno. Es una herramienta de manipulación que les permite impulsar y marcar agenda. El único propósito de las mañaneras del presidente, por ejemplo, es precisamente ese: dictar y controlar el tema de conversación a donde él quiere y le parece cómodo.

Sin embargo, si queremos se Ciudadanos (con mayúsculas) participativos y no sólo cruzaboletas útiles, es imperativo que tengamos la capacidad de concentrarnos en los temas que a NOSOTROS nos interesan; en NUESTRA agenda.

El AMLO de 2014 tendría mucho que decir del AMLO presidente de mediados de 2020. El fracaso es tan estrepitoso en tantos frentes, que la presente administración ha echado mano no sólo de una, sino de dos cajas chinas: la rifa del avión presidencial, y las declaraciones de Emilio Lozoya. La primera no deja de ser una ocurrencia irrelevante comparada con la totalidad del presupuesto federal. Y la captura del segundo está muy bien, pero todo lo que se ha dicho y lo que ha supuestamente “declarado” es puro humo, porque apenas ayer presentaron al susodicho ante la autoridad competente y rápidamente se declaró inocente.

¿Sabe de qué otros temas quizá sería más importante hablar?

De los poco menos de 45 mil mexicanos muertos que ha dejado la pandemia del COVID-19, de los cuales la mayoría han muerto sin pisar un área de terapia intensiva, porque la estrategia del gobierno es presumir que no se han saturado los servicios de salud, no salvaguardar la vida de los mexicanos y detener los contagios.

Del fracaso estrepitoso de la estrategia de “Abrazos, no Balazos” y cómo, a pesar de la pandemia, el primer semestre de 2020 rompió todos los records de violencia en este país, con 17 mil 982 asesinatos. La cifra se duplicó respecto a la del mismo periodo de 2015.

Del pronóstico funesto de una caída en la economía de más de dos dígitos para este año y de la marea roja de indicadores que anticipan una de las crisis más graves desde principios del siglo XX y frente a la cual no hay una estrategia, ni medidas paliativas. “Vamos a crear dos millones de empleos” dijo el presidente en Abril. Tan sólo entre marzo y junio se perdieron 1 millón 113,000 trabajos.

Hablemos del fracaso del buque insignia de la presente administración, PEMEX. El día de ayer presentó resultados (Justo a la misma hora en que Lozoya rendía declaración. Recuerde, caja china) Las pérdidas son astronómicas. 44 mil millones de pesos tan sólo en el segundo trimestre. Sumando las pérdidas en los seis trimestres de administración obradorista, PEMEX ha dilapidado el equivalente a: 408 aviones presidenciales, o 20,666 veces las acusaciones que imputó Lozoya a algunos miembros de la LXII legislatura, o 12,400 Casas Blancas, o 10.3 millones de años de “ahorros” por el ajuste salarial del presidente.

De la situación de emergencia que se vive en el norte del país, por las secuelas del huracán Hanna, que dejó tres muertos, cuatro desaparecidos y graves inundaciones en los Estados de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León

En fin, la lista sigue. ¿De qué quiere hablar usted? ¿Qué le parece importante? ¿A qué le gustaría que el gobierno prestara atención? Decídalo, construya su agenda e impúlsela. Es la bendición y la maldición de vivir en democracia. Tenemos el privilegio de que se escuche la voz de todos, no deje que ahoguen la suya con cajas chinas.


miércoles, 22 de julio de 2020

¿Seguiremos dispensando abrazos?

A pesar de los múltiples y risibles intentos de la presente administración por minimizarlos, los dos vídeos que circularon en redes este fin de semana son graves focos rojos para el Estado mexicano y la gobernabilidad del país.
En el primero de los videos se muestra a un grupo paramilitar, con distintivos uniformes y fuertemente pertrechado, que se autodenomina “El Grupo Élite” del Cartel Jalisco Nueva Generación. Los ¿soldados?, disparan al aire y sueltan consignas a favor de Rubén Oseguera Cervantes, alias el Mencho; líder de la organización criminal. 
El segundo vídeo lleva nombre y apellido en la línea del destinatario. Se trata de una suerte de advertencia o amenaza a José Antonio Yépez “El Marro”, cabecilla del Cartel Santa Rosa de Lima, con quien el CJNG sostiene una lucha encarnizada por el control del territorio de Guanajuato e Hidalgo.


Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, articuló una respuesta rápida (y ridícula) durante ese mismo fin de semana. Primero aseguró que el despliegue se trataba de un montaje (teoría que fue desmentida durante la mañanera del lunes por el secretario de la Defensa Nacional [SEDENA], Luis Cresencio Sandoval) Después apuntó que no existía “grupo criminal alguno” con la capacidad para desafiar exitosamente a las fuerzas federales de seguridad”.

Alfonso Durazo no ha entendido nada. La mera existencia de un grupo criminal de estas características supone un desafío exitoso a la Federación. Porque es evidencia de que en este país se puede violar la ley y aún así desfilar a plena luz del día y claramente identificados sin que les pongan un dedo encima. Es evidencia contundente de que los “abrazos, no balazos” les hacen a estos gamberros “lo que el viento a Juárez” y de que el Estado Mexicano está aceptando, de facto, no ejercer el monopolio de la fuerza en este país y dejar a estados y municipios a merced de estos delincuentes.

Porque esa es la piedra angular del segundo argumento. ¿Tiene la capacidad este grupúsculo de malandros de enfrentarse al tú por tú con el Ejército? Por supuesto que no; pero no lo necesita y no es suicida para hacerlo. La presa no es el ejército, son las corporaciones policiales locales, que, aunque no les guste admitirlo, si no están cooptadas por la corrupción, están atenazadas por el miedo y sobrepasadas en medios para defenderse.

Al poder no le gustan los vacíos. Cuando son varias las fuerzas en pugna por espacio e influencia, la tensión entre las mismas es lo que sostiene el sistema en equilibrio. Nadie avanza porque nadie cede y si alguien gana terreno es (normalmente) a costa de mucho esfuerzo.
El Gobierno de López, lejos de pelear palmo a palmo por la seguridad de sus ciudadanos, ha decidido empequeñecerse; dejar vacíos que los grupos delincuenciales están ocupando. En el proceso, dejan descobijadas a fuerzas del orden locales, que no tardarán en entender que quizá les convenga más doblegarse al cartel en turno por salvar la vida, que enfrentarles heroicamente, pero sin posibilidad de victoria.
Desde Palacio Nacional todo esto, en la más absoluta indolencia y disfrazándolo de “respeto a los derechos humanos” o “humanismo”. En otras épocas le llamábamos franca cobardía, cuando no descarado abandono del deber. ¿Seguiremos dispensando abrazos?


miércoles, 15 de julio de 2020

Vivienda

La semana pasada un par de diputadas morenistas, Martha Ávila y Valentina Batres, presentaron una iniiativa de reforma al Código Civil de la Ciudad de México para ajustar la legislación en materia de propiedades, inquilinos y arrendadores. El resultado es un panfleto peligroso, lleno de buenas intenciones y anclado en una problemática real, pero con una solución de pésima manufactura que extiende excesivamente el poder del Estado sobre una relación libre entre dos particulares.

Me explico: La Ciudad de México tiene un problema de vivienda en estos tiempos de COVID. En la capital, los bienes raíces tienen un premium. La demanda por espacios es alta, por lo que invertir en un departamento o una casa que luego se pueda rentar no es una mala idea. De cada cuatro espacios de vivienda es arrendado y las condiciones para contratarlos a veces son leoninas, con la necesidad de numerosos avales o cuantiosos depósitos. La demanda por espacio es alta.
Desde Marzo, se calcula que tres de cada diez personas han perdido su empleo por el parón económico que trajo consigo el COVID. Esto significa gente que no puede continuar pagando sus rentas y enfrentando sus compromisos. Así que, so pretexto de que “todo ciudadano mexicano tiene derecho a una vivienda digna”, se presentó una reforma que “flexibiliza” flexibiliza la posesión de la propiedad a los inquilinos y pone candados a los caseros. 

Plantean, por ejemplo, que si no hay contrato escrito de por medio en el arrendamiento de una vivienda, no se podrá hacer un desalojo aunque el inquilino haya incumplido el pago de la renta; que no se le exija al arrendatario más de un mes de anticipo para la renta del inmueble, así como que no se le solicite fianza o algún tipo de propiedad inmueble como garantía. Pero eso sí, el contrato debe firmarse por un mínimo de tres años. Apunta también que en el caso de desocupaciones ordenadas por un juez, deberá notificarse al inquilino con una anticipación de dos meses y que el propietario del domicilio pierde el derecho al depósito en caso de una terminación anticipada del contrato por parte del ocupante. 


El derecho humano a la vivienda está consagrado en la Constitución, y es innegable que debe atenderse ese reto. Sin embargo, no le corresponde a los particulares su cumplimiento o la procuración de semejante derecho, así como no esperamos que el médico particular deje de cobrar en beneficio del “derecho humano a la salud”. Para eso hay un sistema de salud pagado por el Estado.

En el caso de la vivienda ocurre exactamente igual. La estrategia gubernamental debería estar destinada a incentivar la oferta de manera que haya competencia y opciones accesibles en venta o renta. El Estado tiene a su disposición herramientas como la planeación urbana y permisos de uso de suelo, así como acceso a otros sistemas periféricos, como el transporte público eficiente, que permitan la expansión para que el espacio no se vuelva un commodity. En resumen, lo que se necesita es un Plan de Vivienda Integral que facilite que todos puedan encontrar un espacio, y que la renta de vivienda y la construcción como industria prosperen. 

En cambio, lo que están proponiendo es un feo parche que sólo le hará más difícil a muchas familias encontrar dónde vivir

miércoles, 8 de julio de 2020

Contrastes

Hay dos López. El primero es el mordaz, el golpeador, el oportunista el “todas-puedo” que vimos en campaña eterna durante más de doce años y a lo largo de tres procesos democráticos. El segundo es el timorato, tímido y agachón que finalmente se instaló en la silla presidencial y de inmediato se le hizo bolas el engrudo en todos los frentes.

Hay quien dice que López era un magnífico opositor, pero está resultando un mediocre gobernante. No es así. Ni como opositor la hacía. El presidente nunca fue más que un triste perro de azotea, escandaloso y bravucón desde las alturas y detrás de la barrera, pero que a la mínima respuesta pone el rabo entre las piernas y escapa de los cuestionamientos y la confrontación de ideas. 

No necesitamos ir muy lejos para encontrar ejemplos, los eventos de esta misma semana nos ofrecen uno magnífico: Su relación con Donald Trump.
Durante la campaña, el López ladrador era categórico. Trump era una afrenta a la dignidad nacional, su política era discriminatoria y racista; la propuesta del muro, una agresión. Andrés publicó incluso un libro al respecto “Oye Trump” en donde lo acusaba de atentar contra los Derechos Humanos por su postura anti-inmigrantes. “Incitar al odio contra los migrantes es una forma de atentar contra la humanidad, porque nos hicimos humanos caminando” escribía entonces. De la respuesta del entonces presidente Peña señalaba: “carente de toda autoridad moral y política, o bien, debido al chantaje que habrían podido ejercer sobre él diversas dependencias de Washington, ha permitido la insolencia y el ultraje del mandatario de Estados Unidos en contra de nuestros connacionales.”


¡Cómo han cambiado las cosas! Desde su toma de posesión, la relación de López con Trump ha sido más bien de absoluto sometimiento. Desde las negociaciones del T-MEC, en las que aceptaron la presencia de inspectores norteamericanos para vigilar el cumplimiento de la reforma laboral, hasta esta ultima invitación a una visita de estado en la que México tiene poco que ganar y que Canadá de plano dejó pasar de largo.
El pretexto para la reunión es la puesta en marcha del T-MEC, pero esa justificación no cuadra cuando el tratado se firmó desde antes y entró en vigor el primero de este mes, sin mayor intervención de los jefes de estado.

No, el trasfondo de la reunión para Trump es netamente político y electoral. Los norteamericanos pasarán a las urnas en noviembre y Trump va rezagado en todos los estados importantes o definitorios frente a su rival, Joe Biden. Necesita dar una imagen de líder global fuerte, capaz de doblegar al vecino y sacar ventaja para Estados Unidos y verse “presidencial”.
No recibir a López en la Casa Blair, tuitear fotografías del muro fronterizo y redoblar sus discursos antiinmigrantes mientras presenta al presidente mexicano bailando al son que él le toca es una jugada destinada a hacerle ganar las elecciones.

¿Por qué López no se niega? preguntarán. Me permito contestarles otra pregunta ¿Puede?

Esto que sigue queda netamente en el terreno de la especulación, pero ¿Recuerda usted aquella ocasión en la que Rocío Nahle atoró las negociaciones con la OPEP por negarse a reducir su producción petrolera voluntariamente? ¿Recuerda que fue Trump el que absorbió los compromisos de México y que “los mexicanos podían pagarnos más adelante”? Si. Sospecho, aunque no tengo prueba alguna, que Trump se vio muy hábil y tiene agarrado al perro de azotea por más de una correa.

En fin momento de contrastes, entre un presidente y otro y entre el mismo presidente en dos momentos distintos. Para no olvidar.

miércoles, 1 de julio de 2020

Lejos de resolver, lo empeoran.

Tienen razón quienes afirman que la escalada en la violencia criminal en el país la detonó originalmente el expresidente Calderón. Su solución al problema del narcotráfico en México fue bienintencionada pero simplista, y en muchos sentidos terminó empeorando la situación.
Habiendo dicho esto, conviene también apuntar que se equivocan rotundamente quienes pretenden, al día de hoy, cargarle al expresidente la responsabilidad de un conflicto que se ha transformado y adaptado radicalmente en los siete años y siete meses desde que terminó su sexenio.

Ni Peña, ni López (en especial López), tienen derecho a sentirse engañados. Como candidatos sabían a lo que se enfrentaban y en teoría diseñaron estrategias para solucionar los problemas del país, propuestas por las que finalmente fueron elegidos para el cargo. El fracaso de una administración pasada no justifica ni perdona el fracaso de la administración presente. Parafraseando una conocida cita: No se “heredan” problemas, se postulan para corregirlos.

En ese sentido, el fracaso de López en su combate a la delincuencia organizada será sólo de López y de la incapacidad de su administración para articular una estrategia coordinada con el resto de los niveles de gobierno. Para ejemplo, baste el jaleo que se organizó esta semana con “El Marro” y sus familiares.

Con pompa y circunstancia anunció la SEDENA el 20 de junio el resultado de un operativo que habían realizado junto con la Guardia Nacional y la Fiscalía de Guanajuato para detener a “presuntos integrantes de la delincuencia organizada”, un delito federal. Como ya es costumbre, se armó jaleo, quema de vehículos y tal. Pero por esta vez, al menos, las autoridades no cedieron ni protagonizaron otro Culiacanazo y los dejaron libres. 

¿A quiénes pescaron? Entre otras personas, a la mamá, la hermana y la prima de José Antonio Yépez, alias “El Marro”, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima. ¿Y qué pasó? Pues nada, porque en todo el operativo no había nadie con una carpeta de investigación completa. Por el delito, era la Fiscalía General de la República la responsable de llevar el proceso sin embargo no lo hizo. Los militares y la guardia nacional entregaron a las sospechosas a la fiscalía local y se lavaron las manos. Y finalmente la Fiscalía del Estado, con evidencia circunstancial, no tuvo más remedio que soltarlas en menos de una semana.

Nueva Fiscalía General de la República, Guardia Nacional, ejército en las calles, abrazos no balazos; no habrá estrategia que funcione mientras el sistema siga operando sin inteligencia y con tantos vericuetos burocráticos que sea imposible pescar a alguien importante y mientras las autoridades no hagan su debida diligencia y tengan la investigación armada y su información lista para llevar a juicio y condenar a los que sí (de chiripa) pescan.

Mientras tanto, la violencia sigue. El Cártel de Santa Rosa de Lima es relativamente nuevo, entrando principalmente en el lucrativo negocio del robo de combustible en 2017 y haciéndose con el control de buena parte de Guanajuato. Su enfrentamiento con el Cartel Jalisco Nueva Generación, que quiere la plaza y el negocio del huachicol, ha dado lugar a feroces enfrentamientos en el Estado y es evidencia de que la supuesta lucha contra el robo de combustible que nos dejó sin gasolina a principios del año pasado, fue pura palabrería. Es un escenario muy diferente al que tenía Calderón en el lejano 2006, agravado por una administración que lejos de resolver, sólo está sumando al problema. .