miércoles, 27 de marzo de 2019

Epístolas incendiarias

A principios de esta semana se supo que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, había enviado un par de cartas a la Santa Sede y al Palacio de la Zarzuela para que pidieran disculpas por los abusos cometidos a los “pueblos originarios de México” durante la conquista.
"Hubo matanzas, imposiciones. La llamada Conquista se hizo con la espada y con la cruz". dijo el presidente en un video. Existen “heridas abiertas”, se explaya, que hay que subsanar antes de “hermanarnos en la reconciliación histórica”.

Genuinamente no sé a qué se refiera. Desde 1836 está firmado el “Tratado definitivo de paz y amistad entre la República Mexicana y Su Majestad Católica, la Reina Gobernadora de España” (también conocido como Tratado Santa María - Calatrava, por los apellidos de los representantes de ambas naciones) en el que se nos reconoce como nación independiente y México renuncia a cualquier reclamo. A partir de ahí, la relación con España no ha sido sino positiva, sobre todo en las últimas fechas



México se distinguió por recibir refugiados españoles durante la Guerra Civil, así como por apoyar al régimen republicano con armamento y financiación. Cuando se reanudaron relaciones después de la dictadura franquista (1977), se formó la Comisión Mixta Intergubernamental España-México, para el seguimiento e intensificación de la relación bilateral. En 1990 se firmó el Tratado General de Cooperación y Amistad entre España y México, complementado por un Acuerdo de Cooperación Económica y Financiera, y, en julio de 2007, se firmó una Declaración para la Profundización de la Asociación Estratégica. Añádale a eso que todos los presidentes de México, desde López Portillo hasta Enrique Peña en 2014, han visitado España. Y sus majestades, los reyes Juan Carlos y Sofía visitaron México seis veces. Felipe y Letizia lo hicieron en 2015. Fue su primer viaje oficial como reyes a América. 
De nuestras relaciones comerciales baste decir que los intercambios entre ambas naciones son de casi 8 mil millones de dólares anuales.

Así que ¿cuál herida abierta? ¿y qué demonios significa “hermanarnos en la reconciliación histórica”?

Ciertamente la conquista del territorio que hoy es México sucedió a sangre y fuego y ciertamente se utilizó a la religión católica y su misión evangelizadora como pretexto. Pero a quinientos años de distancia, cuando los que hoy habitamos este territorio no somos ni españoles, ni parte de ningún pueblo originario, sino producto de ese choque y mezcla de culturas, herederos de ambas tradiciones, exigir disculpas me parece no sólo ocioso, puede que hasta contraproducente. ¿O es que los mexicanos modernos somos ejemplares en nuestro trato con los descendientes de los pueblos originarios?

Para la gran mayoría de los mexicanos, la disculpa no significará nada. Para aquel mexicano moderno que a razón de la conquista se sienta aún injuriado, o con animadversión por un español moderno que nada le ha hecho, tiene severos problemas emocionales que no se resolverán con una disculpa pública, así venga del rey de España. ¿Cuál es el propósito, pues?

Mi lectura, es que Andrés Manuel está armando a su nuevo enemigo, ese que su modus operandi le exige y que ya no puede ser “La Mafia del Poder”, porque ya es él quien está en el poder. Mientras haya un externo a quién culpar o con quién desviar la atención, así sea España, su régimen podrá permanecer relativamente a salvo.
Después de todo, este escandalito nos ha quitado la atención del tema de Dos Bocas y su licitación a modo, por ejemplo. O del Tren Maya, que se consultó a la madre tierra, pero no a los pueblos indígenas de la zona como indica el Convenio 169 de la OIT. O de la revocación del mandato, que no es sino un pretexto para permitirle al presidente continuar en campaña tres años después de haber obtenido el cargo.

Si, a pesar de que se trata de un gesto estéril que no resuelve nada, lo de la carta para pedir disculpas es sin duda una maniobra política astuta. Atentos, mexicanos. Guardemos nuestra indignación para lo que sí se necesita.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Dos Bocas

La refinería de Dos Bocas es una de las tantas mega-obras que la administración entrante se comprometió a levantar en tiempo récord y a precios tan bajos que parecen imposibles. Es también la cara más visible del llamado “rescate de PEMEX”, pilar fundamental en el Plan Nacional de Desarrollo del presidente Andrés Manuel y su partido. Precisamente por eso llama muchísimo la atención todo lo que rodea a la obra y la historia que este lunes, en el aniversario de la expropiación petrolera, dio una nueva vuelta de tuerca. 

Si no le ha seguido la pista a la historia, permítame hacerle un recuento rápido: En septiembre del año pasado, antes de que el nuevo presidente entrara en funciones, las 222 hectáreas de terreno asignado para la obra en Dos Bocas, Tabasco, fueron limpiadas de vegetación (selva media, árboles de 15 a 30 metros de altura) sin ningún estudio de impacto ambiental ni los permisos correspondientes. En octubre se hizo público que una refinería de la capacidad prometida, necesitaba en realidad casi el doble de espacio. Incluso utilizando todo el terreno (no solamente la superficie limpiada) el sitio se quedaba corto y además ponía en riesgo a las comunidades aledañas. Pudiera ser necesaria la reubicación de la colonia Lázaro Cárdenas, por ejemplo, pero tampoco hay un estudio de impacto social para confirmarlo a pesar de que dichos estudios de impacto ambiental y social son obligatorios según el Artículo 121 de la Ley de Hidrocarburos.



Quedó en eso, hasta que el martes 12 de marzo, el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, mencionó para el Financial Times que la obra se retrasaría para liberar recursos para aumentar la producción de PEMEX. Andrés Manuel salió a desmentirlo ese mismo día: "No hay retrasos en la construcción. Estamos muy bien y se va a construir la refinería, se va a terminar en tres años como se contempló y va a costar entre 6 mil a 8 mil millones de dólares". Ya saben, el tipo de señales claras que envía un gobierno unido y con rumbo firme.

El presidente aprovechó también para decir que se anunciaría la licitación el 18 de marzo. Sólo que lo que anunció el lunes no es una licitación abierta, sino por “invitación restringida”. Esto significa que sólo cuatro empresas, las que el gobierno definió como meritorias, podrán participar en la “licitación”. Andrés Manuel explica que esto es para evitar “otro caso Odebrecht”. Va, entonces ¿a quiénes les dio el visto bueno la cuarta transformación? Aquí es donde la cosa se pone aún más rara: 

Bechtel-Technic, una de las cuatro, se vio vinculada a un caso de corrupción por la justicia británica apenas en septiembre de 2018. La empresa Al Badie se declaró culpable de repartir sobornos en los Emiratos Árabes Unidos para obtener contratos de obra pública; Bechtel utilizó los servicios de Al Badie para ganar una licitación para construir una refinería de 600 millones de dólares en Abu Dabi. 

Sobre Worley Parsons-Jacobs pesó, en 2012, una investigación de la Policía Federal Australiana sobre pagos sospechosos realizados por funcionarios de Leighton para asegurar contratos de petróleo en Irak, según The Australian.

A la empresa con sede en Francia, Technip, el departamento de Justicia de Nigeria le abrió una averiguación por presuntos sobornos cometidos entre 1995 y 2004, para obtener contratos de Nigeria LNG Limited para la construcción de instalaciones para la producción de gas natural licuado, publicó el medio Contralínea en 2012.

Y finalmente, El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció en febrero de 2012 que el exdirector general de servicios petroleros de KBR, Albert Stanley, fue condenado a 30 meses de prisión y a restituir 10.8 millones de dólares a su antigua empresa por el mismo caso de corrupción en Nigeria con el que estuvo vinculada Technip,

Dejando de lado la discusión de si la construcción de una refinería nueva es aconsejable o necesaria en un mercado que claramente apunta a una constante caída de la demanda de combustible en los próximos años; las formas en las que se está llevando a cabo todo su proceso de construcción obligan a por lo menos arquear la ceja y pedir explicaciones. ¿Por qué no existen los permisos que marca la ley? ¿Por qué no es una licitación abierta, como marca la ley? ¿A quién le creemos respecto a si hay o no hay lana, a Presidencia o a Hacienda? ¿Por qué el gobierno decide ignorar los historiales de corrupción de sus invitados a la “licitación”?

Hay mucho que desempacar en el tema de Dos Bocas y hay que estar atentos. No se sorprenda si resulta luego ser un caso clásico de corrupción y desvío de recursos en un megaproyecto.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Democracia vejada

Como ciudadano mexicano, reconozco el sacrificio de muchos que durante la época más dura de la dictadura perfecta priista de nuestro país, hicieron oposición y, arriesgando a a veces la vida, exigieron la construcción de instituciones democráticas por encima de cualquier otra cosa. Fue su esfuerzo lo que permitió que poco a poco, se diera la alternancia política en este país, el equilibrio de poderes. Fue su entrega y su valentía la que pavimentó el terreno para que la primera derrota seria del partido hegemónico en 1997.

A más de veinte años de distancia de los hechos, sin embargo, nuestra incipiente democracia y sus instituciones empiezan a incomodar (lo cual, vale decirlo, es buena señal de que funciona). Irónicamente, está encontrando su nuevo adversario precisamente en quien más se ha beneficiado con ella: el presidente López. 

El proceso que encumbró a Andrés Manuel en la silla presidencial fue un ejercicio perfectamente legal, relativamente limpio; tal como lo fueron los que dos anteriores que perdió. ¿Cómo lo sé? Porque los tres fueron exáctamente iguales.
Aún así López insiste (y ya está escrito y aparece como historia oficial en la página de presidencia) que hubo fraude electoral en 2006 y 2012. Lo usó de plataforma de campaña. Se ufanó de promover la “verdadera” democracia y elecciones “libres”

Quizá ahora quiera explicar como es que su propio partido acusa a este autoproclamado paladín de la democracia de negociar, personalmente y sin intermediarios (ya sabemos que no le gustan) un jugoso “donativo” de 50 millones de pesos a cambio de candidaturas en el estado de Hidalgo. El generoso donante es Gerardo Sosa Castelán ex priista y ex Rector de la Universidad Autónoma de ese estado que, al parecer, necesitaba a sus incondicionales de diputados locales y federales. Junto con la lana, que se le habría entregado a Tatiana Clouthier, Sosa prometió el voto corporativo de quienes laboraban en la Universidad.

Recibir dinero a cambio de meras candidaturas no es, propiamente, un delito. Cada partido se administra y decide cómo se van a repartir dichas candidaturas. Pero sí viola los estatutos internos de Morena. Total, que ni sus propias reglas pueden seguir.

Ups...

Y es que la democracia a López le incomoda. Al menos, la que está bien hecha, regulada por contrapesos y auditada por instituciones fuertes. Por eso elige debilitar dichas instituciones con sus propios feos remedos de ejercicios democráticos que son las consultas, que muestrean grupos pequeños y con sesgos políticos para validar su voluntad. No lo hemos notado sólo nosotros, anda por ahí ya la nota de Bloomberg: Lopez Obrador Is Dismantling Democracy in Mexico

Si vamos a regresar (como todo aprece indicar) a esa terrible época en la que el presidente preguntaba la hora y sus allegados le respondían servilmente “Las que usted diga, señor presidente” y al estado benefactor, pero autoritario de los setentas y ochentas, quizá valdría la pena estudiarnos bien cómo fue que se formó la oposición de aquella época, y cómo podemos aplicar esas estrategias en nuestra realidad moderna. Después de todo reza la sabiduría popular “Pa' los toros del Jaral los caballos de allá mesmo”

martes, 12 de marzo de 2019

Soy mexicano, vivo en el extranjero y SÍ amo a mi país

Columna invitada enviada por nuestro colaborador y amigo, René Galindo (Síguelo en Twitter: @ReneGalindo1)

Cae el sol detrás del poniente romano con paisajes dignos de postales mientras 3 personas terminan de platicar fuera de un típico bar italiano. Hay un estudiante de doctorado, un músico y un ingeniero; cada uno de ellos tiene algo en común: son mexicanos. 

Los tres llevan consigo historias distintas, vienen de diferentes partes de la República y buscan superarse en un país que no es el suyo y en una cultura ajena a la que crecieron. Son ya políglotas que logran comunicarse en su lengua madre, el inglés y en la lengua de Dante. Para muchos, ellos están viviendo un sueño al estar en la que alguna vez fue la Capital del Mundo. 

Sin embargo, la vida en Roma como extranjero no es algo que venga libre de preocupaciones para tres estudiantes mexicanos que se han encontrado en la ciudad eterna buscando un sueño que su país no les puede dar. 

En las líneas anteriores se resume la historia de millones de estudiantes en el extranjero y, si se cambia la palabra por “trabajo”, representa a millones de personas que han salido de México buscando abrirse camino y darles una mejor vida a sus familias. 

El domingo, la nueva Secretaría del Bienestar, colocó un anuncio con el cual los mexicanos en el extranjero no podemos evitar sentirnos llamados en causa; más allá de las filiaciones políticas, no es posible que un organismo público del gobierno de nuestro país acuse a quienes estamos en el extranjero de no querer el bien de México. 



Por experiencia personal, puedo asegurar que ninguno de nosotros estaríamos aquí si pudiéramos encontrar en México la calidad y cantidad de oportunidades que hemos encontrado aquí. No se necesita pensar mucho tiempo para llegar a la conclusión que salir de tu país es salir de tu área de confort, alejarte de tu familia, de tus amigos y de tus círculos sociales para entrar en un lugar desconocido en donde tienes que demostrar a ti mismo cada día que no has cometido uno de los más grandes errores de tu vida. Cada momento de desesperación, cada problema económico que vives te lleva de regreso a los recuerdos de un país que va contigo y que no temes en mostrarlo en tu nuevo hogar, en tu nueva universidad o en tu nuevo lugar de trabajo. 

Muchos de los que hemos venido para acá no venimos de familias acomodadas, no somos “fifís” ni hijos de exgobernadores que desviaron recursos. Somos personas de lo más normales que tienen algunas cualidades que parecen ser contrarias a la 4ª Transformación: talento y ganas de trabajar. Algunas secretarías no dejan de mostrar rencores ante personas que siguen siendo mexicanos y que en el gran número de los casos estamos en otros países mostrando lo mejor que puede dar nuestro país. Es insultante leer esto y es más insultante aún que no se tomen sus responsabilidades, que siempre sea culpa de alguien más: la prensa, la ‘mafia del poder’, los ‘fifís’, todo ese mundo de personas sin nombre y apellido ante quienes el Ejecutivo descarga las responsabilidades que le competen. 

Es para mi incomprensible la razón por la cual el nuevo Gobierno tiene tanto rencor ante lo que es extranjero, tanto rencor a un país próspero. Parafraseando a Denise Dresser, yo no quiero un país lleno de austeridad, quiero un país próspero, en donde las instituciones funcionen para todos sus ciudadanos. Quienes vivimos fuera queremos tanto a México que desearíamos tener las mismas opciones que hemos encontrado a más de 10 000 km de nuestros hogares. Nadie nos ha verdaderamente regalado nada, hemos peleado y trabajado por cada uno de nuestros logros y no negamos el lugar de donde venimos, estamos orgullosos de nuestra cultura, nuestro idioma y lo que le podemos ofrecer al mundo. Las disculpas están muy bien, pero si el gobierno dice estar de parte del pueblo deben de ofrecer disculpas a casi 12 millones de personas que cada día difícil, evitan ver lo que tienen enfrente para perderse en los recuerdos de un México que ahora parece voltearles la espalda.

martes, 5 de marzo de 2019

Lo que está en juego: Leyes e Instituciones

Las consecuencias económicas y sociales que pueda tener el modelo de gobierno de Andrés Manuel y sus curiosas prioridades al momento de asignar recursos a uno u otro proyecto federal; ciertamente pueden ser graves. Apenas el jueves, por ejemplo, se pagaron 34 mil millones de pesos a los tenedores de Fibra E por invertir en un aeropuerto que ya no se va a construir (efectivamente tirándolo a la basura). La cifra equivale a 68 mil casas de interés social. Otro ejemplo: ProBeis, la nueva y flamante Oficina de la Presidencia para la Promoción y Desarrollo del Béisbol en México, que reportará directamente al presidente, tendrá un presupuesto de 500 millones de pesos anuales, pero los 72 albergues para mujeres violentadas dejarán de recibir los 346 mdp porque procurarán ahora “dárselo directamente a las víctimas” (no importa si el dinero no las saca de su situación, o si el marido luego les saca el dinero a golpes). Ya mejor ni hablar del recorte a los programas contra el VIH, o a las Estancias Infantiles.

Si, las decisiones del presidente son poco comprensibles, pero eventualmente reversibles, cuando la ciudadanía quiera y se imponga y vuelva la razón. Habrá un daño cuantificable y un país empobrecido, pero seguiremos en pie y podremos reconstruirnos. 
El verdadero problema está en cómo está empujando estos cambios y en las consecuencias que eso pueda tener para nuestro estado de derecho. El presidente se ha enfocado en eliminar programas y recortar presupuestos a los que deja en pie, para concentrar los recursos en sus proyectos personales. . De los 20 nuevos programas sociales, 19 se están o diseñando sin reglas de operación y bajo esquemas discrecionales de distribución. No tienen, pues, ni cómo ni a quién rendirles cuentas; ventajas que sí ofrecían los programas como los refugios o las estancias infantiles.Esto significa que el equivalente al presupuesto total de la Secretaría de Educación Pública (365 mil millones de pesos) se ejercerá en completa opacidad. 

Por cierto, los “Servidores de la Nación” (así les dicen) que están recorriendo el país y levantando el Censo para los programas sociales, no son miembros del INEGI o siquiera de la Secretaría de Gobernación; son voluntarios de Morena. Por lo que ni siquiera el padrón de beneficiarios será transparente. Y presidencia valida y asienta el peligroso antecedente. ¿Al gobierno entrante le parecerá de lo más normal hacer lo mismo? ¿Es esta la nueva manera de hacer las cosas en México?

¿Qué hay de las encuestas populares que Presidencia ha organizado? Igualmente opacas, sin la menor de las garantías de certeza y sin poder consultar más resultado que el que presidencia ofrece en sus conferencias mañaneras. La última, en Morelos, para decidir si se avanzaba con la construcción de una termoeléctrica, estuvo plagada de irregularidades, destrucción de las casillas y boletas e incluso el asesinato de Samir Flores, principal activista político en contra de la medida. ¿Será este el estándar de “democracia” de una nación que la había venido construyendo desde hace casi 30 años?

Y hablando de democracia y legalidad. ¿Sabía usted que, a pesar de lo clara que es la ley al respecto, hoy el PES tiene la posibilidad de recuperar su registro como partido político? Nuevas “interpretaciones” a la ley existente, señalan que, técnicamente, el partido tiene más representación que otras fuerzas políticas y que ese sólo hecho basta. A pesar de que no consiguieron, por si mismos, suficientes electores el 1ero de julio.

El daño económico y social a nuestro país puede ser grande, pero remontable. El daño a nuestras instituciones y el desprecio por nuestras leyes echa por tierra el desarrollo que por lo menos durante 50 años (si no me voy más lejos, hasta finales de la revolución) había hecho nuestro país para pasar de ser una nación de caudillos a una nación de instituciones. Eso es lo que está verdaderamente en juego.