Mientras escribo estas líneas, se discute en la Comisión de Presupuesto de San Lázaro la eliminación de más de cien fideicomisos del Estado, con la intención de reutilizar sus recursos (68 mil millones de pesos) en temas de salud y para financiar los intocables programas sociales de esta administración.
La cabeza más visible de este nuevo desmantelamiento institucional es Mario Delgado, Coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. El legislador sostiene que se trata “de una reorganización administrativa” que en modo alguno exime al gobierno de atender las circunstancias para las que fueron creados. Por ejemplo, la desaparición del Fondo para la Atención de Emergencia (Fonden) “no quiere decir que el gobierno se va a quitar la responsabilidad de atender a la población en caso de un desastre natural”. ¡Faltaba más!
Alguien tendría que aclararle al diputado que no, los ciudadanos no están confundiendo la desaparición de los fideicomisos con la renuncia del gobierno a sus obligaciones. Que las dudas y las cejas levantadas van más bien porque dichos fideicomisos representan cierta garantía (por más endeble que esta sea) y porque los antecedentes de este gobierno “administrando” cualquier cosa son de terror. Luego resulta que con sus brillantes ideas administrativas, como rifar el avión presidencial, pierden más dinero del que sacan.
La preocupación es que el dinero desaparezca como por arte de magia y vaya a parar a donde sea que terminó el presupuesto destinado para medicamentos contra el cáncer. La preocupación es que en el país más peligroso para periodistas de América, el dinero Fondo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas se canalice en un arenal en Dos Bocas, Tabasco, que después de un año y medio de obra debería mostrar más avance. La preocupación es que fondos que deberían impulsar el desarrollo científico, terminen en programas sociales sin reglas de operación ni rendición de cuentas.
Y he leído el argumento de que los fideicomisos son tapadera para corruptelas y malversación. Esto es grave y amerita investigación. ¿En cuáles hay corrupción? ¿Cuáles son usados indebidamente o no están cumpliendo con su función? ¿Cómo lo hacen y cuándo se presentan las acusaciones formales frente a la Fiscalía para llevarlos ante la justicia? ¿Cuándo se van a usar y respetar LAS INSTITUCIONES en este gobierno, en lugar de la pedrada a ciegas?
Presumen finanzas públicas sanas, mientras sistemáticamente se apropian y hacen uso de cuanto guardadito “neoliberal” se encuentran sin mayor argumento que una “reestructuración administrativa” En el proceso, ponen en riesgo los progresos, pocos o muchos, que el país ha hecho en Ciencia y Tecnología, Protección a Víctimas, Cambio Climático, las Financieras Rurales, el Desarrollo de Proveedores y Contratistas Nacionales de la Industria Energética (creí que esa era justo la estrategia gubernamental) entre muchos otros rubros. Su "reestructuración" destruye el blindaje que tenían esos proyectos para tener financiamiento multianual lejos del vaivén político y la discusión presupuestal sin ofrecer ventaja alguna. No hay razón para hacer ese sacrificio... a menos de que su interés sea únicamente la lana. ¿Verdad? Entonces la decisión tiene todo el sentido del mundo.
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