Hay una razón por la cual existe
la máxima de "No negociamos con terroristas". Ceder a la presión de grupos
violentos y radicales solo incentiva la formación de dichos grupos y establece
la agresión y la amenaza como formas válidas de acercamiento a la "autoridad"
(que, para entonces, ya no es tal). Es una relación sencillísima de causa y
efecto, pero parece que en México no la hemos entendido.
El viernes pasado el gobierno de
Enrique Peña dobló las manos frente a la violencia desplegada por la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y rindió sin condiciones una
de las naves insignia del sexenio: la Reforma Educativa y su evaluación para
profesores.
Antes de pasar a ver los motivos
que empujaron a la SEP y Peña a tal decisión (y los resultados conseguidos con
la maniobra), quisiera extenderme un poco en la gravedad de la misma.
La reforma educativa ya es (¿o
era?) ley. Una ley que, hasta unos días antes esta decisión, el presidente
había dicho que se aplicaría implacablemente en todas las entidades del país. Bastó
un poco de presión y un escueto comunicado para que el gobierno en funciones
decidiera, sin ninguna justificación válida o siquiera legal, ignorar la ley. Esto
sienta un precedente terrible. Si el ejecutivo puede echar bajo el tapete
cualquier legislación inconveniente, nada nos separa de una dictadura
totalitaria y la división tripartita del poder no es más que un chiste.
Luego está la otra cuestión: La educativa
fue la primera y quizá la mejor de una serie de reformas que han sido el estandarte
del actual gobierno. Fue resultado de un arduo proceso de negociación entre las
tres principales fuerzas políticas y se
presumían como "estructurales", de naturaleza tal que iban a
transformar la estructura misma del país y "Mover a México". ¿Qué
compromiso puede tener este gobierno con México y con su ideología, si está
dispuesto a tirar este titánico esfuerzo por la ventana al menor signo de problemas?
Ahora bien, el objetivo con el
anuncio del viernes era mostrar buena voluntad, permitir el diálogo y
garantizar la realización de los comicios del próximo domingo. Nada de eso se
consiguió. El día de hoy el periódico El Informador abre en primera plana con:
"La CNTE radicaliza boicot electoral; afecta a cinco estados" y
procede a narrar las tropelías que este grupo de inadaptados (mal llamados
maestros) desataron en Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Guerrero y la capital del
país. Desde quema de boletas y bloqueos hasta destrucción de mobiliario y toma
de gasolineras. En la Junta Distrital del INE en Oaxaca incluso desalojaron a soldados
del ejército mexicano para realizar sus desmanes.
El viernes, Peña entregó más que
la evaluación a los maestros. Entregó la dignidad de su cargo, la poca
credibilidad que le quedaba a su gestión y el único logro del que podía
presumir. Entregó también cualquier rastro de autoridad que pudiera haberle
quedado. Quedó desnudo, exhibido, débil y no consiguió nada más que convencer a
la CNTE y a cuanto grupo inconforme haya por ahí (y son cada vez más) que es a
través de la violencia, escándalo y el chantaje que se obtiene del gobierno lo
que se quiere.
Hay una razón por la cual existe
la máxima de "No negociamos con terroristas".
Bono Electoral: ¿Por quién voy a votar?
No me lo han preguntado, pero ese
es precisamente el truco de este blog y tengo que publicarlo antes del cierre oficial de campañas, no vaya a ser que me acusen de violar la ley. Así que aquí van, mis decisiones y las razones
detrás de las mismas.
Presidente Municipal: Pablo Lemus, de Movimiento Ciudadano.
No tolero al partido ni su
corriente izquierdista, pero Lemus es el único que podría sacar al PRI de la
cabecera municipal y me parece un imperativo hacerlo. Acción Nacional sigue
reciclando candidatos, aunque su campaña federal sea de "nuevas
ideas".
Por otro lado, Lemus propone un ahorro
de 400 millones de pesos, consulta de ratificación de mandato, simplificación
de los trámites para la creación de nuevas empresas y en general más
acercamiento con la gente. Habrá que darles la oportunidad, porque no veo otra
opción.
Diputación Local: Pedro Kumamoto, Candidato Independiente.
No lo he seguido tan de cerca, ni
estoy de acuerdo con muchas de sus ideas, que son de corte izquierdista.
Tampoco tengo mucha esperanza de que consiga mucho desde la curul y en
solitario ,si gana. Pero Pedro representa una idea que necesita apoyo con
urgencia: que la población debe recuperar los espacios de gobierno y que es
posible combatir a los grandes partidos. De resultar vencedor, esas ideas
podrían hacer eco en el resto del país y su movimiento inspirar a más gente. No
me importa si no gana, me interesa que suene.
Diputación Federal: Voto Nulo
Si, pienso anular. No conozco a
ninguno de los candidatos, así que me veo obligado a votar por los partidos. No
quiero al PRI, tampoco quiero al PAN comparsa o medroso de los últimos tres
años, ni a una izquierda que bloquee iniciativas y provoque encono. A los
pequeños ni los considero, sólo estaría ayudándoles a conseguir el registro. En
resumen, no quiero a ninguno y estoy en evidente descontento con mis opciones.
Peña prometió durante su campaña
que reduciría el número de plurinominales. A ver cuándo se nos hace.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu opinión es muy importante ¡Súmate al debate y déjanos un comentario!