jueves, 4 de mayo de 2017

Caminos y Transas Federales

Por nuestras carreteras pasan más de 500 millones de toneladas de productos y materiales cada año y nuestros caminos son las arterias por las que se alimenta una economía en constante movimiento. No sólo son importantes, resultan indispensables para el desarrollo nacional. Tan es así, que la actual administración se comprometió a entregar 52 autopistas nuevas (más de tres mil trescientos kilómetros lineales) y a renovar otras tantas.

Pero a menos que usted viaje mucho por carretera, todo esto le resultará probablemente muy lejano. Con los sueldos de misiera que predominan en el país viajar es un lujo, así que es perfectamente entendible que la población general esté más atenta al costo y servicio del transporte público urbano que al estado de unas carreteras que probablemente jamás recorrerá. Muy pocos ciudadanos hemos tenido encontronazos con Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), muy pocos se han tomado el tiempo de conocer su labor y funcionamiento y como nadie la observa, se ha vuelto un nido natural corrupción y alimañas de las de dos patas. A la experiencia personal, y no tanto, me remito.



El pasado fin de semana tuve la oportunidad de visitar Zacatecas, haciendo el recorrido por carretera primero a Aguascalientes y luego enfilando a la capital de aquel estado. El camino no está en (muy) mal estado, pero como en muchas otras cosas en este país, uno no ve reflejado en el servicio que recibe, el costo del peaje que recolectan en las casetas.

Y hablando de casetas: Un viaje de trescientos cincuenta kilómetros, calculado para realizarlo en poco menos de 4 horas y media (hay que cruzar Aguascalientes), se alargó casi 90 minutos esperando, con el motor encendido, para poder pagar el peaje requerido. Todo gracias a la incompetencia del personal ahí presente y a un “se cayó el sistema” incomprensible.
La experiencia fue realmente frustrante porque contamos con la tarjeta IAVE, que supuestamente permite que se haga automáticamente el cargo de la caseta a una tarjeta de crédito y que nos hubiera permitido pasar en apenas una fracción del tiempo. El problema es que los lectores, que antes funcionaban bastante bien, comenzaron a fallar desde que se cambió al concesionario a principios del sexenio.
Piensa mal y acertarás, dicen. Que el cargo se haga en efectivo y no en automático a una tarjeta de crédito tiene sus ventajas para el concesionario de la caseta, que puede mentir sobre el monto de lo recaudado, jinetearlo antes de entregarlo o utilizarlo para alimentar la campaña de algún político que lo proteje. Seguramente el sindicato de las maxipistas también enfrentaría un problema si de pronto todos los cobradores se vieran sustituídos por lectores automáticos.

Por cierto, ya entrados en tema de concesiones y licitaciones de CAPUFE. Recientemente se supo que seis empresas han obtenido ventaja en licitaciones para el mantenimiento de autopistas y carreteras por medio de filtraciones ilegales de información. Filtraciones que les habrían permitido hacerse de contratos de hasta 770 millones de pesos. Todas ellas tienen conexión con nuestro actual gobierno, por si tenían la duda. ¡Pura gente fina!

Por si el servicio no fuera caro, malo y propenso a corruptelas, también resulta que puede llegar a ser muy inseguro, dependiendo de qué tramos haya que recorrer. Esta semana, en menos de 48 horas tuvimos noticias de dos tragedias en la autopista México - Puebla esta semana: el asesinato de dos personas el martes por la noche y la pesadilla que sufrió una familia que se había detenido un momento a pié de carretera y que pagó con la vida de su hijo de 2 años y la violación de la madre e hija.

El derecho al libre tránsito está protegido por nuestra Constitución y es un derecho que claramente no se está respetando, ya sea por corrupción, ineptitud, malicia o inseguridad. También se nos ha repetido mucho que el respeto al derecho ajeno es la paz. Estaría bien que quienes nos gobiernan empezaran a respetar al menos estos derechos más elementales. De lo contrario ¿Cómo garantizar la paz?




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