jueves, 27 de julio de 2017

Congruencia

Cada semana cuelgo en este espacio un pequeño texto en donde abordo, y muchas veces reclamo, el nefasto papel que nuestros “gobernantes” hacen desde sus curules, palacios de gobierno y a veces hasta desde las cortes y juzgados.
No se me escapa, sin embargo (y así lo he mencionado en varias ocasiones) que los que están ahí arriba son reflejo de los que estamos aquí abajo y que cualquier cambio que queramos instituír en el país tiene que venir de un cambio correspondiente entre las bases de la sociedad. Quizá por eso la nota que nos llegó esta semana desde el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara me haya causado tanta molestia.
A través de un comunicado oficial, la insititución informó que investigará a 504 “alumnos” (sic) por irregularidades en el exámen departamental de contabilidad. Básicamente, estos personajes resolvieron un intricado exámen a distancia que requería de trabajo de análisis, planteamiento y solución a través de cálculo matemático… en menos de cinco minutos. Ah, por cierto, ninguno de los acusados tuvo un sólo error en el exámen; todos obtuvieron la nota perfecta.

Por más que el nivel educativo de la U. de G. no sea en absoluto despreciable y que su plantel académico tenga la experiencia y conocimientos necesarios para garantizar una educación de calidad, las cricunstancias y condiciones en las que se da el caso vuelven poco probable que todo se trate de un malentendido y que estos 504 individuos sean en realidad genios contables adelantados a su tiempo. Por lo mismo, la universidad empezó la investigación y aplicará las sanciones que considere convenientes. Según los mismos reglamentos universitarios, por esa falta podría ser hasta un año de suspensión.

Se presume que recibieron las respuestas a través de un grupo político dentro del plantel. ¿Qué grupo político, con qué ideología? Ni idea. Y si le parece correcto compartir las respuestas de un exámen de nivel universitario, mejor ni enterarme de qué proponen, no puede ser bueno.

¿Con qué autoridad moral pueden (podemos) exigir que la gente de arriba no robe, que el secretario de educación pronuncie correctamente “leer”, que los gobernadores de los estados no desvíen recursos a los partidos, que elijan con imparcialidad a un fiscal anticorrupción… si nosotros no caemos, desde nuestra trinchera, en prácticas igualmente reprobables? ¿Por qué esperamos que los de arriba sean derechos, si los de abajo no tomamos también esa responsabilidad de no andar por lo torcido?

Hoy no le toca reproche al gobierno, al que queremos achacar de todo el mal en México. Hoy nos toca reproche a nosotros.

Addendum:

Honor a quien honor merece. La semana pasada le tiré a la PGR por su manejo del caso Duarte. Al parecer, la audiencia del sábado fue todo lo contrario: el equipo del fiscal acorraló a la defensa del exgobernador e irán a juicio. Felicidades por un trabajo bien hecho, ojalá sigan así.

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