El lunes detuvieron en Estados Unidos a Genaro García Luna, quien fuera titular de la Secretaría de Seguridad Pública durante el sexenio de Felipe Calderón. Y sin embargo, los dos debates que acapararon la palestra pública eran un libro robado en Argentina y la pintura de un caudillo muerto hace cien años. Urge agarrar la onda y replantearse las prioridades, mexicanos. Las consecuencias de este arresto podrían, dependiendo de cómo se lleve el proceso, ser un abridero de cloacas y destape de las estrechas relaciones que tiene el narcotrafico con el gobierno en todos sus niveles; o podrían acabar en nada, en más tapadera y uso político. Pero si así de fácil nos distraen cuando dan la noticia bomba (la detención) ¿Qué esperanzas hay de que le demos seguimiento puntual al resto del proceso y a las investigaciones resultantes?
Pero no se preocupe, querido lector. Si me promete que a partir de aquí le echa un ojo al asunto y me ayuda a exigir que se haga justicia sobre el detenido, caiga quien caiga, le platico cómo ha avanzado el tema hasta aquí ¿Va? ¡Va!
García Luna fue acusado por la misma corte de Nueva York que sentenció a Joaquín “El Chapo” Guzmán a cadena perpetua, por lo que podemos inferir que algo saben sobre seguro y que tienen las tablas para tratar un tema de alto perfil. Se le acusa de colaborar con el Cartel de Sinaloa, beneficiándolo y permitiéndole operar impune, a cambio de millonarios sobornos.
Las sospechas comenzaron precisamente durante el juicio contra El Chapo. Uno de los socios de Guzmán declaró en febrero de 2018 que su corporación había hecho pagos millonarios a García Luna al menos en dos ocasiones: Para asegurar que “El Mayo” Zambada no fuera detenido y para acomodar como jefe de policía en Culiacán a una persona del cartel. A partir de ahí, arrancaron las diligencias en Estados Unidos, que está en una cruzada por investigar la corrupción en México y sus nexos con el narcotráfico, que inunda sus calles de droga. Si lanzaron la orden de aprehensión, es porque ya tienen con qué enjuiciarlo, quiero suponer.
¿Y aquí en México? Pues aquí la Secretaría de la Función Pública integró al menos 20 expedientes para investigar a García Luna durante su paso por la gestión federal. Nada se concretó y lo dejaron marcharse tan campante. Pero curiosamente, ahora que se hizo pública la detención, resulta que muy diligentemente la Fiscalía General de la República “está integrado carpeta de investigación [...] por probable comisión de delitos...” y “También está incorporando las investigaciones y pruebas diligenciadas por autoridades de EUA, [...] se solicitará [...] la orden de aprehensión con fines de extradición en contra de esta persona.”
Yo no sé usted que opine, pero a mi me huele raro. La justicia norteamericana a menos de dos años del pitazo original entregó un caso armado para llevar a Genaro a juicio. La justicia mexicana no pudo hacerlo en siete. ¿Y ahora quiere pedir la extradición? ¿No será que lo quieren salvar de algo?
Le doy otro dato: hoy en conferencia matutina el presidente habló de todo menos de la detención. Habló de Miguel Hidalgo, de excomuniones y oligarcas, pero aguantó sin soltar prenda cincuenta minutos de preguntas sobre García Luna. Que no sabe. Que lo están investigando. Que informará mañana. Incluso a pregunta expresa sobre si juzgaría a Calderón (y seamos honestos, políticamente le convendría muchísimo hacer leña del árbol caído) la respuesta es evasiva. “Hay que esperar la investigación” y “No es mi fuerte la venganza”
Le digo, la detención toca fibras sensibles en el gobierno federal, de cualquier color. Porque sería ingenuo pensar que estas “relaciones” con el crimen organizado, tan productivas y lucrativas, se acaban también al final con el sexenio.
Si la investigación se lleva hasta las últimas consecuencias, haya o no Genaro incurrido en actos de corrupción, se van a cimbrar las estructuras mismas sobre las que está asentada nuestra gobernabilidad. ¿Es triste que la administración trumpista tenga que venir a hacerle la chamba a un gobierno que prometió cero corrupción y cero impunidad? Si, tristísimo, pero precisamente por eso no podemos permitir que Genaro sea juzgado en México.
Insisto, sí se queda en EEUU aquello será bellísimo, el sistema va a crujir hasta los cimientos. Sí lo traen de regreso la cloaca solo seguirá tapada y se usará, como siempre, a conveniencia.
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