miércoles, 29 de noviembre de 2023

Evaluación a Xochitl


Han pasado cinco meses desde que el Frente Amplio por México fuera formalmente lanzado y tres desde que se definiera la candidatura de Xóchitl Gálvez. Faltan seis meses para las elecciones. Con una tercera parte del trayecto hacia la meta ya superado, es justo hacer corte de caja y evaluación de resultados de este trimestre. Y hay que decir que todos los involucrados quedan debiendo: La aguja de las preferencias apenas se ha movido, el impacto más importante en las encuestas lo produjo la irrupción de Samuel García (que para sorpresa de propios y extraños, afectó más al oficialismo que a la oposición) y la candidata opositora no logra atraer a los indecisos para ampliar su cuota de mercado electoral.

Xóchitl y el FAM parecen estar esperando que la mera alternativa en la boleta, por pobre que sea, se gane el voto; en lugar de construir una propuesta que convenza e ilusione por sus propios méritos. A la mejor por eso le tenían cierto tempor al candidato de Movimiento Ciudadano, que llegaría “dividir el voto”: Una campaña y un candidato grises sólo pueden lucir si son el único color en la boleta (aparte del guinda, claro)

El problema es que esa estrategia no va a funcionarles. El sexenio de López Obrador pasó sin que su pésima gestión y nulos resultados alcanzaran a socavar significativamente su imagen o su aprobación. Por diferentes razones (la formidable habilidad de manejar la narrativa del presidente, la capacidad del pueblo mexicano para mantener viva la esperanza, el efecto de los programas sociales gubernamentales, la actuación de una ámplia estructura política robada al PRI, entre otras) el grupo de electores que originalmente lo encumbró en el poder sigue más o menos intacto, igual o más convencido que antes. Intentar conseguir en seis meses desde afuera, lo que seis años de gestión autodestructiva no ha conseguido, es punto más que imposible.

No hay que desesperar, sin embargo. Si, MORENA tiene amarrados un 45% de los votos, siempre que la participación ciudadana permanezca como siempre, limitada a alrededor de la mitad del electorado registrado en la lista nominal. Solo tendría un 25% del total de posibles votantes. La oportunidad existe y es esa, la ampliación del pastel; pero esos votantes adicionales no participarán si la alternativa se presenta gris, impotente y desinteresada. O peor aún, si parte de sus propuestas incluyen más de lo mismo.

Xoichitl necesita un tema conductor, un aspecto en el México gestionado por el actual gobierno que no esté funcionando, para asirse a él y saltar a las soluciones concretas, factibles, demostradas por el grupo de expertos de los que se ha rodeado. Andrés Manuel se ha cansado de darle opciones a este respecto, empezando quizá por el más crítico: el de la salud. El desabasto de medicamentos derivó en que, al menos, 20% de las personas que murieron en México en 2022 fue porque no recibieron atención médica o no encontraron los fármacos necesarios. 20%. Uno de cada cinco. He ahí un tema que puede alcanzar y tocar de manera personal, por fuerza estadística, a todo el electorado. Como este hay por lo menos diez, suficientes para armar un plan competitivo de gobierno y una serie de propuestas que verdaderamente despierten interés.

Otra cosa que necesitamos con urgencia es que controle y someta (o en su defecto, se desprenda) a los partidos que forman parte del Frente. Son tres hermanos con intereses dispares, sus propios grupos, referentes y operadores y que no necesariamente están buscando “ganar” la elección presidencial. Después de todo, han estado muy cómodos haciéndola de oposición de papel. No debe asumir que sus intereses como candidata y los intereses de los partidos están alineados. Ahí está el ejemplo de Josefina Vázquez Mota a la que los blanquiazules dejaron sola para encumbrar a Peña Nieto.

Si la idea era tener a una COORDINADORA del Frente, pues que coordine, que le de pauta y propósito a una maraña de intereses inconexos y a menudo conflictivos. Y aquí vuelvo a lamentar que, por haber sido elegida por la declinación de los otros candidatos (dedazo simulado), sin terminar todo el proceso, Xóchitl haya perdido la posibilidad de sentirse elegida por la ciudadanía, arropada y con la fuerza suficiente para hacer a un lado a los partidos en muchas tomas de decisiones.

En fin, es lo que veo; mi humilde evaluación. Quiero que a Xochitl le vaya bien. Creo que queda mucha carrera por delante y hay opciones para enmendar. El primer obstáculo está, por supuesto, en reconocer que hay un problema.



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