Pesa esta semana en los titulares de todos los periódicos la situación del desabasto de combustible en las estaciones de servicio de nueve estados. La carestía es producto de la decisión, por parte del gobierno federal, de cerrar los ductos que transportaban el vital energético a lo largo y ancho del país. La medida, dicen los que se paran todos los días a las siete de la mañana en Palacio Nacional, forma parte de una sesuda y bien pensada estrategia para detener el robo de combustibles, o huachicol.
Aún si tomáramos las explicaciones del gobierno federal como vienen y sin cuestionarlas, así como le gusta a Andrés, habría que admitir que la medida ha generado un problema mayor del que en estricta teoría “resuelve” y así no sirve.
La Secretaría de Energía ya admitió que no contempló las consecuencias logísticas de trasladar por carretera lo que normalmente se mueve a presión por tubería. Las consecuencias de esto son graves para la actividad económica. Lo más obvio es pensar en el taxista, o el fletero a destajo ¿Pero, qué hay de los servicios de emergencia, patrullas haciendo sus rondas, camiones de bomberos, y ambulancias? ¿Qué hay de la distribución de alimentos y el traslado de mercancías? ¿Qué hay de toda la actividad económica que se detiene porque la gente prefiere no salir y no gastar combustible? Este martes bajó casi una tercera parte la cantidad de visitantes al Mercado de Abastos y el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco señala que la situación podría pegar al surtido de alimentos, dado que el 80% de la mercancía se mueve en vehículos de transporte en la ZMG. ¿Pensó en todo eso el gobierno federal cuando puso en marcha su “estrategia” (sic)? ¿Cree Rocío Nahle que se resuelve pidiendo una disculpa? Porque su jefe está en otro plan ¿Eh? Fiel a su costumbre, Andrés le echa la culpa a todos y a todo antes que reconocer y enmendar cuando la embarra. Asegura que “se ha magnificado el tema” debido a habladurías de “conservadores” y “opositores a su gobierno” y que el cierre de ductos va a continuar “hasta ver quién se cansa primero: si los que se roban el combustible o el gobierno” Con el antecedente de que este es el hombre que se aferró necio a la presidencia por más de doce largos años, yo me sentaba a esperar...
Ahora, el costo que yo le describo arriba es bastante intangible. No hay manera confiable, por ejemplo, de asignarle valor monetario al tiempo que perdemos en las colas de las estaciones de servicio para llenar el tanque. Pero hay un costo muy real y muy tangible en el traslado. Cuesta 14 veces más mover el combustible con pipas que con ductos. Y si la pipa va vigilada con una patrulla todo el camino como dicta “la estrategia” pues cuesta mucho más. ¿Quién paga esa diferencia? Pues usted y yo, por supuesto, a través de nuestros impuestos. Resulta que PEMEX tuvo más perdidas por evitar que le roben la gasolina, que por el monto de lo robado. Le digo, las ocurrencias salen carísimas.
¿Y quién se lleva la lana? Digo, ya establecimos que PEMEX no tenía la flotilla necesaria para abastecer a todo el país, así que, por supuesto, está subcontratando. ¿A quién? A una empresilla por ahí que se llama Excelence Freights que es propiedad de Grupo IDESA ¿Adivinen quién tiene participación accionaria en Grupo IDESA? La esposa de nuestro secretario de comunicaciones y transportes Jimenez Espriú, por supuesto. ¡Puro cambio verdadero!
¿Y sabe quién más está haciendo su agosto con esta medida? El huachicolero, por supuesto. Antaño el ladrón de combustible encontraba su ventaja competitiva en ofrecer el producto a un precio inferior al del mercado. Total, a él nada le costaba, ni se jugaba el físico porque estaba coludido con las autoridades. ¿Pero adivinen qué? La ley de mercado es implacable y la falta de oferta legal está obligando a mucha gente a recurrir a la oferta ilegal. Donde antes de vendía el litro de huachicol en $13 MXN por litro, ya ayer alcanzó la friolera de $30 el litro. Al mismo tiempo, aunque el gobierno dijo claramente que "el huachicol se organizaba desde una torre de PEMEX" no hay al día de hoy ningún detenido. Entonces, la “estrategia” para combatir al maleante en realidad le está haciendo más jugoso el negocio y no está desarmando la red de contactos que le permiten robar. ¡Brillante!
Así las cosas, querido lector. Más vale que la “estrategia” del desabasto traiga responsables detenidos, combustible incautado o algo tangible. De no ser así, la ocurrencia habrá afectado severa e injustamente la actividad económica del país y la vida de millones de personas.
Y recuerde, todas estas conclusiones las hicimos aceptando la premisa de López. No me animo a pensar mal porque sería macabro pero esto, lo del aeropuerto y otras medidas. ¿existirá una estrategia deliberada para empobrecer al país?
Se la dejo botando...
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