Una consecuencia lógica, pero ciertamente más sutil, del pésimo manejo de la pandemia en este país está empezando a asomar su fea cabeza: El aislamiento turístico y comercial de nuestro país.
La Secretaría de Relaciones Exteriores informó hoy de la decisión del gobierno de Estados Unidos de extender las restricciones de viaje un mes más, hasta el 21 de agosto próximo. Es decir, no se puede atravesar por tierra la frontera con el vecino país del norte, salvo que el motivo del viaje se considere “esencial”.
No podemos descartar que haya un componente político en la decisión y podría leerse como un desaire a la petición formal que hicieron el Gobierno de México y autoridades locales de la franja fronteriza, cámaras de comercio y comunidades para reabrir la frontera y reactivar una de las membranas geopolíticas más permeables del planeta.
Pero también es cierto que el principal argumento, proteger a su población, lo tienen de su lado. Y es por lo que México ha dejado de hacer en materia de atención a la pandemia, pero sobre todo en materia de vacunación.
De hecho el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, y el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se reunieron en junio pasado, en México, para acordar las medidas que ambas naciones tomarían para reabrir su límite terrestre.
Ebrard dijo entonces que las fechas para la reapertura dependían de los niveles de vacunación contra Covid-19 en ciudades mexicanas colindantes con Estados Unidos. Mi lectura es entonces que, a pesar de que les leyeron la cartilla, no se hizo lo que se tenía que hacer.
¿Y cómo alegarles? Según datos de la misma Secretaría de Salud, se han aplicado suficientes vacunas para inmunizar al 17.5% de nuestros connacionales. Estados Unidos ya alcanzó el 48.7% y tienen más del doble de habitantes. Sencillamente, el riesgo de seguir propagando el bicho y permitiéndole mutar en variantes que eventualmente escapen a la acción de la vacuna es demasiado grande.
Mientras tanto en México la variante Delta causa estragos y la Tercera ola de COVID en México se intensifica. Al cierre del día de hoy, reportaron 15,198 nuevos contagios, la cifra más alta desde enero.
¿Recuerda usted la tragedia del terremoto de diciembre de 2017? Durante y a causa de ese siniestro fallecieron 369 personas. Hoy, por COVID, rebasamos esa cifra con 397. Imagine un terremoto diario, para darse cuenta de la magnitud del monstruo que sigue suelto y con el que aún andamos batallando.
Las consecuencias de no enfrentar esta pandemia como lo que es; de implementar planes a medias o absolutamente improvisados, de no dedicarle cuanto recurso esté disponible a su combate y control, es condenar a México a una agonía lenta e innecesaria, primero por las pérdidas humanas y luego por las materiales, económicas y de libertades.
Urge acelerar la vacunación, urge salir de este embrollo y salir limpios, no arrastrando la enfermedad otros dos o tres años.
¿A qué están esperando?
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