Puro atole con el dedo resultó el cuento de una Guardia Nacional civil. Lo supimos desde su concepción. Desde que para justificarla y sostenerla tuvieron que hablar de un “cuerpo civil con disciplina militar” o de un “cuerpo militar con mando civil” entre otras tantas frases huecas y contradictorias.
Sin embargo en su momento nos quedamos tranquilos. Habían agregado un rengloncito al décimo párrafo del artículo 21 de nuestra Constitución: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional.” y nos sentíamos seguros. Se nos hizo fácil dar por zanjado el asunto.
Hicimos mal, no sólo porque por ese entonces debíamos ya estar advertidos de la tendencia del nuevo presidente a hacer caso omiso de la ley, si esta no conviene a sus intereses; sino porque nunca le dimos seguimiento al asunto. Hoy una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción nos revela que el 59% de los integrantes de la Guardia Nacional son militares que jamás dejaron de pertenecer (y de cobrar su sueldo) a la SEDENA. Que no ha pagado un quinto para el acondicionamiento de los 190 cuarteles. Todas sus instalaciones han sido pagadas y son propiedad de la SEDENA. Que del presupuesto de la Guardia Nacional jamás se ha ejercido un centavo para la adquisición de materiales, equipo o vehículos; todo lo ha pagado la SEDENA con recursos del Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar
Es la escenificación de una ficción. La intención nunca fue el establecimiento de una institución civil sólida o una herramienta contra el narcotráfico. La intención es fortalecer al ejército. Lo ha sido durante todo el sexenio con este y otros proyectos, como la construcción y operación del Tren Maya o del Aeropuerto Felipe Ángeles
Se le ha ido dando al ejército mayor influencia y responsabilidad en tareas que para nada le competen. La pregunta es ¿por qué?. ¿Qué interés, o qué miedo tiene el presidente que necesita el apoyo de los militares con tanta desesperación?
Hay quien opina que se trata de un estratagema 2024 para sostener con las armas lo que no será sostenible en las urnas. Lo creo posible, pero descabellado. Salvo la disensión interna, nada apunta a que el partido en el poder vaya a perder la grande y la oposición partidista formal, aunque ladre mucho, está mordiendo poco. Hay maneras más sutiles y menos costosas de afianzar una sucesión en el corto plazo.
Presiento que es más bien un tema de efectivo y de manejo del mismo; así como (quizá) de algún acuerdo con el narcotráfico. SEDENA no se rige con las mismas reglas de transparencia exigibles al resto del gobierno federal, de ahí que quieran establecer que todo es materia de “seguridad nacional”. Por otro lado, no sería la primera vez que nos enteramos de un vínculo entre el Ejército Mexicano y el Crimen Organizado. Ahí está el caso del general Cienfuegos y las presurosas diligencias que hizo la actual administración para traerlo a México y liberarlo de toda acusación, luego de que los Estados Unidos lo detuviera.
No, el enjuague que se traen con el ejército va más allá de un “seguro de vida” electoral, es algo más turbio que merece más atención de la que ha recibido hasta ahora. También merece atención la pregunta: si la Guardia Nacional desde un principio fue militar, pagada por militares a través de un esquema oculto a la ciudadanía que funcionaba relativamente bien... ¿Por qué la insistencia en sacarlo a la luz y transferirla formalmente a la SEDENA, incluso por encima de la ley? ¿Quién quiere o necesita el reconocimiento?
Estemos atentos, mexicanos. Es un tema de mucho más fondo del que le estamos dando crédito.
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