Hoy por la mañana escuché en la radio
la noticia: una madre de Zapopan reclamaba negligencia de parte de maestros y
director de la escuela donde su hija, de
once años, fue atacada a patadas por tres niños de la misma edad. Las heridas
resultantes fueron tan graves que requirieron, según el médico tratante,
radiografías, un eco y una endoscopía para alcanzar a comprender su gravedad y
extensión. Por supuesto el tema me dejó helado.
El bullying es un tema reciente
al que personalmente no le hacía mucho caso y al que descalificaba como una
exageración. Es inevitable tener roces con quienes convivimos, incluso en
nuestra vida adulta. Y por ello es indispensable que el niño tenga la
experiencia de tratar con quien no le cae bien o lo molesta y desarrolle la autoestima
y la confianza para enfrentarse a ese tipo de personas, o las ignore sin que
los comentarios le afecten.
Sin embargo, jamás durante mi
tiempo de escolar supe de nadie cuyos propios compañeros hubieran dejado al
borde de la muerte a golpes, como sucedió recientemente en Izúcar de Matamoros,
en Puebla. Tampoco supe de ningún niño de seis años que muriera "jugando"
al secuestro con otros cinco chicos que
le doblaban la edad en Chihuahua. No fue un accidente: al chico lo dejaron
inconsciente por asfixia, lo lapidaron y le apuñalaron por la espalda para
luego enterrar el cuerpo cerca del cauce de un arroyo. Esos ya no son niños,
son criminales.
¿Por qué sucede? Entiendo que sea
natural que el niño explore lo que es capaz de hacer y lo que no, cuando entra
en contacto con la sociedad, así como en una etapa pre-escolar explora lo que
es capaz y no de hacer con la autoridad parental. Pero en esos casos, tiene que
encontrar barreras de lo que es permisible y no, de lo que es aceptable o no,
de lo que es humano y lo que es barbarie. Faltan esas barreras. Cuando el niño
no las encuentra, sigue explorando en esa dirección. "Si puedo burlarme de
alguien, quizá pueda intimidarlo para que me dé el dinero del almuerzo. Si
puedo intimidarlo, intentaré obligarlo a que me haga las tareas. ¿Sabes qué? Me
gusta esta sensación de poder, de control sobre otro. Creo que intentaré algo
más atrevido la próxima vez..."
Esas barreras son responsabilidad
única de los padres de los niños. Si faltan esas barreras, es porque algo le
está fallando a la célula de la sociedad: la familia. En el caso que ocurrió
aquí, en Zapopan, ninguno de los padres de los tres niños involucrados en la
paliza accedió a la petición de cubrir, al menos, la mitad de los gastos
médicos. ¿Es eso lo que le queremos enseñar a nuestros niños, a ser un lobo
para el hombre, a evadir la responsabilidad de lo que hacemos? ¿Qué futuro nos
espera si es el caso?
Hay casos aún más aterradores. Un
matrimonio de Ciudad Juárez ofreció a su hija de doce años a un presunto
abusador, a cambio de un automóvil y una casa. Si eres capaz de hacer esto con
tu propia hija ¿Qué no serás capaz de hacer?
Odio el discurso catastrofista o la
arenga moralista. Pero realmente creo que, en los últimos años, hemos adoptado
una actitud muy egoísta. Anteponemos nuestra felicidad, nuestras ambiciones y
nuestra vida a cualquier otra circunstancia. Incluso hemos desvirtuado
"ser social" del ser humano, por relaciones de uso, desde el sexo
casual sin compromiso, a la necesidad de ponernos máscaras para sentirnos
valorados por un grupo.
Se nos ha olvidado que realmente
necesitamos a los demás para ser plenos y que los demás no pueden alcanzar la
plenitud si no ponemos de nuestra parte. Se nos ha olvidado alzar la vista y
encontrar las necesidades de otros. Se nos ha olvidado encontrarnos a nosotros
mismos en otros.
Tendríamos que recuperar la frase de Rabindranath Tagore (1861-1941) primer
no europeo en ganar el Premio Nobel de Literatura.
"Dormí y soñé que la vida
era alegría,
desperté y vi que la vida era
servicio.
Actué y contemplé que el servicio
era alegría"
Fuentes:
Addendum:
Desde hace algunas semanas la A.C.
"Jalisco es uno por los niños" ha estado promoviendo la marcha que
organiza para el este sábado 25 de julio. La marcha saldrá de la Minerva y
llegará hasta Av. Chapultepec.
Hoy se dio a conocer que, a la
misma hora y en el mismo sitio (la Glorieta Minerva) Guadalajara Pride, una
organización en pro de los homosexuales, realizará una manifestación.
Me parece que, a pesar de lo que
los líderes de Guadalajara Pride puedan decir, sí se trata de una maniobra
maliciosa, probablemente con la intención de generar un escándalo o provocar
algún tipo de reacción que manche el mensaje de fondo.
Encuentro la treta detestable. Si
se exige una libertad de expresión para la comunidad homosexual, lo mínimo
esperable es que ellos la concedan a otros grupos que se oponen a sus ideas. Por
otro lado, si se pretende luchar por la integración de quienes tienen
orientaciones sexuales distintas a las tradicionales ¿Por qué insisten en
segregarse?
Recomiendo y espero mesura de
ambos grupos, pero será difícil considerando que son los miembros más radicales
de ambos grupos los que estarán presentes. El roce será inevitable, lo que nos
devuelve al tema original de la entrada de hoy. ¿Seremos lo suficientemente
civilizados como para ponernos en los zapatos del otro y tener un diálogo en
paz? ¿O nos comportaremos como animales?
Es realmente impresionante la forma en que estamos perdiendo todo lo que alguna vez caracterizó a nuestro país. La vida familiar, el respeto a los demás, los buenos modales y, lo más importante, los valores y principios que nos destacaban de otros pueblos.
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