miércoles, 28 de julio de 2021

No hagas cosas buenas...


La relación de este gobierno con el crimen organizado es... curiosa. Y cuando digo curiosa quiero decir turbia, sospechosamente pasiva y, dirían los malpensados, hasta sumisa y servil.


Este lunes por la noche, la Oficina de la Presidencia informó que el presidente Andrés Manuel López Obrador viajará este fin de semana a Badiraguato, Sinaloa (tierra natal del “Chapo” Guzmán) para supervisar la construcción de la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo. La obra, de 140 km de largo, parece demandar una porción significativa de la atención y tiempo de nuestro presidente. Será la tercera visita que realice a los trabajos desde que tomó posesión. Ya lo ha hecho antes en febrero de 2019 y también en marzo del 2020. En esa última ocasión fue cuando se dio el controvertido encuentro con Consuelo Loera Pérez, la madre del Chapo, con saludo de mano y toda la cosa. 


Tal parece que ahora no quiere arriesgarse a que la prensa lo vuelva a pescar en desventaja. Se ha anunciado que el evento será “privado”, no habrá acceso a los reporteros y tampoco estarán presentes los miembros del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales (Cepropie) ni fotógrafos de la presidencia. El pretexto, dicen, es respetar la veda por la consulta popular que se llevará a cabo este fin de semana. (Consulta que, aprovecho el interludio para aclarar, no tiene ni pies ni cabeza. La aplicación de la ley no se consulta)


El trato preferencial y acomedido de esta administración con el Cártel del Pacífico, su fundador y su familia directa, es de largo aliento:

Ya en alguna mañanera en Octubre del 2020 el presidente López Obrador ofreció una disculpa por llamar “El Chapo” al narcotraficante. 

“Se llegó a decir de que El Chapo estaba entre, no me gusta decirle así; Guzmán Loera, ofrezco disculpa, estaba entre los hombres más ricos del mundo”, declaró el mandatario. Externando un respeto inusual para con el criminal.  

También se le oyó sorprendentemente respetuoso con la madre del narcotraficante más famoso de este país durante aquella entrevista que mencionábamos. “Te saludo, no te bajes, no te bajes, ya recibí tu carta”. Acuse de recibido de parte del presidente de México en persona, de una comunicación escrita.

La carta, luego supimos, era una petición formal para que el Gobierno de México solicitara la repatriación de su retoño, preso desde Julio de 2019 en una cárcel de super máxima seguridad en Florence, Colorado. La administración hizo cuanta gestión pudo, pero al final sólo consiguió un visado humanitario para que la señora pudiera visitarlo allá. 

“Doy gracias al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la embajada de Estados Unidos porque me dieron el permiso”, dijo Consuelo Loera al obtener el permiso. 


Y por supuesto, el elefante en la habitación, la liberación de Ovidio Guzmán en octubre de 2019, luego de un operativo en Culiacán. “Yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”, dijo después.


Luego uno revisa los resultados de las elecciones intermedias de este 2021 y observa el corredor de gubernaturas que se llevó Morena en Guerrero, Michoacán, Colima, Nayarit, Sinaloa y Sonora y se pone a pensar. Y pues se acuerda uno de dos refranes muy ad hoc. Por un lado, "No hagas cosas buenas que parezcan malas", pero por el otro "Piensa mal y acertarás".





miércoles, 21 de julio de 2021

¿A qué están esperando?

 Una consecuencia lógica, pero ciertamente más sutil, del pésimo manejo de la pandemia en este país está empezando a asomar su fea cabeza: El aislamiento turístico y comercial de nuestro país.

La Secretaría de Relaciones Exteriores informó hoy de la decisión del gobierno de Estados Unidos de extender las restricciones de viaje un mes más, hasta el 21 de agosto próximo. Es decir, no se puede atravesar por tierra la frontera con el vecino país del norte, salvo que el motivo del viaje se considere “esencial”. 


No podemos descartar que haya un componente político en la decisión y podría leerse como un desaire a la petición formal que hicieron el Gobierno de México y autoridades locales de la franja fronteriza, cámaras de comercio y comunidades para reabrir la frontera y reactivar una de las membranas geopolíticas más permeables del planeta. 

Pero también es cierto que el principal argumento, proteger a su población, lo tienen de su lado. Y es por lo que México ha dejado de hacer en materia de atención a la pandemia, pero sobre todo en materia de vacunación.

De hecho el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, y el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se reunieron en junio pasado, en México, para acordar las medidas que ambas naciones tomarían para reabrir su límite terrestre.

Ebrard dijo entonces que las fechas para la reapertura dependían de los niveles de vacunación contra Covid-19 en ciudades mexicanas colindantes con Estados Unidos. Mi lectura es entonces que, a pesar de que les leyeron la cartilla, no se hizo lo que se tenía que hacer.


¿Y cómo alegarles? Según datos de la misma Secretaría de Salud, se han aplicado suficientes vacunas para inmunizar al 17.5% de nuestros connacionales. Estados Unidos ya alcanzó el 48.7% y tienen más del doble de habitantes. Sencillamente, el riesgo de seguir propagando el bicho y permitiéndole mutar en variantes que eventualmente escapen a la acción de la vacuna es demasiado grande.


Mientras tanto en México la variante Delta causa estragos y la Tercera ola de COVID en México se intensifica. Al cierre del día de hoy, reportaron 15,198 nuevos contagios, la cifra más alta desde enero.

¿Recuerda usted la tragedia del terremoto de diciembre de 2017? Durante y a causa de ese siniestro fallecieron 369 personas. Hoy, por COVID, rebasamos esa cifra con 397. Imagine un terremoto diario, para darse cuenta de la magnitud del monstruo que sigue suelto y con el que aún andamos batallando.


Las consecuencias de no enfrentar esta pandemia como lo que es; de implementar planes a medias o absolutamente improvisados, de no dedicarle cuanto recurso esté disponible a su combate y control, es condenar a México a una agonía lenta e innecesaria, primero por las pérdidas humanas y luego por las materiales, económicas y de libertades. 

Urge acelerar la vacunación, urge salir de este embrollo y salir limpios, no arrastrando la enfermedad otros dos o tres años.

¿A qué están esperando?





miércoles, 14 de julio de 2021

Ataque y contraataque

Se repitió esta semana el mismo intercambio, casi jugada a jugada y con el mismo elenco, que vimos en agosto del año pasado. De un lado del tablero, la presente administración hace un movimiento contra operadores de gobiernos anteriores, desde el otro lado, responden con una filtración de alguna jugada chueca de parte del presidente y su grupo cercano, acabando todo tablas, en un impasse del que, para desesperación de los mexicanos, parece imposible salir en el corto plazo.

En agosto de 2020 al presidente se le hizo fácil azuzar las llamas del circo mediático que es su mañanera filtrando y comentando las declaraciones que (según él) había realizado Emilio Lozoya sobre la presunta corrupción de políticos de primer orden. A sabiendas claro de que las filtraciones pueden llegar a constituir violaciones al debido proceso y exponer las sentencias a una impugnación por parte de los posibles condenados. Es decir, arriesgando el proceso legal y la supuesta lucha anticorrupción.

En aquel momento, el grupo del otro lado del tablero contestó filtrando el video en el que Pío López Obrador, aparece recibiendo “aportaciones” en efectivo y por debajo de la mesa de parte de David León Romero, en ese entonces operador político de Manuel Velasco, gobernador de Quintana Roo y miembro del partido Verde.

Esta semana pescaron a Luis Cárdenas Palomino, ex director de Seguridad Regional de la desaparecida Policía Federal en tiempos de Felipe Calderón, a quien se le impugan delitos de tortura así como de haber realizado el montaje para televisión de la detención de Florence-Cassez, lo que otra vez toca intereses y mueve hilos de otros grupos políticos, que respondieron con la filtración de un nuevo video, de otro hermano de López Obrador, Martín Jesús, recibiendo $150,000 pesos en efectivo de parte del mismo funcionario, David León Romero.

David Romero asegura que la lana entregada era un préstamo y que salió de sus ahorros. Pero es curioso que el mismo Martín Jesús López Obrador, despues de tomar el dinero guardado en un sobre manila, diga con claridad “con esta madre no puedo andar cabrón, es de mi hermano”.

Curioso, por decir lo menos, es este enfrentamiento de ajedrez político en el que está enfrascado el presidente. Es un duelo deja en evidencia varias cosas:

  1. Es incapaz de hacer cualquier avance significativo (entiéndase: jurídico legal) en la lucha contra la corrupción, su principal bandera, porque inmediatamente es detenido y acotado por otros grupos. Grupos que tienen suficiente influencia y control sobre él como para recordarle, con un simple video, que es mejor llevar la fiesta en paz. Si tuviera las de ganar, podría permitirse ignorar estas advertencias y seguir adelante. Es tan corrupto o más que los demás.
  2. Las iniciativas contra la corrupción que no reciben este tratamiento (la inmediata contestación) se revelan como lo que son: viles pantallas de humo y prestidigitación para ilusos. Con la Consulta para Enjuiciar a los Expresidentes puede seguir avanzando porque no representan una amenaza para nadie, lo que evidencía su inutilidad

Visto lo visto, el combate a la corrupción en este país sigue y seguirá estancado. Principalmente por falta de voluntad, pero también porque cuando se salva ese primer obstáculo, hay todo un equilibrio de fuerzas con tensores muy definidos en los que, si alguno se mueve, se asegura de que los demás caigan con él. Y nadie puede romper este equilibrio porque todos tienen cola que les pisen. 
Se lo firmo, así vamos a llegar a 2024. ¿Qué vamos a hacer en el inter?



miércoles, 7 de julio de 2021

¿Necesitamos a PEMEX?

En una plática de sobremesa el pasado lunes se tocó, como no podía ser de otra forma en los tiempos que corren, el tema político. Y mientras nos terminábamos el café antes de volver a la oficina, uno de los comensales expuso su sentir respecto a PEMEX y sus circunstancias.
“A PEMEX no debe vérsele como una empresa” dijo “Es una institución, como el ejército. La necesitas ahí. PEMEX no tiene pérdidas, está para alimentar la mitad del presupuesto”
De conversaciones anteriores se que quien emite esta opinión es pro-gobierno, aunque algo más moderado y razonable que el promedio de los aplaudidores de la presente administración. Tiene también estudios de maestría en el extranjero y un puesto razonablemente importante en una empresa internacional. Con estos antecedentes, quise darle el beneficio de la duda y considerar con calma la aseveración. Además, se nos acababa el tiempo para ahondar en el tema. Pagamos la cuenta y ya no dije nada.

El problema es, que mientras más lo mastico más ridículo me parece el argumento y más creo que obedece a una visión vieja de México y al trauma eterno con nuestra “riqueza petrolera”.

Por un lado, está el argumento numérico: La paraestatal está lejos de aportar la mitad del presupuesto federal desde hace años. Si, es un contribuyente importante, pero también consume una cantidad importante de recursos. Para 2021 se aprobó un presupuesto de 544,598 mdp para Pemex, mientras los ingresos petroleros generados en enero-noviembre de 2020 sumaron 496,525 mdp, refieren datos de la SHCP. Es una pérdida neta para el gobierno.
La economía mexicana, creciendo poco a poco, también ha ido dejando de depender de la extracción de petróleo y gas. La aportación de esta actividad al PIB cayó de 9.2% en 1996 a 3.2% en el primer trimestre de 2019. Y la perspectiva es que siga cayendo.

Por otro lado, está el argumento de concepto. Si pretendes que la paraestatal genere recursos no hay de otra, hay que tratarla como una empresa. Hay que asegurarse de que su actividad sea productiva, no sólo para que “alimente la mitad del presupuesto” sino para que pueda reinviertir y garantizar su sustentabilidad en el tiempo. Hay que asegurar que tenga los márgenes de utilidad y de eficiencia que necesitas. Sangrarle una utilidad que no tiene sólo es adquirir deudas con pasos extras (y vaya si está endeudada, PEMEX reportó a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una deuda externa en 2020 de 96 mil 598 millones de dólares, aproximadamente 4 veces la aportación anual de PEMEX al presupuesto)

Sospecho que PEMEX, y otras tantas empresas paraestatales, nos han torcido los conceptos. Es al gobierno al que no se le debe verse como un negocio. Su función es esencialmente distinta. El gobierno no pretende (ni puede) generar utilidades. Debe administrar y maximizar un presupuesto limitado obtenido, idealmente, de las aportaciones de un esquema tributario justo.

La visión y enfoque que se requieren para manejar un negocio y para manejar un gobierno son tan distintas como el agua y el aceite. ¿Por qué entonces insistimos en que este haga las funciones y tareas de aquel, en lugar de enfocarse en su tarea? La solución, en opinión de este humilde columnista, está en irle permitiendo al Gobierno que se desembarazase de sus lastres. Que regule a las empresas que quieran participar de la explotación de los recursos naturales del país. Que el esquema tributario para estas sea agresivo y oneroso, si es indispensable; pero que no se tome actividades que le son contra-natura, por más que las haya venido haciendo y tratando como elefante blanco durante los últimos cien años. PEMEX necesita más a México de lo que México necesita a PEMEX, y eso es un problema gigantesco.