miércoles, 30 de octubre de 2019

Reglas de Operación

Parte de ser una ciudadanía responsable es marcar nuestra propia agenda: prestarle atención y discutir los asuntos que a cada uno le parezcan relevantes de manera que podamos construir nuestras propias narrativas y no nos vengan a imponer una desde afuera para avanzar sus agendas. El ejercicio constante y consciente de esta práctica es una defensa muy eficaz contra cajas chinas y cortinas de humo. Leemos y recibimos las noticias sí, pero tenemos la capacidad de filtrarlas y poner el dedo donde nos interesa, de preferencia en temas que agreguen valor. En ese tenor, hagámosle un favor a nuestros hígados y olvidémonos un poco de la agenda que nos quieren dictar desde la mañanera: del presidente imitando el balido de una oveja, o de su “Tengan, para que aprendan” mientras nos muestra imágenes del ejército moviendo tierra en Santa Lucía. Hablemos del que será el Presupuesto de Egresos de la Federación, que ya va tomando forma.

El Proyecto de Presupuesto presentado para 2020 tiene similitudes con el del año en curso. Uno: Hay una multimillonaria partida (402 mil millones de pesos) para los programas sociales y subsidios gubernamentales insignia del gobierno morenista (Jóvenes Construyendo el Futuro, Sembrando Vida, pensión para personas con discapacidad, Producción para el Bienestar y becas para estudiantes de Educación Media Superior, por nombrar algunos). Y dos: Ninguno de esos programas tiene Reglas de Operación (ROP), un conjunto básico de disposiciones que precisen la forma de operar del programa, para lograr los niveles esperados de eficacia, eficiencia, equidad y transparencia. Es decir, la lana se aplica a ciegas y sin que tengamos la certeza de que están generando los beneficios prometidos, ni de medir estos beneficios.

El más perjudicado, aunque no lo parezca, es el propio presidente. Sin medir el impacto de sus programas con datos duros no tiene manera de tomar decisiones sobre los mismos, ni de presumir los logros que pudieran producirse con ellos. La ausencia de ROP también hace sus programas vulnerables a la corrupción, con la que (supuestamente) tiene guerra declarada. 

Reglas de Operación claras podrían evitarle disgustos como el que le proporcionó Mexicanos Contra la Corrupción, que con una auditoria al programa Jóvenes Construyendo en la Ciudad de México determinó que los padrones de becarios y empleadores presentaban información improbable, incompleta e inverificable. Y que entre los más de 5,439 centros de trabajo registrados sólo 413 (7.6%) tenían becarios.
Reglas de Operación podrían proteger nuestros bosques, asegurándose de que no se repita un caso como el de Veracruz, en donde la población misma taló áreas arboladas que ya existían con tal de les dejaran entrar al programa y recibir el subsidio.
Reglas de Operación le evitarían la vergüenza al presidente de tener a diez superdelegados (personajes que designó el mismo para administrar los programas en los diferentes estados) con denuncias ante la Secretaría de la Función Pública por mal manejo de los recursos y uso irregular (electoral) de los programas. (Para los morbosos, se trata de los funcionarios de Aguascalientes, Chihuahua, Chiapas, Colima, Guanajuato, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Jalisco.)

Total, que por todos lados le convendría a la presente administración detenerse un momento a redactar esos lineamientos. A menos claro, que el objetivo real de los programas no sea el bienestar y que el destino de los recursos no sea la población. Entonces sí conviene dejarlo todo como está.


miércoles, 23 de octubre de 2019

Bueno... ¿Y qué hacemos?

Varias veces, con el correr de las columnas semanales en este espacio, personas que aprecio se han acercado a decirme que las recomendaciones que dejo como conclusiones en las entradas del blog no son lo suficientemente prácticas. Este fenómeno se ha agravado con la elevación de López Obrador a la dignidad de Presidente y la avalancha de malas noticias y decisiones cuestionables que llegan desde Palacio Nacional. 
“Bueno sí, tal y tal cosa están terribles” me comentan cuando terminan de leer la columna “Pero ¿Qué hacemos? ¿Cómo respondemos? Lo único que mencionas es que hay que estar atentos, poner atención y tal...” 

Por la velocidad a la que se está dando la degradación del tejido institucional y del estado de derecho en el país; entiendo la preocupación, entiendo la molestia y la necesidad que tenemos de buscarle rápida solución a un problema que se antoja apremiante. Pero la durísima realidad es que no existe una solución rápida. López no es el problema, es un síntoma. Y aún si fuera posible retirarlo de la ecuación, el problema de fondo persistiría y en poco tiempo habríamos vuelto a la misma situación en que nos encontramos ahorita. 

La problemática, según la veo, es la manera en la que abordamos y buscamos la política y a sus personajes. Nos falta crítica y nos sobra esperanza y buenas intenciones. Nos aferramos a la idea de un caudillo que nos resuelva. Le caravaneamos al poder y nos sometemos a él con tal de que “nos saque de la bronca” y eso nos vuelve tontos útiles. 
No, no estoy hablando sólo de López, aunque es el ejemplo más claro. Puede pasar con políticos de cualquier color. Hoy por hoy, buscando la salida inmediata, hay mucha gente sumándose al proyecto México Libre, aglutinándose frente al que se perfila como la opción más viable para sacarlo del poder en 2024. (A pesar de que, ojo, ni siquiera conocemos al candidato que enfocaría este esfuerzo). 

Dinámicas así, en las que el desencanto de una y luego otra opción lleva y trae en constante vaivén al péndulo de las preferencias electorales, son responsables del surgimiento del populismo (de derechas o izquierdas) y de los drásticos golpes de timón que hemos visto en los últimos años en diferentes países: Lula da Silva y Dilma Rousseff (izquierda) que dieron pie a Bolsonaro (extrema derecha), Barack Obama (demócrata) que llevó a la Casa Blanca a Trump (republicano de extrema derecha), los Kirchner (izquierda) y Macri (derecha) en Argentina, François Hollande (Partido Socialista), que estuvo a punto de dejar a Marine le Pen (derecha) en Francia, políticas ultranacionalistas en el Reino Unido… 
Dinámicas así no funcionan, no construyen instituciones y son resultado de una ciudadanía pobre, de una nación de cruzaboletas 

¿Quiere cambiar a un país? Empecemos por normalizar la política. Por aprender a mirarla con ojo crítico y a no perdernos en el discurso de [Inserte aquí el nombre del político de su preferencia]. Le pongo un ejemplo clarísimo: A raíz de lo ocurrido el jueves pasado en Culiacán hoy el país discute si liberar a Ovidio Guzmán para evitar más muertes fue la decisión correcta o no. Y esa discusión es la que le resulta útil al presidente, porque nos distrae de preguntarnos cosas más importantes. ¿Cómo fue que se llegó a la situación en donde había que decidir si liberar o no a un capo? ¿Qué no se planificó en el operativo? ¿Por qué? Como nos enfrascarnos en cuestionarnos la última etapa, en donde el presidente queda como “humanista”, el resto del proceso (en donde francamente su gestión da pena) queda en el olvido. 

Hay que dejar de ser tontos útiles para uno y otro bando. Hay que aprender a mirar la política en frío y dejar de pensar en ella cada seis años nomás para ver de qué color es el simbolito que tachamos en la boleta. 

Hay que hablar de política. Una de las actitudes que más daño le ha hecho a México es la de sus ciudadanos y esa maldita costumbre de no hablar de política para no amargar las convivencias o las amistades, porque corta todo intercambio constructivo. 
Hablemos de política. Discutámosla en toda su extensión. Dejemos de ver príncipes azules en el primer advenedizo que le hable bonito al electorado. Si usted ya abrió los ojos, siéntese a platicar con su vecino, con su familia y con sus amigos. ¿Qué queremos para México y cómo llegamos ahí? ¿Cómo hacemos funcionar sus instituciones? 

Se van a enojar con usted. No importa, lo importante es persistir, ir “desconectando de la Matrix” poco a poco a la mayor cantidad de gente que podamos. De manera que verdaderamente podamos sentarnos a ver, qué queremos para México y cómo llegamos ahí. Ese ha sido el esfuerzo con Uno Opina desde 2014. Ayudarle a la gente a abrir los ojos y motivarla a tomar acción, razonada y voluntaria, a perseguir a su diputado, a cuestionar a su presidente municipal, a comportarse como el mexicano que le gustaría ver en su vecino. 

Aunque me gustaría poder ofrecer otra respuesta cada vez que me preguntan ¿Qué hacemos? De momento esta es la única que tengo. Pero nunca he dejado de buscar opciones y aquí estoy, listo para el debate y el intercambio si alguien tiene una mejor. Porque así, me parece a mi, se construye un mejor México: Construyendo mejores ciudadanos.


miércoles, 16 de octubre de 2019

Asalto a la Democracia: Guerra en dos Frentes

Poco a poco avanza el atropello legal e ilegal a las instituciones democráticas del país. Esta vez las fuerzas asaltantes han decidido abrir un doble frente, siguiendo la vieja máxima militar del “divide y vencerás”. Es importante no perder de vista ninguno de los teatros de operaciones, de tal manera que, como sociedad, podamos responder de manera coordinada y eficiente. Así que ¿dónde están las líneas de batalla?

La primera es en Baja California, en donde, como habían adelantado, se recurrió a la consulta ciudadana para apalancarse de apoyo popular y legitimar una acción ilegal: la ampliación del mandato de Jaime Bonilla de dos a cinco años. De concretarse este fiasco se sentará el peligroso precedente de que una autoridad legislativa pasa por encima no solo de otro de los poderes (el Tribunal Electoral, que puso las reglas del juego en la pasada elección y estableció el tiempo de la gestión del ganador), sino de la misma ciudadanía, que votó en el entendido de que se respetaría la duración expresada en la convocatoria. 
Si a usted esa circunstancia no le parece mal o le parece cosa menor, tome el proceso local de Baja California y llévelo al nivel federal. Imagine que la Cámara de Diputados propone ampliar, con cualquier justificación, el periodo del actual presidente de seis a doce años ¿Seguiría estando de acuerdo?

Afianzados en los resultados de la consulta (84% a favor de la extensión, 16% en contra, con una participación de apenas el 1.9% del padrón electoral del estado) Bonilla ya empezó a trabajar en su posverdad. Salió a declarar, en entrevista para Noticias MVS, que él se había inscrito en una convocatoria para cinco años, no dos. Miente. 
Lorenzo Cördova y Ciro Murayama, consejeros del INE, publicaron a través de Twitter una copia de la convocatoria donde se lee claramente que la elección para gobernador en Baja California es para un periodo de dos años. Pero no importa, en este país las verdades a medias y las mentiras completas parecen ser moneda de cambio corriente con tal de tratar como un hecho algo que no puede (ni debe) permitir la ley.

El otro frente es la Cámara de Senadores, donde ayer se aprobó la ley de revocación de mandato. Ley que le permitirá legalmente al presidente López hacer campaña e impulsar, con su presencia, las candidaturas locales y estatales de su partido. También tiene el beneficio agregado de permear en le subconsciente colectivo la idea de que un presidente en funciones puede (o incluso debe) volver a ser votado.

Así las cosas, querido lector. Esas son las líneas que habrá que defender. Urge que nos pongamos las pilas. Porque lo que en 100 años y con mucha sangre construimos, la incipiente democracia que habíamos armado, corre el riesgo de desmoronarse en los próximos días.

Fallamos, mexicanos. La sociedad se enfocó en conseguir la alternancia como fin, no como medio para seguir construyendo. Una vez que se consiguió la alternancia, el esfuerzo concentrado se perdió y vino el contraataque. Es hora de volver a organizarse, de volver a enfocarse y a hacer conciencia con el vecino… Nos toca mexicanos, mientras más pronto mejor.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Se mueve el tablero de la SCJN

El jueves pasado Eduardo Medina Mora anunció su renuncia como ministro de la Suprema Corte de Justicia poniendo fin, apenas en cuatro años, a una responsabilidad que debía sostener durante quince. 
El tema es rico desde muchas aristas. Desde el punto de vista legal llama la atención porque, según la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, la renuncia de un ministro sólo puede hacerse “por causas graves”, que deben ser explicadas al presidente y luego aprobadas por el Senado. Todo este trámite ocurrió a lo largo de la semana pasada, pero la "causa grave" que detonó la decisión nunca se aclaró. A la opinión pública solamente llegaron rumores y elucubraciones. 

Da de qué pensar que no se hayan hecho públicas estas “causas graves” porque desde el punto de vista político se trata de un movimiento de piezas importante. El presidente, por tercera ocasión en poco más de diez meses en el cargo, tiene la oportunidad de nombrar a un ministro de la Suprema Corte a través de una terna. La experiencia nos dice que impulsará, como siempre, candidatos con fuertes lazos con Morena y con el presidente o su círculo cercano. Las dos personas que han sido elegidas previamente por esta administración (Juan Luis González Alcántara Carrancá y Yasmín Esquivel Mossa) tienen además historiales que no los hacen precisamente ideales para el puesto.

Para quienes se oponen a López entonces, la salida de Medina Mora es una tragedia. Quienes se atreven a armar sus propias teorías, no dudan que el presidente haya maniobrado y presionado al ministro para renunciar. Es una medida para hacerse con el control del Poder Judicial quizá menos contundente, pero más elegante que la burda propuesta de Ricardo Monreal en abril pasado que sugería ampliar de 11 a 16 el número de ministros de la Suprema Corte.

Como Medina Mora ganó su escaño en la Suprema Corte acompañado del poder político, su posición era absolutamente frágil y vulnerable a presiones externas. Poco o nada de su elevación al máximo tribunal del país y de su labor ahí es rescatable y además tiene cola que le pisen: Le investigan en Reino Unido (donde trabajó un tiempo como parte del servicio diplomático mexicano) por transferencias millonarias a cuentas en aquel país y en Estados Unidos que superan por mucho sus ingresos como ministro. A partir de esa investigación, la Secretaría de Hacienda encontró un “Pago de Dividendo” por 10.6 millones de pesos que le hizo una empresa, pero cuyas participación accionaria no aparece en la declaración patrimonial del (ahora ex-) ministro


Insisto, no lloremos por Medina Mora (porque además, si la cosa le sale bien y se arregla por fuera, podría llevarse hasta pensión vitalicia. Desahuciado no va a quedar). 
Lo que debería ocuparnos, es estar atentos a las ternas que proponga el presidente. ¿Qué tipo de perfiles son y qué trayectoria tienen? ¿Se comportarán de manera independiente? ¿Tienen manera de aguantar la presión si llegan a resultar incómodos en el futuro? Porque poco a poco el poder Judicial como bastión institucional se tambalea. Para no ir más lejos, este martes el presidente de la Suprema Corte, Arturo Saldívar, anunció que estará visitando el programa de John Ackerman, ese del que platicamos la semana pasada. Es decir, en lenguaje llano, que el Presidente de la Suprema Corte va a ir a un programa de propaganda al servicio del régimen.

En ese nivel estamos, y por eso ahora más que nunca el tablero de la SCJN requiere nuestra atenta vigilancia.

martes, 1 de octubre de 2019

No uno, sino tres

El caso Barlett pinta para marcar, al menos, la primera mitad del sexenio de la administración lopezobradorista, no sólo por el tamaño de la falta (que sí es monumental: 12 empresas y 23 casas no declaradas) sino por el absoluto desparpajo con el que han tratado el tema y la inusual protección que le han brindado al presidente de la Comisión Federal de Electricidad. ¿Por qué inusual? Pues porque ya por lo menos dos funcionarios (incluido el propio presidente) se han puesto en la línea de fuego.

Recapitulamos:
Apenas el día siguiente a que se hiciera pública la segunda parte de la investigación de Loret de Mola (la de las empresas), López Obrador salió en la mañanera a darle el espaldarazo al funcionario, calificando la investigación de “ataque político”. “Son de estos reportajes que se hacen con el propósito de desinformar políticamente [...] Yo le tengo confianza al licenciado Bartlett”, dijo el jefe del Ejecutivo federal.

Casualmente, ese mismo día y en el mismo evento, señaló que el Servicio de Administración Tributaria le había informado que lo habían registrado a él y a su esposa en al menos 26 empresas. “Como sea, si fue por venganza, alguien dolido que quiso vulnerar el sistema del SAT [...] o mis adversarios políticos para que el día de mañana aparezca de que estoy yo haciendo negocios chuecos”
Coincidencia curiosa y declaración aún más curiosa. Casi como si quisiera dar a entender que a Barlett y familia pudieran haberle aplicado la misma jugarreta. Total, si le pasa al presidente le pasa a cualquiera. ¿No? (¡Ojo, es el mismo presidente reconociendo la facilidad con la que le suplantan la identidad a uno en este país!)

Pero no es tan fácil. Falsificar la participación de una persona en una empresa, ante notario y con el montón de requisitos que se solicitan, está complicado. Y por supuesto es un delito. Esto fue el miércoles 25 de septiembre. A una semana de distancia ¿hay denuncia? ¿hay investigación formal al respecto? Hasta donde sabemos, no. Y está curioso, uno pensaría que en el gobierno federal estarían más preocupados. Que alguien, quien sea, pueda hacer firmar al presidente donde no firmó, está de terror.

La otra que está haciendo labor de distracción ante la opinión pública para salvar a Barlett es precisamente la que debería estar investigándolo: la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros. A lo largo de la semana se han ido filtrando detalles de la red de contactos y familiares que tiene trabajando en el Gobierno federal, empezando por su marido.

La señora Sandoval es esposa de Jonh Akcerman, que tiene un programa en TV UNAM “DIálogos por la Democracia”. Hubiera pasado medianamente desapercibido. De no ser porque al presentador se le ocurrió entrevistar al titular de la CFE. No para hablar sobre sus propiedades, sino para charlar sobre “la defensa de la empresa pública (CFE) de los embates neoliberales”
Netzaí Sandoval Ballesteros, su hermano, abogado, experto en amparo y derecho constitucional, se desempeña desde enero de 2019 como titular del Instituto de la Defensoría Pública Federal, adscrito al Poder Judicial de la Federación.
El tercer hermano, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, luego de fracasar como candidato a gobernador de Guerrero, fue nombrado “súperdelegado” de esa entidad por el presidente de México.
Además, según DeclaraNet, en la página servidorespublicos.gob.mx, también forman parte de la nómina del gobierno Alejandro Sandoval Ballesteros (PEMEX) y Angélica Yacenia Sanodval Ballesteros (PGR)

Y por si fuera poco, hoy la secretaria anunció que tenía invitada de lujo para una conferencia magistral sobre el combate a la corrupción planeada para el 10 de octubre. Nada más y nada menos que Susan Rose-Ackerman, académica de la Universidad de Yale y madre de su esposo, John Ackerman ¡Chulada!



¿Y mientras tanto Barlett? Muy quitado de la pena. El día de ayer cuando le preguntaron por el caso, en lugar de contestar, eligió salir disparado imitando el sonido de un tren. Se sabe protegido.


Es importante no perder de vista ninguno de los tres aspectos de este drama, no permitir que nos roben la atención con las diferentes cajas chinas que están haciendo sonar y que no dejemos tampoco que ninguno salga impune. El Gobierno de México no solo tiene que explicar un escándalo, sino tres.