miércoles, 30 de septiembre de 2020

Fideicomisos - Sacrificio Preocupante

Mientras escribo estas líneas, se discute en la Comisión de Presupuesto de San Lázaro la eliminación de más de cien fideicomisos del Estado, con la intención de reutilizar sus recursos (68 mil millones de pesos) en temas de salud y para financiar los intocables programas sociales de esta administración.

La cabeza más visible de este nuevo desmantelamiento institucional es Mario Delgado, Coordinador del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. El legislador sostiene que se trata “de una reorganización administrativa” que en modo alguno exime al gobierno de atender las circunstancias para las que fueron creados. Por ejemplo, la desaparición del Fondo para la Atención de Emergencia (Fonden) “no quiere decir que el gobierno se va a quitar la responsabilidad de atender a la población en caso de un desastre natural”. ¡Faltaba más!

Alguien tendría que aclararle al diputado que no, los ciudadanos no están confundiendo la desaparición de los fideicomisos con la renuncia del gobierno a sus obligaciones. Que las dudas y las cejas levantadas van más bien porque dichos fideicomisos representan cierta garantía (por más endeble que esta sea) y porque los antecedentes de este gobierno “administrando” cualquier cosa son de terror. Luego resulta que con sus brillantes ideas administrativas, como rifar el avión presidencial, pierden más dinero del que sacan.

La preocupación es que el dinero desaparezca como por arte de magia y vaya a parar a donde sea que terminó el presupuesto destinado para medicamentos contra el cáncer. La preocupación es que en el país más peligroso para periodistas de América, el dinero Fondo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas se canalice en un arenal en Dos Bocas, Tabasco, que después de un año y medio de obra debería mostrar más avance. La preocupación es que fondos que deberían impulsar el desarrollo científico, terminen en programas sociales sin reglas de operación ni rendición de cuentas.

Y he leído el argumento de que los fideicomisos son tapadera para corruptelas y malversación. Esto es grave y amerita investigación. ¿En cuáles hay corrupción? ¿Cuáles son usados indebidamente o no están cumpliendo con su función? ¿Cómo lo hacen y cuándo se presentan las acusaciones formales frente a la Fiscalía para llevarlos ante la justicia? ¿Cuándo se van a usar y respetar LAS INSTITUCIONES en este gobierno, en lugar de la pedrada a ciegas?

Presumen finanzas públicas sanas, mientras sistemáticamente se apropian y hacen uso de cuanto guardadito “neoliberal” se encuentran sin mayor argumento que una “reestructuración administrativa” En el proceso, ponen en riesgo los progresos, pocos o muchos, que el país ha hecho en Ciencia y Tecnología, Protección a Víctimas, Cambio Climático, las Financieras Rurales, el Desarrollo de Proveedores y Contratistas Nacionales de la Industria Energética (creí que esa era justo la estrategia gubernamental) entre muchos otros rubros. Su "reestructuración" destruye el blindaje que tenían esos proyectos para tener financiamiento multianual lejos del vaivén político y la discusión presupuestal sin ofrecer ventaja alguna. No hay razón para hacer ese sacrificio... a menos de que su interés sea únicamente la lana. ¿Verdad? Entonces la decisión tiene todo el sentido del mundo.



miércoles, 23 de septiembre de 2020

MORENA, guerra intestina.

La cuarta transformación como movimiento ideológico y plan de gobierno, no existe. Es meramente un recurso narrativo útil que el presidente y algunas otras personas han utilizado pero que no tiene fondo, ni estrategia, ni objetivo alguno que no sea hacerse con el poder. Y ninguna otra cosa deja tanto en evidencia este hecho como la lucha descarnada que estamos viendo por hacerse con la presidencia de Morena.

Desde su concepción en octubre de 2011, el movimiento fue diseñado como una herramienta para aglutinar apoyos de las más variadas fuentes, y darle a todas ellas una cobija de legitimidad con la etiqueta de “movimiento ciudadano”. Bajo esa cobija, Andrés Manuel metía lo mismo al ala conservadora más dura del PES y a Manuel Espino, que al ala castrochavista de Yeidckol Polevnsky y Epigmenio Ibarra, como a lo más podrido del viejo priismo de Ricardo Monreal, Porfirio Muñoz Ledo y Manuel Barlett. No había nada que coaligara a esa caterva de impresentables salvo la figura de Andrés, su potencial victoria electoral y el rédito político que se pudiera sacar de la misma.

Avanzamos tan sólo dos años después de la victoria de 2018 y todas estas distintas facciones (y algunas nuevas) se disputan ahora la presidencia del partido y con ella, una enorme influencia en la elección de los candidatos a las próximas elecciones en 2021 (en las que se elegirán 15 gobernadores, 500 diputados, 30 congresos locales y casi 2.000 ayuntamientos) y una posición de ventaja para acomodar piezas de cara a 2024.

105 nombres se inscribieron para la elección de la nueva cúpula del partido, que el INE prontamente pidió reducir a seis para mantener algún atisbo de racionalidad. La lucha por estar en ese listado final es tan dura que algunos aspirantes se valen de cualquier método, incluso acusar de disparidad de género en el número de candidatos y candidatas.

La batalla fraticida revela la inexistencia de ese fondo, de ese ideal que dicen enarbolar como “La cuarta transformación” y que los “ideales de MORENA”, pasan a segundo plano frente a sus proyectos políticos de las tribus originales y su hambre de poder. El hecho de que el presidente no esté haciendo nada para preservarla (la 4T) por encima de disidencias políticas internas, es también clara evidencia de que él mismo no tiene claro qué significa la muletilla, más allá de conseguirle la presidencia. Lo que pase a posteriori  más bien le da igual.

¿Qué sigue para el partido? Pues tras varias impugnaciones ante las autoridades electorales, se ha definido un proceso de selección por encuestas, que se llevará a cabo entre el 26 de septiembre y el 2 de octubre, tratado de reducir ese ridículo número de aspirantes a algo más manejable. ¿A partir de ahí? Cada uno por su cuenta y que sea lo que Dios quiera, porque eso de pedir un proyecto político serio es mucho para un partido que no es tal, sino una aglutinación de intereses y ambiciones.

¿Y a nosotros los ciudadanos? Pues más nos vale atender lo que está pasando y anotar bien nombres y apellidos de todas las aves de carroña que se disputan el partido. Al mismo es bien importante aprovechar las luchas intestinas para señalarle a Juanito Pueblo que Morena no es “distinto” ni una “transformación de la vida política del país” (como podría serlo, ¡si son los mismos pero de otro color!) Si conseguimos hacer que ese mensaje llegue al electorado antes del 2021, quizá podríamos ahorrarnos otra victoria para el populismo simplón.



miércoles, 16 de septiembre de 2020

Una rifa irrelevante

La lógica interna detrás de la decisión de la rifa del avión debería pasar a la historia y ser escrutinizada con detalle por generaciones venideras para evitar que un despropósito así y las condiciones que le dieron vida, puedan jamás repetirse.

El objetivo original del gobierno, según se planteo, era deshacerse de un avión caro de adquirir y mantener. Ante la incapacidad (o ineptitud) para lisa y llanamente venderlo (aunque el mismo presidente haya dicho varias veces que tiene ofertas sobre la mesa e incluso un adelanto para su compra, estas nomas no se materializan) el tartufo que despacha en Palacio Nacional sugirió entonces rifarlo. Semejante despropósito pronto acarreo obvios cuestionamientos: Y si te lo ganas ¿qué? No es como que el mexicano promedio tenga un hangar de por lo menos sesenta metros de largo junto a su jacalito para meter el aeroplano, y tampoco es común que pueda permitirse sus costos de mantenimiento.


Tras semejante encontronazo con la realidad, el presidente reculó. Que siempre no se rifaba el avión per se, si no el valor del mismo en efectivo. Ninguno de los iluminados miembros de este H. gobierno advirtió que entonces la rifa no resolvía el problema originalmente propuesto: El avión permanecería en los hangares gubernamentales y seguiría recibiendo mantenimiento a costa del erario. Este era el momento en el que debieron haberse detenido a reflexionar, pero en lugar de eso decidieron seguir adelante con el entusiasmo propio de quien voluntariamente decide ignorar lo evidente.


Dándose de palmadas en la espalda por la brillante idea, ofertaron seis millones de cachitos a $500 pesos cada uno. Avanzamos un poco en la trama hasta el día de antier, en que el presidente salió a decir con orgullo que “llegamos a la meta” y se vendieron el 70% de los boletos ofertados. ¿Será? La cifra es engañosísima.

Tres millones de cachitos fueron acomodados en una cena de gala que ofreció el presidente a casi un centenar de empresarios en Palacio Nacional, en una reedición moderna y mal hecha del tradicional “pase de charola” priista. El mismo gobierno tuvo luego que desembolsar 500 millones de pesos en otro millón de cachitos, quesque para ser distribuidos en los casi mil hospitales Covid que hay en el país. (Aquí tengo que preguntarle, si usted fuera el director de alguno de estos hospitales ¿Qué preferiría? ¿Una oportunidad entre seis mil de llevarse 20 millones de pesos? ¿O que se repartieran los quinientos millones de pesos de manera estratégica según las necesidades reales de los nosocomios?)


Entonces, tres millones de cachitos vendidos a empresarios, otro millón adquirido por el gobierno. Eso significa que, con números alegres, de los 4,700,000 cachitos vendidos (redondeando) sólo 700,000 fueron adquiridos por mexicanos de a pie como usted y yo. Es un error de cálculo de casi un orden de magnitud, de ese tamaño la incompetencia.

¿Y mientras tanto? Nada, el avión sigue estacionado en el hangar, los hospitales siguen faltos de recursos, el COVID sigue rampante, la inseguridad sigue desbordada. Aquí no ha cambiado nada y la mentada rifa duele por su irrelevancia.


En el mejor de los casos, se trató de un intento más de distracción en este circo de tres pistas que dirigen (es un decir) desde Palacio Nacional. En el peor, un juego macabro de “¿Dónde quedó la bolita?” con una lana que en lugar de aplicarse con visión de estado en intentar resolver los múltiples problemas del país, se embolsó alguien en algún lado del complejo y tortuoso proceso





miércoles, 9 de septiembre de 2020

Tirarle al árbitro.

Para ser considerado “el opositor natural” de López, las formas de Felipe Calderón son sorprendentemente parecidas a las del macuspano, querido lector. A ambos se les está dificultando enormemente poner a las instituciones por encima de sus propios intereses, posiciones y narrativas.

Cuando el INE hizo público el veredicto de negarle a México Libre el registro como partido político, utilizó el argumento de la procedencia no identificada de 1.2 millones de pesos reportados y recibidos por la organización a través del sistema CLIP, un lector de tarjetas de débito/crédito que puede usarse en conjunto con cualquier celular inteligente.

El argumento para la decisión, gracias a evidencia que ha ido saliendo con el pasar de los días, suena medio estirado más allá de lo razonable hasta poder quedar en mero pretexto. Se supo, por ejemplo, que cinco consejeros habían cambiado de parecer y votado en contra de otorgar el registro, apenas horas antes de la votación por una “nueva queja” que hasta entonces habían desconocido. Queja interpuesta por el representante de Acción Nacional ante el INE, Victor Hugo Sondón y que se refiere a un número inusual de afiliaciones realizadas por México Libre en un solo día y un mismo lugar: una iglesia, un domingo. 

Hay ramificaciones políticas en la decisión del INE, sin duda. Y el comentario que hizo el señor presidente al respecto sólo abona a revolver ese fango partidista que enturbia el asunto. Pero la reacción a este revés desde la plana mayor de México Libre es francamente irresponsable. Lejos de tomar la vía institucional y colocarse por encima de este pleito de patadas debajo de la mesa, Felipe Calderón decide tirarse al piso y acusar al INE de estar actuando en beneficio de X o Y intereses, dinamitando la credibilidad de una institución que ha costado sangre, sudor y lágrimas construir y que ha garantizado procesos electorales más o menos transparentes desde su creación. Incluso en la polémica elección que le dio la presidencia.

La decisión, como cualquier otra que tome el Instituto, es apelable ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Y esto un abogado tan capaz como Calderón lo sabe. Sabe que tiene una salida jurídica e institucional, pero también sabe que seguir esa vía responsable no le dará los mismos réditos políticos que tirarse al piso y acusar un complot (¿a quién nos recuerda?). Y así, tal como los “chairos” con Andrés, los “borolianos” de Felipe corren a defender a su gallo y a rasgarse las vestiduras y a reventar al árbitro de la contienda desde la tribuna.

En términos futbolísticos, uno no debe pelearse con el árbitro. Si, el árbitro puede favorecer al rival en una decisión, puede afectar nuestras oportunidades, pero ponerte a discutir y a gritarle en la cara sólo terminará en una tarjeta roja, en los ánimos caldeados y en la pérdida de cualquier oportunidad de darle la vuelta al partido. Si el resultado te pareció injusto, quéjate fuera de la cancha con la Federación y prepara a conciencia el próximo partido. 

Con el futuro del país en juego, tenemos que construir sobre lo existente, no dinamitar el juego.





miércoles, 2 de septiembre de 2020

Informe sin sorpresas... y sin avances.

Mucho que decir y mucho que analizar del segundo informe de gobierno del presidente López. 
En el discurso no hubo sorpresas, fue más de lo mismo que sale a repetir cada mañana. La 4T es una farsa construida con saliva y aire caliente y exige su tributo puntual, diario incluso, para medio enmendar las grietas que la terca realidad implacablemente le provoca con cada vez más frecuencia: 

Que ya se acabó la corrupción, a pesar de que ya nos enteramos de que su hermano, Pío, andaba recibiendo millonarias “aportaciones para la campaña” de un alto exfuncionario del gobierno federal, y en ese entonces consultor del gobierno de Chiapas. A pesar de las casas de Barlett y las propiedades del matrimonio Ackerman-Sandoval.

Que saldremos de la pandemia con un mejor sistema de salud, aunque se hayan recortado mil 884 millones de pesos del gasto de la Secretaría correspondiente. Cosa curiosa, los recortes son precisamente en Epidemiología y programas contra la obesidad, justo esa comorbilidad a la que se le están achacando las ya “catastróficas” cifras de fallecidos por Covid.

Que en materia económica “Ya pasó lo peor y ahora vamos para arriba. Ya se están recuperando los empleos perdidos. Ya estamos empezando a crecer", cuando su propio secretario de Hacienda, Arturo Herrera, adelantó que la crisis económica que se vivirá (ojo con la conjugación en futuro) en el país será la peor desde 1932 y que “la deuda crecerá entre 8 y 10 por ciento del PIB”

Que la relación con los empresarios ha sido buena, que a pesar de la crisis no se despidieron a empleados, que no se emprendió un rescate elitista hacia las empresas. Quizá tenga razón en que “no se despidieron”. A algunos sencillamente se les tuvo que liquidar porque la empresa quebró. Macario Schettino recogía en su columna del 18 de agosto que han cerrado más de cuatro mil empresas grandes (con más de 50 trabajadores) en los últimos cuatro meses (marzo a junio). El impacto no se nota a simple vista en las cifras del registro patronal IMSS, porque se han creado una cantidad similar de nuevas micro empresas de 1 a 5 trabajadores. Pero estas en general pagan peor y tienen prestaciones mínimas. 

En fin, el sopor de siempre. Si tomáramos la palabra del presidente como viene, el panorama resultante sería fabuloso. En su lugar, estamos debatiendo si se debe aplicar la ley o no en base a una encuesta mafufa y viendo qué tecnicismo encontramos para calificar de “aportaciones” un evidentísimo acto de corrupción. En lugar de tener un sistema de salud como el de Suiza, según se nos prometió, estamos luchando con una epidemia que lleva más de 600 mil casos y 65 mil muertos acumulados de Covid.

La realidad contra la ficción. Debe ser maravilloso vivir en el México del presidente. Esa una lástima que ese México exista sólo en su cabeza.



Addendum:

Me llamó la atención la frase que utilizó el presidente para referirse a los ausentes Alejandro Gertz Manero, fiscal General de la República, y Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; que a pesar de estar invitados al evento, no acudieron a Palacio Nacional.

“Invité al fiscal y al presidente de la Corte pero no pudieron asistir. Tuvieron la arrogancia de sentirse libres”

¡“Tuvieron la arrogancia”, dice!
¡El lenguaje, ese gran delator!