jueves, 25 de mayo de 2017

Crisis de Identidad

Lo invito, querido lector, a hacerla de jurado en un pequeño juicio imaginario. Yo tomaré el papel de fiscal y expondré mi caso. La defensa, aunque no podrá ocupar este espacio, tendrá algunos meses de aquí a las elecciones de 2018 para argumentar. ¿Le parece interesante el ejercicio? ¡Vamos allá!  

Yo acuso, damas y caballeros del jurado, que las organizaciones políticas del país ya no son “partidos” (si es que alguna vez lo fueron) sino escenarios donde, uno a uno, se pasea el político en turno bajo los reflectores. ¿Para qué? Para ver si consigue enamorarnos con un complejísimo acto de malabarismo político y engaño y se hace con un “hueso” el próximo periodo electoral. A fin de soportar la acusación, comienzo a presentar evidencia.

Partido, según el diccionario de la Real Academia Española:
5. m. Conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma opinión o causa.

Según el diccionario de Google
1. Organización política formada por un grupo de personas que comparten y defienden las mismas ideas y que toman parte en la política de un país.

Qusiiera dirigir su atención al punto crítico de ambas definiciones. Se habla de un grupo de gente que apoya una idea, una visión. La definición de la RAE ni siquiera menciona “hacer política” como el fin de estas organizaciones.
¿Qué hacen, en contraste, los “Partidos” en México? Claramente, defender una idea no es su prioridad. Miremos del lado izquierdo del espectro político. ¿Cuántas agrupaciones hay ahí, defendiendo en teoría lo mismo, pero separadas por intereses particulares? Miremos al Partido Verde, o a Nueva Alianza que se acomodan según les venga mejor. ¿Qué defienden estas instituciones más allá de los privilegios de sus dirigentes? ¿Qué hacen Rosario Robles, Porfirio Muñoz Ledo, el mismo Andres Manuel y muchos otros chapulineando de un partido a otro?

Pongo los reflectores ahora sobre la nota de la semana, el supuesto “frente amplio” del PAN y el PRD que muy orondos salieron a presumir tanto Ricardo Anaya como Alejandra Barrales (presidentes de una y otra institución).  Que ambas agrupaciones estén dispuestas a dialogar para alcanzar acuerdos, me parece muy bien, pero difícilmente algo meritorio de una rueda de prensa como la que se aventaron. Ahora, que pretendan hacer una propuesta conjunta en 2018 lo encuentro más preocupante, porque se trata de organizaciones que ideologicamente están en las antípodas unas de otras.


Recuerdo con una sonrisa las respuestas que le propinaron a Ricardo Anaya luego de un desafortunado comentario en Twitter. Él se refería a la victoria de la opción moderada en las elecciones de principios de mes, en Francia:

“Un joven de 39 años llega a la presidencia de Francia derrotando a la extrema derecha. Muchas felicidades a Emmanuel Macron y a Francia.” escribía en la red social.

No es difícil adivinar cómo se ve proyectado en esa línea, como al enunciarlo así refuerza su propio interés en que un “joven” como él llegue al poder. Por eso las respuestas son tan maravillosas. Hubo que recordarle a Anaya que, en México, es el PAN el que representa a la extrema derecha, que entre su militancia tiene a varios miembros de la Organización Nacional del Yunque. ¿Qué demonios hace tratando de construir un proyecto conjunto con quienes tienen opiniones opuestas en todos los puntos importantes?

Señoras y señores del jurado, los hemos perdido por completo. Todo esto hace evidente nuestros partidos están secos de identidad, secos de ideología… y si están faltos de eso no podemos pedirles a sus candidatos ideas inteligentes, ya no digamos novedosas. No saben ni lo que son, ni lo que representan, lo único que les interesa es hacerse con el puesto en disputa.
En vista de lo aquí expuesto, y ya con esto termino, la fiscalía pugna por el abandono de cualquier tipo de apoyo a estas instituciones que, como no saben qué defienden, tampoco pueden representar al pueblo de México. Ahora es el turno de la defensa, veamos si pueden desmentirme.


jueves, 18 de mayo de 2017

Libertad prensada

El 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el objetivo del mismo es, en palabras de la UNESCO: informar a los ciudadanos acerca de las violaciones a la libertad de prensa [...] recordarles que en decenas de países alrededor del mundo las publicaciones son censuradas, [...] mientras que periodistas, editores y publicadores son acosados, atacados, detenidos e incluso asesinados. Es una fecha para fomentar y desarrollar iniciativas en favor de la libertad de prensa”

Viene al caso porque el pasado lunes Javier Valdez Cárdenas, colaborador de La Jornada y fundador del semanario Ríodoce, perdió la vida cuando sujetos encapuchados lo interceptaron en el centro de Culiacán y le abrieron fuego contra él. El comunicador llevaba tres meses recibiendo amenazas de muerte y su caso se suma a los de otros cinco periodistas que han fallecido en lo que va del año.
Unas horas más tarde, ese mismo día, se hacía un intento por quitarle la vida a Sonia Córdova, subdirectora del semanario “El Costeño” en Jalisco. Sobrevivió de milagro. Su hijo, que la acompañaba, no corrió con tanta suerte.

Ejercer el periodismo en este país se ha convertido en un deporte de alto riesgo, un oficio que requiere redaños y mucha vocación. Quizá ya no se tiene la ley mordaza evidente de los tiempos de la dictadura del PRI, pero aún hay una amenaza velada para el que incomoda con preguntas. El caso de Javier Valdez es un raya más a un tigre que, desde el año 2000, ha acumulado más de 100 en su colección. ¿No me cree?

Artículo 19 (organización internacional en favor de los derechos humanos; en concreto de la libertad de expresión y el derecho a la información) señala que de las 800 investigaciones indagatorias que ha abierto la ​​​​​Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión en los últimos seis años, sólo se han resuelto tres. Sí, tres. El 99.75% siguen en el limbo y los culpables sin castigo. Permanezca sentado, aún hay más. De todas las incidencias documentadas en 2016, más de la mitad fueron perpetradas por agentes del Estado.

Habrá medios parciales e imparciales, de corte liberal o conservador; habrá periodistas con cuyas ideas no comulguemos, columnistas de quienes no nos perdamos ninguna entrega y a otros con los que nos baste mirar su foto impresa para ponernos de malas y está bien. La pluralidad de ideas es importante. La libertad de expresión es piedra angular de la democracia.   



México necesita a sus periodistas. Los necesita como primera línea de defensa contra la corrupción, como investigadores y escrutadores del actuar de políticos y funcionarios, como desenterradores de la verdad al servicio de la población.
Pero si los periodistas son la línea de infantería de reconocimiento, nosostros, la sociedad civil, debe de actuar como el resto del ejército y arroparlos apenas descubran algo, obligar a los implicados en el escándalo a responder por lo que hicieron y no dejar sólo al batidor para que una bala perdida lo silencie.

Está en todos.

jueves, 11 de mayo de 2017

¿Tantos muertos como en Siria?

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Reino Unido (IISS por sus siglas en inglés) publicó esta semana su “Estudio de Conflictos Armados” (Armed Conflict Survey). La publicación de dicho documento que es un libro en toda regla causó mucho eco y reacciones de todo tipo en México porque toca una realidad que la presente administración se ha empeñado en esconder a toda costa.

"México tuvo un total de 23 mil homicidios intencionales en 2016, el segundo lugar después de Siria" reza la publicación. Argumentan los autores que los niveles de violencia en el país se ha disparado a causa de los cárteles de la droga, de tal suerte que nuestra “Guerra contra el Narcotráfico” entra en el objeto de estudio de su investigación.  "El problema se vuelve peor" dice el texto "[ya que] el crimen organizado es más visible y más disruptivo políticamente y económicamente".

Ahora, aunque más de uno se frotó las manos con esta información (Donald Trump, por ejemplo, fue el primero en replicar los resultados, en su eterna cruzada por justificar un muro que nada resuelve) hay que tomárselo con su buena dosis de escepticismo.
Las cifras son engañosas. La población de Siria está calculada (a 2015) en 18.5 millones, mientras que la de México el mismo año era de 127 millones. Eso significa que mientras Siria tiene 2.7 homicidios por cada mil habitantes, México tiene 1.9 por cada diez mil. ¡Casi 14 veces menos! ¡Todo en su contexto, por favor!



Por supuesto, contextualizar no es justificar. El nivel de violencia que estamos experimentando en México no es normal y obliga a replantearse si somos una nación “en paz”, según el sentido estricto de la palabra. Las Secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación lo saben, y sus excusas son lamentables. Le reclaman al Instituto que no se sabe de dónde consiguió sus cifras, que su metodología es incierta, que no todos los  homicidios que suceden en México son resultado del conflicto con los cárteles. (Como si un homicidio doliera menos o fuera más entendible si sucedió por cualquier otra causa) y que, en general, el combate al narcotráfico debe analizarse de manera integral.

Sin embargo, el estudio no falla en ese respecto de hecho es exhaustivo mencionando casos como los de Ayotzianapa y arremetiendo con certeza: “Subyaciente a esta dinámica criminal, está la debilidad institucional y la contagiosa corrupción que plagan al estado mexicano. La policía ha sido una institución particularmente problemática durante la administración de Peña Nieto” Así como: "El presidente comenzó su administración prometiendo un enfoque menos militarizado a la lucha contra los cárteles [...] sin embargo, Peña Nieto no está nada cerca de cumplir su plan original de reducir la presencia militar en las calles".

¿Así que, estamos mejor o peor? Bueno, no estamos tan mal como en Siria, eso que ni qué. Probablemente tampoco seamos la segunda nación más violenta (toda proporción guardada). Sí estamos muy lejos de vivir como debiéramos, en donde se respete el derecho a la vida de todos y cada uno de los mexicanos; o el derecho a vivir en paz, sin miedo a enemistarte con un bandolero, a un levantón o a un asalto y hay que seguir empujando por conseguir ese ideal.
La solución tampoco es tan sencilla como un alto al fuego. Urgen instituciones más fuertes y un sentido de la legalidad más firme. Sería muy útil que nuestros gobernantes, en lugar de sacarle la vuelta al documento, de verdad lo leyeran como un diagnóstico de lo que está ocurriendo y lo utilizaran como punto de partida para solucionar las cosas,

En fin, la esperanza es lo último que muere



jueves, 4 de mayo de 2017

Caminos y Transas Federales

Por nuestras carreteras pasan más de 500 millones de toneladas de productos y materiales cada año y nuestros caminos son las arterias por las que se alimenta una economía en constante movimiento. No sólo son importantes, resultan indispensables para el desarrollo nacional. Tan es así, que la actual administración se comprometió a entregar 52 autopistas nuevas (más de tres mil trescientos kilómetros lineales) y a renovar otras tantas.

Pero a menos que usted viaje mucho por carretera, todo esto le resultará probablemente muy lejano. Con los sueldos de misiera que predominan en el país viajar es un lujo, así que es perfectamente entendible que la población general esté más atenta al costo y servicio del transporte público urbano que al estado de unas carreteras que probablemente jamás recorrerá. Muy pocos ciudadanos hemos tenido encontronazos con Caminos y Puentes Federales (CAPUFE), muy pocos se han tomado el tiempo de conocer su labor y funcionamiento y como nadie la observa, se ha vuelto un nido natural corrupción y alimañas de las de dos patas. A la experiencia personal, y no tanto, me remito.



El pasado fin de semana tuve la oportunidad de visitar Zacatecas, haciendo el recorrido por carretera primero a Aguascalientes y luego enfilando a la capital de aquel estado. El camino no está en (muy) mal estado, pero como en muchas otras cosas en este país, uno no ve reflejado en el servicio que recibe, el costo del peaje que recolectan en las casetas.

Y hablando de casetas: Un viaje de trescientos cincuenta kilómetros, calculado para realizarlo en poco menos de 4 horas y media (hay que cruzar Aguascalientes), se alargó casi 90 minutos esperando, con el motor encendido, para poder pagar el peaje requerido. Todo gracias a la incompetencia del personal ahí presente y a un “se cayó el sistema” incomprensible.
La experiencia fue realmente frustrante porque contamos con la tarjeta IAVE, que supuestamente permite que se haga automáticamente el cargo de la caseta a una tarjeta de crédito y que nos hubiera permitido pasar en apenas una fracción del tiempo. El problema es que los lectores, que antes funcionaban bastante bien, comenzaron a fallar desde que se cambió al concesionario a principios del sexenio.
Piensa mal y acertarás, dicen. Que el cargo se haga en efectivo y no en automático a una tarjeta de crédito tiene sus ventajas para el concesionario de la caseta, que puede mentir sobre el monto de lo recaudado, jinetearlo antes de entregarlo o utilizarlo para alimentar la campaña de algún político que lo proteje. Seguramente el sindicato de las maxipistas también enfrentaría un problema si de pronto todos los cobradores se vieran sustituídos por lectores automáticos.

Por cierto, ya entrados en tema de concesiones y licitaciones de CAPUFE. Recientemente se supo que seis empresas han obtenido ventaja en licitaciones para el mantenimiento de autopistas y carreteras por medio de filtraciones ilegales de información. Filtraciones que les habrían permitido hacerse de contratos de hasta 770 millones de pesos. Todas ellas tienen conexión con nuestro actual gobierno, por si tenían la duda. ¡Pura gente fina!

Por si el servicio no fuera caro, malo y propenso a corruptelas, también resulta que puede llegar a ser muy inseguro, dependiendo de qué tramos haya que recorrer. Esta semana, en menos de 48 horas tuvimos noticias de dos tragedias en la autopista México - Puebla esta semana: el asesinato de dos personas el martes por la noche y la pesadilla que sufrió una familia que se había detenido un momento a pié de carretera y que pagó con la vida de su hijo de 2 años y la violación de la madre e hija.

El derecho al libre tránsito está protegido por nuestra Constitución y es un derecho que claramente no se está respetando, ya sea por corrupción, ineptitud, malicia o inseguridad. También se nos ha repetido mucho que el respeto al derecho ajeno es la paz. Estaría bien que quienes nos gobiernan empezaran a respetar al menos estos derechos más elementales. De lo contrario ¿Cómo garantizar la paz?