miércoles, 30 de diciembre de 2015

¿Mas federalismo?

Stephen Hawking, brillante y mundialmente famoso astro-físico, respondió alguna vez con ironía que si era cierto que el gobierno estaba encubriendo información sobre extraterrestres, estaba haciendo un mejor trabajo con ello que con cualquier otra cosa.
Y es que después de la muerte y el pago de impuestos, que la burocracia yerre y el gobierno eche a perder algo ocupa la tercera posición en la lista de cosas seguras en esta vida.

Hablo concretamente del Seguro Popular, que hasta hace unos días daba servicio a unas 775 mil personas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). Todos estos beneficiarios de un día para otro se quedaron sin la atención gratuita que se supuestamente deben recibir. ¿Por qué? Nadie lo tiene muy claro.

Lo que se sabe es que hay dos partes en conflicto: por un lado los Municipios, por otro lado los responsables federales de la administración del programa de salud. Zapopan, Guadalajara, Tlajomulco y Tlaquepaque alegan que se les debe alrededor de 448 millones de pesos entre los cuatro, como compensación por los servicios que han prestado a través de sus diferentes unidades de salud afiliadas al programa.
El Seguro Popular, sin embargo, tiene otra versión. Sostiene que dichas unidades de salud perdieron la acreditación de Instalaciones de Calidad, luego de las reformas a la Ley de Salud de 2014, de las que se dio aviso oportuno a las cabeceras municipales.

¿Quién tiene la razón? Imposible saberlo. A mi parecer, ninguno. Creo que el conflicto es esencialmente un juego de "vencidas" a ver quién cede primero a las exigencias del otro. Me parece curioso, por ejemplo, que Tonalá (el único municipio gobernado por el PRI en la ZMG), no tenga este inconveniente y esté operando con normalidad; mientras que el resto de las cabeceras municipales están peleando por recursos federales. Me parece una curiosa coincidencia también que el punto en conflicto sea una iniciativa esencialmente panista: el Seguro Popular.

Bien puede ser que los municipios estén intentando jalar agua (y recursos federales) a su molino; también puede tratarse de un traspié del gobierno federal a los gobiernos de la oposición. En ambos casos se está usando a la ciudadanía (y la presión que esta pueda ejercer para que se restablezca el servicio) como herramienta de negociación. La salud de los derechohabientes, créame, está muy lejos de ser la prioridad de estos dos grupos; por más que así lo expongan en sus bonitos discursos.

La separación del gobierno en tres niveles evita que se acapare y centralice el poder, acerca a los gobernantes a las bases y permite que los problemas locales sean atendidos por personas cercanas al problema. Sin embargo, también fomenta la duplicidad de funciones, genera más burocracia, más gasto y a veces genera este tipo de conflictos en donde todos pierden; el ciudadano de a pie el primero.


En general, mientras menos centralizado está un gobierno y la toma de decisiones, mejor. Así que quizá convendría replantearnos el modelo, pugnar por que las alcaldías no dependan tanto de los ingresos federales y darles herramientas para que trabajen eficientemente, reduciendo al mismo tiempo la injerencia del gobierno estatal y federal.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Diputados Huérfanos

Lic. Jorge Carlos Ramírez Marín
Vicecoordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados.
Presente:

Disculpe que haga de usted un ejemplo. Todo lo que aquí voy a decir es perfectamente aplicable a todos sus compañeros legisladores, pero me ensaño con usted porque tuvo la mala idea de dar declaraciones desafortunadas a un periodista de Mural y quiso la suerte que encontrara la nota en su versión electrónica.

Le escribo con respecto al "pequeño" bono de fin de año que usted y el resto de los diputados se asignaron. Casi sin pensarlo, como si fuera lo más natural del mundo, decidieron enriquecerse a razón de 180 millones de pesos: una parte para los coordinadores parlamentarios, otra para cada diputado de manera individual. El monto, por supuesto, es completamente discrecional; puede gastarse en lo que a cada quien le venga en gana.

Entiendo, sin embargo, que pueda alegar que la labor del legislador es de vital importancia para el país (opinión que rechazo tajantemente) y que es menester retribuir acordemente a los esforzados asambleístas. Pero la Ley Orgánica del Congreso no reconoce estas subvenciones extraordinarias, ni las justifica en modo alguno. El bono es además claramente adicional a lo que puedan recibir por su aguinaldo como asalariados. ¿De dónde pues se agarran para sostener este despropósito?

Lo cito:
"Si tenemos esa partida, es porque nos corresponde de alguna manera [...] Trabajo bien aquí, hago la parte que me corresponde. [...]Lo que la Cámara fije, es lo que nos corresponde a los diputados"

Que no pueda expresar con claridad y contundencia por qué les corresponde ese estipendio ya es bastante elocuente por sí mismo. Pero sus intentos por hacerlo son francamente risibles. Que haga bien su trabajo, en lo que le toca, no es digno de reconocimiento alguno, mucho menos de un bono tan jugoso; es el mínimo indispensable que se le exige. Mínimo por el cual, por cierto, ya se le paga una contraprestación (su sueldo) que tampoco es nada despreciable.
En cuanto a la otra excusa; difícilmente se sostiene cuando la Cámara está integrada por esos mismos diputados ¿No cree? No hable de "la Cámara" como si fuera un ente aparte.

La realidad es que es un gasto injustificable. Ni son las personas más preparadas (explíqueme cómo una Licenciatura en Derecho y un Posgrado en Derecho Parlamentario lo volvieron el perfil ideal para dirigir la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano los últimos tres años), ni han realizado una labor extraordinaria (le recuerdo que la actual legislatura llegó al puesto en Septiembre, hace menos de 4 meses) ni está el horno para bollos (el salario mínimo en México de 2015 a 2016 se incrementó en tres flamantes pesos)

Remata "Lo que no haría es tomar dinero de otra partida que no me corresponde " ¡Menos mal! ¿También merece un bono por ello?


Un favor, señor Diputado, la próxima vez que dé declaraciones, no sea un huérfano, tenga tantita madre.

Atte:
Alejandro Lozano
Uno Opina

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Petróleos Mexicoamericanos

Despertamos el viernes con la noticia de que montaron en Estados Unidos una gasolinera que despacha combustible usando la marca PEMEX. Es la primera de las cinco que los mandamases de la petrolera nacional pretenden instalar al norte del río Bravo. Según ellos, se trata de un programa piloto que intenta medir qué tan bien puede competir la marca nacional con las extranjeras; anticipándose a que en 2018, según lo establece la Reforma Energética, tendrá que competir en territorio nacional con esas mismas marcas. Hasta ahí, todo en orden.

No pasó mucho tiempo, sin embargo, para que se empezara a divulgar evidencia de que allá en Texas PEMEX estaba vendiendo el litro de gasolina en poco menos de siete pesos, la mitad de lo que se paga de este lado de la frontera. Toda vez se supo semejante disparidad de precios, a los mexicanos nos ganó la cerrazón y avanzó la ignorancia; con estridencia.

A todos se nos ocurrió exigir que se igualaran los precios de inmediato, pero nadie recordó que en Estados Unidos el precio de la gasolina es flotante, que depende en buena medida del precio del crudo (que, les recuerdo, está en mínimos históricos a menos de 30 USD el barril); que goza de condiciones de competencia en donde varias empresas pueden jugar con el precio para conseguir clientes y en donde tienen la capacidad para refinar la materia prima con relativa facilidad y a bajo costo. Por si eso no fuera suficiente, la tasa de impuesto a la gasolina en Estados Unidos es el equivalente a $1.7 pesos por litro, muy por debajo de los $5.4 pesos por litro con los que gravan el combustible aquí en México.

En nuestro país el precio de la gasolina es constante y fuertemente regulado por el gobierno, hay un único proveedor del combustible y mucha de nuestra producción de petróleo debe refinarse en el extranjero (precisamente con nuestros vecinos del norte) e importarse de regreso, ya procesado. ¿Cómo esperamos pues un precio que compita si las condiciones son tan abismalmente distintas?

"¿Entonces por qué está PEMEX vendiendo en Estados Unidos a precios competitivos?" me preguntarás. Y la respuesta es, porque no lo está haciendo.
La gasolina que se vende bajo la marca PEMEX en Estados Unidos sigue siendo refinada localmente, con materia prima extraída allá. Lo único que hizo la petrolera nacional fue llegar a un acuerdo con el franquiciatario para que vistiera sus colores con el fin de estudiar cómo le iba a la marca. Ni le paga nada a PEMEX, ni PEMEX le paga nada al dueño de las bombas. Al menos no por la gasolina que coloca.

Todo mundo eligió ignorar las diferentes circunstancias y condiciones que envuelven a la industria petrolera en uno y otro país.  No sé si habrá sido un orgullo nacionalista herido, o si el grueso de la población sintió que la petrolera nacional les estaba clavando una puñalada artera por la espalda al ofrecerle mejores precios a los gabachos; pero lo que yo vi en redes sociales es un enorme ejemplo de incongruencia.

Por un lado la disparidad de precios provoca indignación, por otro, esos que critican la disparidad protegen a capa y espada las circunstancias monopólicas que la producen porque ¿Cómo se va a privatizar el recurso nacional?. ¿Cómo ahí qué, pues?




PD: Un día como hoy, pero de hace un año, vio la luz este pequeño proyecto en donde suelto una diatriba ocasional que nadie pidió. Nos faltó constancia para llenar las 52 semanas que tiene el año con el mismo número de entradas, pero ahí vamos. Esperamos hacerlo mejor este segundo año. A mis cuatro lectores ¡Muchas gracias por acompañarme!

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Con el apagón ¿Qué cosa sucede?

Una de las características más emblemáticas del capitalismo de compadrazgo, tan común en México y tan frecuentemente confundido con el capitalismo de libre mercado, o capitalismo libertario, es que permite e incentiva el cochupo entre el gobierno y el empresario.  La empresa usa al gobierno, y el gobierno se deja usar a cambio de módicas y nada legales contribuciones.
Por ejemplo, una empresa de alimentos puede impulsar una iniciativa que obligue a las empresas a pasar una costosa certificación sanitaria para vender alimentos. Puede pretender que busca la salud de la población general, pero en realidad la ley cumple otro propósito: evitar que pequeños productores puedan hacerle competencia en mercados locales, porque no pueden costearse la certificación. Un soborno por aquí, un soborno por allá, el discurso apropiado del político en turno y voila, habemus ley.

Cuando el sector es especialmente grande o poderoso, este tipo de compadrazgos se vuelven cosa común; indispensables incluso.

Para nadie es un secreto que el sector de las telecomunicaciones en México es jugoso, muy jugoso. Guerras, figurativas y no tanto, se han librado por el control de las bandas de frecuencia telefónica, televisiva y radial.
Para que tenga una idea, querido lector, el 95% de los hogares en México cuenta con una televisión (muy por encima del 45% del teléfono fijo). Según la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales (Conaculta, 2010) el 90% de los entrevistados ve televisión; el 40% lo hace por más de dos horas al día y "Ver televisión" es la respuesta más socorrida a la pregunta: En su tiempo libre ¿cuáles son las actividades que prefiere hacer?

Con esas condiciones la competencia por la audiencia es férrea y como es una prerrogativa gubernamental el definir sobre cómo se utilizan estas bandas, no sorprende en absoluto la existencia de las llamadas tele-bancadas;  legisladores acomodados estratégicamente en sus curules por las mismas empresas en competencia. No sorprende encontrar capitalismo de compadrazgo.

Por eso, siempre que anuncian legislación nueva o reformas a la Ley de Telecomunicaciones, hay que tomarlas con cuidado; sobre todo si el discurso para promoverlas es cómo va a beneficiar a la población. El ejemplo más reciente es el apagón analógico.

Nos quieren vender la idea de que tendremos más canales, con servicios interactivos (menús, opciones de audio y subtítulos) y mejor calidad de imagen y todo esto sin costo para el usuario; la llamada "televisión abierta"
Pero aunque la señal sea gratis, la mayoría de las familias tendrá que desembolsar para conseguir un televisor digital, o por lo menos un adaptador. El productor de dichos aparatos es uno de los grandes ganadores de esta "modernización"

El gobierno federal tampoco ha salido perdiendo. Cierto, ha tenido que desembolsar 27 mil millones de pesos del dinero del contribuyente; pero la publicidad de entregar más de 9.7 millones de televisores digitales con el lema del sexenio "Mover a México" ¿Quién la quita?

La llamada "modernización" no moderniza la calidad del contenido, pero sí encarece la infraestructura necesaria para producir y transmitir televisión en México, poniendo más barreras de entrada a un negocio ya dominado por Televisa y TV Azteca, limitando la creación de empleos, chupando recursos que no se están invirtiendo en nada productivo.


Cuando el gobierno y la empresa se ponen de acuerdo en beneficio del consumidor, tiemble, va usted a ser asaltado.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La tragedia de Paris

Lo que sucedió el viernes en Paris es un tragedia. No hay otra manera de expresarlo con el peso que la triste ocasión requiere. 136 fallecidos, 415 heridos, toda una nación que en unas horas entró en pánico y todavía hoy se siente vulnerable: ese es el saldo de una jornada de terror.

Tengo mis ideas, pero desconozco demasiado de política internacional y de la situación en oriente medio como para atreverme a hacer conjeturas, señalar porqués o dar una opinión con significado alrededor de los atentados. Pero puedo opinar de las reacciones.

A quienes se molestan por la difusión e importancia que se le da a la noticia, en contraste con los pequeños espacios que reciben otras tragedias no menos graves como la guerra en Syria, las muertes en Nigeria o el drama de una bomba estallando durante un funeral en Bagdad: Bájense de su ladrillo moralista. Hasta la difusión de los atentados en Paris, no vi a ninguno de ustedes intentando hacer conciencia del resto de las tragedias que hoy tan hipócritamente enarbolan.
De estar tan convencidos de que una dolorosa realidad no es menos importante que otra, no estarían intentando minimizar lo ocurrido en Francia, ni reprochar a quienes muestran su apoyo a la nación gala. Al contrario, lo verían como una oportunidad de crear conciencia.

A quienes, en el otro lado del espectro, se suman a infinidad de cadenas, suben imágenes bellamente diseñadas en redes sociales y hacen estériles muestras de apoyo cambiando sus imágenes de perfil les pido: revisen a conciencia sus intenciones. Está bien sentirse conmovido, en shock o con ganas de tomar acción. Pero en esta época de redes sociales en dónde la imagen que proyectamos lo es todo, la tentación de sumarnos a la marea de comentarios, o de mostrar cuánto nos duele es muy real; aunque no lo sintamos realmente.
Puede parecer inocuo, pero por ejemplo: después de los atentados ciudadanos parisinos empezaron a usar Twitter para localizar familiares u ofrecer apoyo y resguardo a quienes aún estaban en las calles con el mensaje #PorteOuverte (Puerta abierta). Los medios de comunicación y gente fuera de zona de conflicto comenzaron a darle difusión a la etiqueta y finalmente su efectividad se vio sumamente reducida, por esa necesidad obsesa de formar parte de todo en redes sociales.
No digo que esté mal, pero revisemos nuestras intenciones al enviar un mensaje de apoyo.

Y finalmente un recordar un viejo adagio que reza: Nunca hagas nada cuando estés enojado.  Violencia genera violencia. La reacción de François Hollande al bombardear posiciones del estado islámico en Siria y solicitar poderes especiales de su parlamento es entendible, pero en absoluto recomendable.
No hay justificación alguna para matar a otros. Devolver el golpe que tanto dolor causó a los parisinos no va a traer de vuelta a la vida a los 136 fallecidos y va a enraizar y profundizar el odio. Una nueva oleada de muerte a la población musulmana de los países involucrados en tierra fértil para las semillas de los extremistas y radicales religiosos.

En definitiva, prefiero rescatar el discurso del Dalai Lama del lunes:
"No podemos solucionar este problema con oraciones. Soy budista y creo en el poder de la oración. Pero los humanos hemos creado este problema y ahora le pedimos a Dios que lo resuelva. Es ilógico. Trabajemos por la paz y no esperemos ayuda de Dios, Buda o los gobiernos."


"Necesitamos una estrategia sistemática para albergar valores humanitarios, de armonía y comunidad. Si empezamos hoy, hay esperanza de que este siglo sea diferente del anterior. Está en el interés de todos"

miércoles, 4 de noviembre de 2015

#LeyFayad #LeyFallida

Ayer Omar Fayad, Senador del Partido Revolucionario Institucional, retiró formalmente su iniciativa de ley que hubiera dado forma y vida a la Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Informáticos.
Realmente no había otra salida sensata. Su propuesta fue una metida de pata colosal con propuestas absurdas que dejaban en evidencia (por el contenido y la forma de redactar la ley) que el H. Senador y la Secretaría de Seguridad no tiene mucha idea de cómo funciona o qué es el Internet, la libertad de expresión, o una computadora, para acabar pronto.

"A todo aquel que dolosamente destruya, inutilice, dañe o realice cualquier acto que altere el funcionamiento de un sistema informático o alguno de sus componentes, se le impondrá una sanción de cinco a quince años de prisión y multa de hasta mil días de salario mínimo vigente."

Yo pregunto, desinstalar un programa ¿No altera el funcionamiento de un sistema informático? ¿Van a sancionarme con quince años de cárcel si se me pasa por la cabeza instalar una actualización que mejore el rendimiento de mi equipo?

El artículo 3, fracción V de la propuesta, define “código malicioso” como cualquier “programa o código de sistema informático creado específicamente para dañar, interrumpir o afectar un sistema informático, así como obtener información o realizar ciberespionaje”.
Es oficial, Windows ya no puede pedirme mi contraseña, pues su código está obteniendo información. Google debe ser el mayor criminal del planeta.
¿Y quienes se dedican a la seguridad informática? Como parte de su trabajo deben detectar vulnerabilidades y ciertamente usan herramientas que afectan a los sistemas con los que trabajan y recopilan su información para posterior análisis. ¿Acabamos de destruir toda una industria?

Luego la propuesta recorre caminos más tortuosos. Aparentemente, la “difusión de información con el objetivo de causar pánico y desestabilización de la paz pública” te convierte en un "terrorista informático". Ser calificado como tal te puede costar 28 años de prisión.
Obliga la pregunta ¿quién va a decidir qué información entra en la categoría? Mejor aún ¿quién puede decir cuál era mi intención u objetivo al compartir cierta información? ¿Es usar las redes sociales para invitar a una manifestación difundir información para desestabilizar la paz pública?

Para cuando llegamos a los artículos 22, 23 y 24, la propuesta ya ha establecido los "Delitos contra la Divulgación Indebida de Información de Carácter Personal". En corto, la ley exige obtener la autorización o consentimiento de los dueños de la información antes de publicarla o compartirla.
¿Será un delito para un periodista publicar un documento, fotografía o audio de cualquier persona sin su expreso consentimiento, aunque desempeñe un cargo público? ¿Y los que le dan "retweet"?

¿Y qué hay de plataformas como Mexicoleaks o Wikileaks? Ante semejantes restricciones se volverían bastiones de libertad ¿No es así? No se preocupe, la Ley ya pensó en eso. El artículo 25 impone hasta diez años de cárcel a “quien ofrezca o preste servicios destinados” a obtener o divulgar información privada a la que se refieren los artículos mencionados anteriormente, aún cuando sea de interés público. La tecnología que usan esos dos sitios sería catalogada de "Arma Informática"

Finalmente la ley da atribuciones a la Policía Federal para suspender sitios, páginas electrónicas y cualquier contenido que atenten contra la seguridad pública (y una vez más, es sorprendentemente vaga con respecto a qué significa eso)


¿Qué es la Ley Fayad, entonces? En su más sencilla expresión, es un atentado contra la libertad. Un intento por regular algo que, se ha demostrado una y otra vez, funciona bastante bien sin regulación. Es también evidencia de que nuestros legisladores no han entendido lo que es un delito o como combatirlo. Es un botón de muestra.

miércoles, 21 de octubre de 2015

¿De cuál fumaste?

Arturo Zaldívar, ministro de la Suprema Corte de Justicia, propuso legalizar el cultivo, transporte y consumo (ojo, no la comercialización) de mariguana con fines lúdicos o recreativos. En su próxima sesión del 28 de octubre, los ministros deberán empezar a discutir la propuesta; que tiene, como cualquier otro tema de importancia, tanto detractores como defensores.

Yo me considero uno de estos últimos.

La realidad, en términos económicos, es que existe una demanda del producto.  La prohibición hace que la producción y transporte del bien sea riesgoso y por lo tanto el productor necesita que cada intercambio exitoso justifique o cubra las pérdidas de los que no lo fueron. El riesgo, en otras palabras, se traduce en encarecimiento del producto final.
Ahora, una persona de estrato socieconómico alto puede permitirse las dosis y permanecer perfectamente funcional, laborando sin problemas. Pero una persona con menos suerte puede verse atrapado entre su adicción y el exagerado costo que debe de pagar por sostenerla y recurrir al asalto a mano armada, al raterismo o a otros medios (también ilegales, pero mucho más violentos) para conseguir esos recursos. ¿Lo peor? La calidad del producto final siempre está en entredicho y como la competencia es difícil, también lo es encontrar proveedores consistentes.
La prohibición enraíza el problema de la pobreza, engendra violencia y hace absurdamente rico a quien se vuelve eficiente en burlar la ley. ¡Lejos de reducirla, incentiva la criminalidad!

Por otro lado, sustancias igualmente adictivas y peligrosas no tienen las mismas restricciones. El tabaco y el alcohol han estado presentes legalmente en nuestras vidas con consecuencias igual o más funestas que las que tendría la mariguana. El número de accidentados en estado de ebriedad es inmenso y no quiero imaginar lo que se gasta en los hospitales del seguro en atender a personas con enfisemas pulmonares.
La Ley Seca de los años veintes en nuestro vecino del norte vio nacer a capos y mafias tristemente célebres y nunca consiguió erradicar el consumo. Si acaso, la producción e importación clandestina del etílico líquido se incrementó. Si ya aprendimos la lección con una sustancia nociva ¿Por qué insistir y cometer los mismos errores con otra?

Y finalmente, y este es quizá el argumento más importante, la mariguana no es más que haces con ella, un recurso. El cianuro es un veneno letal, pero al mismo tiempo se usa para procesar metales, endurecer acero y producir goma sintética. Es usado comercialmente por la industria farmacéutica para producir vendas quirúrgicas que promueven la cicatrización y reducen las cicatrices. Se producen alrededor del mundo 3.1 millones de toneladas perfectamente legales de cianuro de hidrógeno al año, 42% de la producción se usa para producir un intermediario del nylon.
La mariguana podría ayudar a contrarestar los efectos de las quimioterapias en los enfermos del cáncer, disminuye la presión ocular en pacientes con glaucoma y reduce el daño que la esclerosis múltiple inflige en el sistema nervioso central. Puede aliviar y ayudar a controlar espasmos musculares y es un buen remedio para las personas que sufren de insomnio.

Consumir o no mariguana debería ser una decisión personal no criminalizada. La legalización podría ayudar a desmitificarla como algo prohibido y ¿quién sabe?, quizá hasta favorecer una disminución en el consumo, luego de que deje de ser tabú. Además, ahorraría un montón de dinero al estado, tanto en policías, militares y operativos contra la droga que serán siempre insuficientes, como en el mantenimiento de una población carcelaria creciente por culpa de las absurdas normas que no prohíben su consumo, pero sí su comercialización. En ese respecto, me parece que la propuesta del juez Zaldívar se queda hasta corta.

¡Sí a la legalización de la mariguana!

miércoles, 7 de octubre de 2015

El problema de género, hacer igual lo que es distinto.

Estoy muy orgulloso y feliz de ser un hombre adulto, blanco (mestizo, pero dejémoslo en blanco en beneficio del argumento) y heterosexual. Eso, aparentemente, me pone en contra de un montón de gente con la que no he tenido desavenencia alguna; es más, con gente que ni siquiera tengo el gusto de conocer.

Pongamos el botón de muestra:
El fin de semana me tocó ver estallar una discusión en redes sociales. El origen: una serie de desplegados para la campaña #Don'tMancriminate (¿#NoMascudiscrimines?) en la que señalaban, con intención de levantar ámpula, algunas de las "injusticias" que el género masculino tiene que soportar. En su mayoría eran cuestiones bastante tontas: "¿Por qué tengo yo que preguntar para salir?" "¿Por qué tengo yo que pagar las cuentas?" "Yo no recibo tragos gratis" "Yo tengo que pagar por mi entrada" etc.

La reacción de grupos feministas y de algunos de sus miembros más radicales, fue notable por virulenta y veloz. Los calificativos "maricones" o "chillones" y sus derivados se mencionaron repetidas veces, acusando al género masculino (porque, recuerden, todos los hombres somos iguales) de victimizarse. Para estas chicas, la ironía es un concepto alienígena.

Los problemas que presentó el movimiento Don'tMancriminate en sus desplegados son pequeñeces. Yo no tengo problema en invitar un trago una chica que me interesa, tampoco tengo reparos en ser yo quien la invite a salir. Creo que, cuando me corresponda, me sentiré orgulloso y realizado trabajando por y para ella y para la familia que, en los términos que acordemos juntos, construiremos. Tampoco me parece injusto que un negocio tenga ofertas especiales para mujeres. (Me llama la atención, sin embargo, que las feministas no peleen este último punto. La intención de esos programas es atraer mujeres al local y hacer de ese el atractivo para los varones. Es una relación de uso como ninguna otra, y sin embargo nadie se queja del Miércoles de Damas)

Pero es cierto que el hombre también enfrenta desafíos de género. ¿Por qué las feministas no abordan la cuestión, por ejemplo, de que sólo los hombres están obligados a enlistarse en el Servicio Militar Nacional? ¿Por qué no hablar de que el 92% de los fallecidos por accidente de trabajo son varones? ¿De que seis de cada diez personas sin hogar son hombres? ¿De que el hombre no tiene ni voz ni voto en la decisión de conservar o abortar al hijo que él también trajo al mundo, o de que la custodia, en el 80% de los casos favorece a la mujer? ¿Por qué no discutir que el hombre tiene más posibilidades de recibir sentencias más largas por exactamente el mismo crimen? ¿que el 75% de las víctimas de homicidio son hombres? ¿De que un hombre jamás será escuchado seriamente si acusa que ha sido violado y no tiene la infraestructura de apoyo que tienen las mujeres si sufre violencia de parte de su pareja, o si son padres solteros?

Si no se abordan estos temas también, decir que el feminismo pugna por la igualdad y el bienestar de ambos sexos es como decir que el nazismo promueve la igualdad y el bienestar de todas las razas.  


Creo que, como en casi todos los grandes problemas del mundo, la igualdad de género se resuelve no desde los grandes movimientos sociales, sino desde los actos individuales de particulares valientes. Hombre y mujer son criaturas muy distintas y si a veces es difícil que dos personas, una pareja, se entiendan y se traten con el mismo respeto uno al otro, mientras más personas agreguemos a la ecuación mayor será la dificultad. Más aún si en lugar de dialogar nos dedicamos a gritarnos desde una plaza pública, aferrados a un megáfono en medio de una marcha. Celebremos nuestras diferencias. Hablemos nuestras diferencias. Disfrutemos nuestras diferencias.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

e-Activismo

Fue necesaria una fotografía (durísima, por cierto) para que el mundo se percatara de que existe un país llamado Siria y que está bañado en sangre. Tardamos más de cuatro años; el conflicto comenzó en marzo de 2011 y le ha costado la vida a más de doscientas mil personas.
Pero ya, finalmente estamos enterados. Podemos empezar, juntos, a plantear soluciones ¿No? Pues no.

Sucede un fenómeno curioso con este tipo de tragedias: todo mundo lo siente en el alma, pero nadie hace por encontrar remedios. Las muestras de apoyo abundan, el apoyo significativo es inexistente. El e-Activismo tranquiliza nuestro sentido de culpa. Compartimos la historia en redes sociales, firmamos una petición para que alguien más se encargue del tema y luego volvemos a nuestra rutina sintiendo que hemos hecho suficiente.

No recuerdo en dónde leí a una doctora de la Cruz Roja que relataba su experiencia con una voluntaria norteamericana en África. La chica pasaba el noventa por ciento del tiempo pegada al teléfono, comía apenas lo indispensable de la cocina local y sólo una o dos veces se animó a acercarse a los naturales del lugar (sólo los niños) para tomarse algunas fotos. Imágenes que seguramente, decía la doctora, terminaron en sus redes sociales para resaltar lo "buena" o "caritativa" que era la muchacha.

El trabajo asistencial es una tarea ardua que requiere preparación y vocación.
En el libro "Repensar la pobreza: Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global", Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo se dedican a destrozar diversos mitos sobre el asistencialismo. Pero para ello, han pasado mucho tiempo estudiando con detenimiento cada problema desde una perspectiva económica. Hablan de cómo el hambre y la desnutrición podría combatirse sólo con comer mejor, no necesariamente más; de cómo las colectas de alimentos son un caos logístico en el que se pierde más de la mitad de lo recolectado; de cómo se combatiría el paludismo con más efectividad (y menos costo) repartiendo mosquiteros, en lugar de medicamentos.
Pero nada de esto llega a una sociedad que se desentiende luego de dar el clic.

Volvamos a Siria. Volvamos a las trescientas cincuenta mil personas desplazadas de su país natal y con todo lo visto hasta ahora, reconsideremos nuestra respuesta ante la tragedia: pedir a los gobiernos del mundo que acepten a los refugiados.
En primera instancia no estamos ayudando nosotros, estamos pidiendo que otro, el gobierno, ayude (con dinero ajeno, además). El gobierno se vuelve, otra vez, el ente paternalista que carga nuestras responsabilidades (porque sentimos la obligación moral de ayudar ¿verdad?)
Por otro lado, tratamos al refugiado como mascota. Les arrancamos su dignidad mientras los vemos desde arriba, porque nos llena el corazón sentirnos sus salvadores. Pero estas personas, aunque desplazadas por la guerra, siguen siendo seres humanos capaces, con talentos y dignidad.
Y en tercer lugar, preguntémonos ¿Por qué una persona tiene que pedir permiso para correr por su vida? ¿Con qué derecho cualquier gobierno tiene que autorizar a nadie a tratar de reconstruir su vida en otro lado?

Le hemos dado demasiada importancia a los "líderes", al estado. Les hemos dado demasiado poder. Y el poder es precisamente el origen del conflicto en Siria. Bashar al-Asad, presidente del país árabe, comenzó el derramamiento de sangre por mantenerse en él, los diferentes grupos rebeldes luchan entre sí por saber quién lo obtendrá y el Estado Islámico entró al conflicto sólo por expandir el suyo.

Ahí sí, más que en cualquier otra ocasión, podemos decir #FueElEstado

miércoles, 2 de septiembre de 2015

El día del presidente.

Si a mí me pidieran un argumento sólido contra el Estado como institución, irónicamente lo más probable es que señalara el Informe de Gobierno como ritual. "El día del presidente" se le llamaba.

Hoy Peña se dirigió a la nación en un evento fastuoso. Aunque ya no se paró en el senado a hablar durante horas, ni se transmitió su discurso en cadena nacional, como sucedía hace algunos años en un ejemplo claro de autoritarismo; todo el evento sigue siendo ejemplo del culto al gobernante en turno, tan clásico del estatismo.
Después de abrir reconociendo que Iguala, la fuga del Chapo o los señalamientos por conflicto de interés de la casa de su esposa "molestan" a los mexicanos (en lo que debe ser el eufemismo más grande jamás utilizado) procedió a pasar de página y encabezar el desfile de cifras alegres.

En esencia y como siempre, fue copia y calca de una fórmula que se utiliza para fabricar todos los discursos de todos los gobiernos: minimiza los problemas, esconde los errores, presenta las cifras de un modo que nos favorezcan, cuélgate de lo que puedas presentar como logro (aunque no hayamos tenido nada que ver en ello), haz promesas de un futuro promisorio para esperanzarlos y anuncia algo para que parezca que trabajamos. Aderézalo todo con algún tipo de sentimentalismo barato, para que crean que nos importa.

Ese tipo de eventos se cuidan mucho, sobre todo para las cámaras de televisión. Entre los invitados seguramente habrá mucho simplón, mucho palero. Acarreados, aunque vayan de traje y corbata. Su función es aplaudir. Aplaudir sin preguntar. Transmitir la idea de que cada palabra que sale de la boca del orador es oro puro. Debe serlo, toda esa gente trajeada está aplaudiendo. Ellos deben saber lo que está pasando.

Pero, si miramos más allá de la fanfarria y el aplauso, a mi el discurso del presidente me llena de dudas. Promete un Programa de Apoyo a Pequeños Productores "para democratizar y elevar la productividad de las pequeñas unidades de producción" La pregunta obliga ¿cómo se democratiza un medio de producción? ¿No es propiedad absoluta de su dueño? ¿No es él libre para hacer con su empresa / taller / negocio lo que le plazca?

Promete Bonos Bursátiles para Infraestructura Educativa, pero nos hace olvidarnos que a fin de cuentas, ofrecer Bonos es acrecentar deuda. Deuda por cincuenta mil millones de pesos que espera recaudar con la medida. Por supuesto tampoco menciona que la deuda pública de México es de 50.1% del PIB, cifra que según los expertos ya debe considerarse de riesgo.

Promete un Programa Nacional de Inglés para educación básica, pero no ha conseguido que su Reforma Educativa original se aplique en todo el país y ha quedado claro con Oaxaca y Guerrero que los maestros (aunque no todos) están lejos de ser el ejemplo que queremos para las nuevas generaciones y con trabajos dominan el español.

Propone la creación de la Secretaría de Cultura, pero durante estos últimos tres años el presupuesto para la Conaculta se ha ido reduciendo sistemáticamente y su rendición de cuentas se limita a decir que, hasta ahora, han aplicado el 71% del presupuesto pero no se sabe en qué.

Y lo que me parece más increíble: que el auditorio entero se vuelque en vítores y aplausos por el anuncio de que, el año que viene, no incrementarán los impuestos, después de que la reforma fiscal pasó por la trasquiladora a miles de pequeños contribuyentes y empresarios. Con qué poco nos contentamos. Parecemos animales asustados, temerosos de que el amo nos vuelva a castigar y al mismo tiempo esperanzados porque es quien pone la comida en el plato.


No me quejo de la ambición, no estoy en desacuerdo con tener altas miras. Pero me opongo a la incongruencia, a no tener los pies bien puestos sobre la tierra para caminar con firmeza y a evadir realidades. Y me quejo por supuesto, del Estado y los rituales que lo perpetúan. El próximo, por cierto, este 16 de septiembre que cae en miércoles, miércoles de blog. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Lo que podríamos hacer dentro.

Algunos días antes de las elecciones vi un cartón en el periódico. El caricaturista (Paco Calderón, me parece) representaba a Luis Videgaray y a Agustín Carstens , sosteniendo una pesada losa con la inscripción "Devaluación" (o algo parecido) sobre un tembloroso personaje flacucho de piel morena, bigotes a la Cantinflas y ropa de manta con el que representan al grueso de la población del país. "En cuanto pasen las elecciones, se la dejamos caer" le decía el Secretario de Hacienda al Gobernador del Banco de México.

Tristemente el cartonista tuvo voz de profeta. El gobierno de Enrique Peña Nieto recibió el país en diciembre de 2012 con un tipo de cambio de 12.91 pesos por dólar. Y aunque su prometedor inicio consiguió acortar distancias a 12.05 pesos para mayo de 2013, eso sólo hace más sorprendente el tremendo retroceso de nuestra moneda sobre la del país vecino. En tan sólo un año  la moneda pasó de 12.96 (julio de 2014) a 15.9 (julio de 2015), aumentando casi la cuarta parte de su valor.

Por lo que he leído, mucha de esta volatilidad tiene que ver con factores externos, sobre todo el súbito freno de la economía China (que ha tenido que devaluar su moneda de manera intencional, para seguir resultando atractiva a inversionistas) y la perspectiva de un alza de las tasas de interés en Estados Unidos (que hace más atractivo para los capitales volver al dólar). Si a eso le sumamos la devaluación del precio del petróleo, del que nuestro país depende, nos encontramos a las puertas de la tormenta perfecta.

México vive en un mundo globalizado y con economías cada vez más dependientes unas de otras (pregúntenle a la Unión Europea y a Grecia) Por eso no le falta razón a quién dice que estamos como estamos por culpa de factores externos. Pero sería también necio lavarnos las manos con tan  generosa lectura, porque independientemente de lo que pase afuera, parece que a México siempre le toca la varita más corta. Ocurrió en 2008, cuando a E.U.A. le fue mal y ocurre ahora, cuando le está yendo bien. Tiene que haber algo subyacente, algo que estemos haciendo mal.

Esta semana, me cayó la respuesta en forma de dos notas periodísticas. La primera, la declaración de Virgilio Andrade negando cualquier conflicto de interés entre la Gaviota, Videgaray y la "Casa Blanca" y la segunda una declaración del coordinador del PRI en el Senado; Emilio Gamboa, respecto a no permitir a los empresarios aumentar los precios por el súbito incremento en el valor del dólar.

La declaración de Virgilio Andrade no se la cree ni él mismo y han salido a la palestra incontables evidencias de que el titular de la Secretaría de la Función Pública no cumplió cabalmente con su obligación. Su informe contiene inconsistencias y según El Economista, pudo haber ido más lejos en sus indagaciones. Pero es la excusa perfecta para que Presidencia y Gobernación den carpetazo a un asunto del que ya no quieren que se hable más.
El problema es que esta escapada al vapor deja más dudas que respuestas y contribuye a generar desconfianza, tanto entre la ciudadanía, como entre posibles inversionistas externos. Nadie quiere meter dinero en donde impera la corrupción. La misma SFP, responsable de coordinar, evaluar y vigilar el ejercicio público del gobierno federal, permaneció sin secretario hasta que la presión obligó a Peña a nombrar a Andrade. Creo que eso refleja el nulo compromiso que tiene el gobierno en turno con la transparencia.

Por otro lado, la desafortunada declaración del PRI en el Senado es también ejemplo de otro cáncer que tenemos en México y que nos impide crecer: el gobierno tiene puesto el pie sobre la iniciativa privada. El control de precios bien puede acabar con una economía. Si el producto deja de ser rentable para el empresario, este se deja de vender, de producir, porque no hay incentivo para ello. Y se ha demostrado, como en el caso de Venezuela, que sin cuidado puede llegar a escasear hasta el papel higiénico.


Más que buscar al culpable afuera, habría que ver qué podemos hacer dentro para tener una economía que valga la pena y no que se desmorone al primer signo de problemas.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Aprovecharse de lo público...

El parquímetro es, probablemente, el botón más pequeño que puede usarse como ejemplo de la ineptitud y voracidad gubernamental. Es fácil de explicar, esclarecedor y contundente.
Según la lógica de quienes deciden (porque "gobiernan" les queda muy grande) los beneficios de los parquímetros son varios.
Que el dinero recaudado se invierte en infraestructura para mejorar el espacio público; que la instalación de parquímetros favorece la rotación de lugares para el estacionamiento; que fomentan la aplicación de la ley, pues se maximiza la operación de los lugares y ya no hay tanta permisividad para estacionarse en las banquetas y doble fila y finalmente, que con los parquímetros se busca recuperar las vialidades para el transporte colectivo eficiente, menos contaminante y de alta calidad, así como promover la movilidad no motorizada.

Voy a permitirme tener dudas sobre todos los puntos.

En primer lugar recordemos que cualquier propiedad inmobiliaria ya paga un impuesto predial para el mantenimiento de luminarias, asfaltado, banquetas, drenajes, jardineras y mobiliario urbano. La cuota del parquímetro es un segundo impuesto por el mismo concepto y abre otra posibilidad de corrupción y malos manejos del dinero recabado, como sucedió recientemente con Tonalá. ¿Por qué la insistencia gubernamental de complicar la recaudación?
Por otro lado, se insiste en que la mayor parte del ingreso por parquímetros van a inversión, mantenimiento y operación de los mismos, además de una utilidad para la empresa que los opera. ¿Realmente vale la pena la inversión en parquímetros para que la recaudación sea pobre?

Prometen además, eficiencia y rotación en los lugares de estacionamiento. Pero si yo laboro por los alrededores y tengo necesidad de acudir al trabajar y estacionarme en horario de oficina, voy a seguir necesitando y ocupando ese espacio durante las ocho o nueve horas que dure mi turno. Yo no tengo forma de "rotar" nada. En todo caso, me ha pegado en mi bolsillo y mi salario de oficinista debe cubrir ahora también el importe del parquímetro, o la pensión del nuevo estacionamiento público (propiedad privada) que algún visionario instaló para hacer su agosto con mejores tarifas que las del medidor público.

¡Pero entonces tienes un incentivo para usar el transporte público! ¡Así disminuimos el tráfico! me dirás. Yo te respondería que eso no es un beneficio, eso es coacción. Me estás forzando a elegir una opción que no prefiero. Me estás dando "incentivos negativos". Llegados a este punto, es elegir qué quiero que me quites: mi dinero en el parquímetro, o mi tiempo (por los traslados) y mi comodidad (aún si no me toca ir de pié) en el transporte público.
Pero no necesitas hacer eso. Si el transporte público fuera igualmente cómodo y eficiente que mi automóvil, lo utilizaría igualmente para proteger mi bolsillo y no gastar en gasolina, o mantenimiento. El problema es que no lo quieres hacer. No quieres, por ejemplo, privatizar el transporte público y permitir que la competencia obligue a los proveedores a bajar los precios, a mejorar el servicio y a darme verdaderos incentivos.

Ahora, sobre que fomenten la aplicación de la ley o reduzcan la permisividad para estacionarse en las banquetas o doble fila, a mi me parece un despropósito. Al contrario, tendré mayor interés en estacionarme mal, o fuera de lugar, con tal de no ocupar un espacio con parquímetro. Nunca he visto que un parquímetro se mueva de sitio para evitar que alguien suba el auto a la banqueta.

Sólo unos pocos se benefician de un parquímetro, los dueños de la concesión y quienes tienen la oportunidad de establecer estacionamientos públicos. Los negocios locales lo resienten, porque visitarlos tiene ahora el costo agregado del estacionamiento y se vuelven menos atractivos. Los empleados también ven afectado su ingreso, como ya discutimos más arriba. ¡Valiente medida la que aplasta el crecimiento y la riqueza!

Lo más curioso, sin embargo, es la respuesta que da Andrés Sañudo, ferreo defensor del parquímetro y Coordinador en Políticas de Estacionamiento (¿es en serio, necesitan una coordinación?) a Animal Político cuando le preguntan:
¿Cuáles son las razones por las que algunas personas se resisten a la implementación de los parquímetros?
Responde Sañudo
"Algunas personas [...] están acostumbradas a estacionar sus autos de manera gratuita en la calle y sienten que les están quitando un derecho. Este derecho es falso porque la calle es de todos y un coche es propiedad privada, nadie está obligado a brindarte un espacio para el mismo.
Una persona no se puede aprovechar de algo que es de todos, algo público, por lo que el pago de los estacionamientos es justo."

La respuesta es el último clavo del ataúd para todos los defensores de la propiedad pública. Si el individuo no puede aprovechar algo que es compartido, entonces nadie puede hacerlo y el resultado es el desperdicio. Siguiendo esa lógica, no puedo aprovechar el parque de mi colonia para hacer ejercicio, o acudir a instruirme en museos públicos o... esperen ¡Mejor no doy ideas!

miércoles, 5 de agosto de 2015

Democracia de minorías.

Me declaro enemigo de la democracia; de la nuestra al menos, de la democracia de las minorías. Cuando se diseñó el sistema en Atenas —allá por el siglo V a.C.— estaba pensado para que los jefes de familia de una pequeña ciudad estado de no más de 300,000 habitantes (muchos de ellos esclavos y extranjeros sin derechos políticos) participaran de cada decisión. Hoy, por ser un territorio de casi dos millones de kilómetros cuadrados y ciento veintidós millones de personas, hemos creado un monstruo que llamamos democracia representativa.

Pero eso significa que el «krátos» (poder, gobierno) ya no está en el «dḗmos» (pueblo), sino en una cúpula, evidentemente minoritaria, que nos sigue alimentando con la ilusión de control haciéndonos votar cada tres años. Más aún, dicha cúpula están usando la democracia y sus problemas intrínsecos en contra nuestra.

¿A qué problemas me refiero? Primero, la democracia produce vencedores y vencidos. La mayoría sentirá que ha ganado algo, cuando no es así y la minoría se sentirá ignorada y hecha a un lado, y en efecto, eso sucede. Esta dicotomía ahonda la división, porque cuando son dos los disidentes no es difícil convencerlos de cerrar filas en torno a los demás y aplicarse en la dirección tomada; pero cuando son cincuenta millones, entonces tenemos un problema. (Y, como quedó demostrado en las pasadas elecciones presidenciales, es totalmente posible que gane una opción que tiene en contra a dos terceras partes de la población, una mayoría absoluta)

Y ese es el segundo problema. La democracia que tenemos fomenta el pensamiento de que el argumento vencedor no es el mejor argumento, sino el que tiene la voz más potente y la mayor cantidad de seguidores y así se le abre la puerta a demagogos, populistas y políticos guapos. Se nos olvida pensar, porque millones de personas no pueden estar equivocadas (y con el nivel educativo de nuestro país, vaya que sí pueden).

Y finalmente, en una nación tan preocupada por las minorías (irónico, viviendo en "el gobierno de las mayorías") se aplasta al individuo, la minoría por antonomasia. Tus necesidades, tus ingresos, tú mismo quedas postrado y a merced de "los intereses de la mayoría", lo que sea que eso signifique, porque ni siquiera sabemos si realmente es lo que la mayoría de la población quiere y no un lo que al gobierno en turno le conviene.


Cuán diferente sería si le dejáramos de rendir pleitesía a la democracia y a la minoría que la controla; si nos dejáramos de dejar llevar por ese ambiguo y lejano interés de la mayoría y fuéramos un poquito más egoístas. Si volviéramos a trabajar en comunidades pequeñas y voluntarias por nuestro propio interés y el de los que nos son más cercanos. Y así, sin grandes planes, sin enormes reformas, ni ayuntamientos, ejerciéramos la democracia de la minoría por antonomasia, la democracia de uno.

miércoles, 22 de julio de 2015

¿Acaso somos animales?

Hoy por la mañana escuché en la radio la noticia: una madre de Zapopan reclamaba negligencia de parte de maestros y director de la escuela  donde su hija, de once años, fue atacada a patadas por tres niños de la misma edad. Las heridas resultantes fueron tan graves que requirieron, según el médico tratante, radiografías, un eco y una endoscopía para alcanzar a comprender su gravedad y extensión. Por supuesto el tema me dejó helado.

El bullying es un tema reciente al que personalmente no le hacía mucho caso y al que descalificaba como una exageración. Es inevitable tener roces con quienes convivimos, incluso en nuestra vida adulta. Y por ello es indispensable que el niño tenga la experiencia de tratar con quien no le cae bien o lo molesta y desarrolle la autoestima y la confianza para enfrentarse a ese tipo de personas, o las ignore sin que los comentarios le afecten.

Sin embargo, jamás durante mi tiempo de escolar supe de nadie cuyos propios compañeros hubieran dejado al borde de la muerte a golpes, como sucedió recientemente en Izúcar de Matamoros, en Puebla. Tampoco supe de ningún niño de seis años que muriera "jugando" al secuestro  con otros cinco chicos que le doblaban la edad en Chihuahua. No fue un accidente: al chico lo dejaron inconsciente por asfixia, lo lapidaron y le apuñalaron por la espalda para luego enterrar el cuerpo cerca del cauce de un arroyo. Esos ya no son niños, son criminales.

¿Por qué sucede? Entiendo que sea natural que el niño explore lo que es capaz de hacer y lo que no, cuando entra en contacto con la sociedad, así como en una etapa pre-escolar explora lo que es capaz y no de hacer con la autoridad parental. Pero en esos casos, tiene que encontrar barreras de lo que es permisible y no, de lo que es aceptable o no, de lo que es humano y lo que es barbarie. Faltan esas barreras. Cuando el niño no las encuentra, sigue explorando en esa dirección. "Si puedo burlarme de alguien, quizá pueda intimidarlo para que me dé el dinero del almuerzo. Si puedo intimidarlo, intentaré obligarlo a que me haga las tareas. ¿Sabes qué? Me gusta esta sensación de poder, de control sobre otro. Creo que intentaré algo más atrevido la próxima vez..."

Esas barreras son responsabilidad única de los padres de los niños. Si faltan esas barreras, es porque algo le está fallando a la célula de la sociedad: la familia. En el caso que ocurrió aquí, en Zapopan, ninguno de los padres de los tres niños involucrados en la paliza accedió a la petición de cubrir, al menos, la mitad de los gastos médicos. ¿Es eso lo que le queremos enseñar a nuestros niños, a ser un lobo para el hombre, a evadir la responsabilidad de lo que hacemos? ¿Qué futuro nos espera si es el caso?

Hay casos aún más aterradores. Un matrimonio de Ciudad Juárez ofreció a su hija de doce años a un presunto abusador, a cambio de un automóvil y una casa. Si eres capaz de hacer esto con tu propia hija ¿Qué no serás capaz de hacer?
Odio el discurso catastrofista o la arenga moralista. Pero realmente creo que, en los últimos años, hemos adoptado una actitud muy egoísta. Anteponemos nuestra felicidad, nuestras ambiciones y nuestra vida a cualquier otra circunstancia. Incluso hemos desvirtuado "ser social" del ser humano, por relaciones de uso, desde el sexo casual sin compromiso, a la necesidad de ponernos máscaras para sentirnos valorados por un grupo.

Se nos ha olvidado que realmente necesitamos a los demás para ser plenos y que los demás no pueden alcanzar la plenitud si no ponemos de nuestra parte. Se nos ha olvidado alzar la vista y encontrar las necesidades de otros. Se nos ha olvidado encontrarnos a nosotros mismos en otros.
Tendríamos que recuperar la  frase de Rabindranath Tagore (1861-1941) primer no europeo en ganar el Premio Nobel de Literatura.
"Dormí y soñé que la vida era alegría,
desperté y vi que la vida era servicio.
Actué y contemplé que el servicio era alegría"

Fuentes:

Addendum:
Desde hace algunas semanas la A.C. "Jalisco es uno por los niños" ha estado promoviendo la marcha que organiza para el este sábado 25 de julio. La marcha saldrá de la Minerva y llegará hasta Av. Chapultepec.
Hoy se dio a conocer que, a la misma hora y en el mismo sitio (la Glorieta Minerva) Guadalajara Pride, una organización en pro de los homosexuales, realizará una manifestación.
Me parece que, a pesar de lo que los líderes de Guadalajara Pride puedan decir, sí se trata de una maniobra maliciosa, probablemente con la intención de generar un escándalo o provocar algún tipo de reacción que manche el mensaje de fondo.
Encuentro la treta detestable. Si se exige una libertad de expresión para la comunidad homosexual, lo mínimo esperable es que ellos la concedan a otros grupos que se oponen a sus ideas. Por otro lado, si se pretende luchar por la integración de quienes tienen orientaciones sexuales distintas a las tradicionales ¿Por qué insisten en segregarse?

Recomiendo y espero mesura de ambos grupos, pero será difícil considerando que son los miembros más radicales de ambos grupos los que estarán presentes. El roce será inevitable, lo que nos devuelve al tema original de la entrada de hoy. ¿Seremos lo suficientemente civilizados como para ponernos en los zapatos del otro y tener un diálogo en paz? ¿O nos comportaremos como animales?

miércoles, 15 de julio de 2015

El Chapo: Héroe Nacional

No hace mucho leí "Defendiendo lo Indefendible" de Walter Block (1976). En el libro, el autor defiende los oficios regularmente catalogados como "indeseables". Desde proxenetas hasta policías corruptos pasando por los chantajistas, los usureros e incluso los revendedores de entradas en los estadios, su pluma intenta pintarlos a todos como héroes económicos. Sí, también a los narcotraficantes.
Block presenta argumentos que, aunque medianamente convincentes, tienen su principal mérito en su capacidad de hacerte cuestionar las cosas, lo que damos por sentado en la sociedad actual. Finalmente, estos oficios no surgen de la nada. Proliferan porque existe una demanda muy real de los productos o servicios que ofrecen.
Con ese antecedente, me enteré de la (segunda) fuga del Chapo Guzmán de una prisión de máxima seguridad.

No hablaré del obvio contubernio entre las autoridades y el capo, o del inverosímil método de escape, o de las tensiones internacionales provocadas por la negativa del gobierno federal a extraditarlo a los Estados Unidos cuando se solicitó.
(Jesús Murillo Karam, entonces Procurador General de la República, fue mordaz y soberbio en sus declaraciones luego de capturarlo: "Yo puedo aceptar la extradición, pero en el momento que yo diga. “El Chapo” se tiene que quedar aquí a cumplir su condena y después lo extradito. Unos 300-400 años después, falta mucho" Aseguró también en esa misma rueda de prensa que "no existía" riesgo de una segunda fuga. Pero bueno, de su incompetencia estamos ya todos enterados.)

No, de lo que quiero hablar es de ese halo de héroe que la población le ha dado al líder criminal; de esa leyenda que se ha ido construyendo a su alrededor, parecida a la de Robin Hood, en donde el criminal es el protagonista y el gobierno el villano. Ya desde su captura hubo marchas de apoyo al capo en su natal Sinaloa. Hoy puedes preguntarle a cualquier transeúnte y el sentimiento generalizado es de simpatía hacia el prófugo. ¿Por qué?

Pues porque, muy parecido a lo que Walter Block describe en su libro, el capo ha conseguido su posición y apoyo satisfaciendo necesidades. Es la manera en la que el libre mercado reacciona para destruir a un monopolio que no está funcionando: el gobierno.
Las autoridades se erigen como proveedoras únicas de una serie de servicios: desde educación y salud hasta alcantarillado y electricidad. También impone, unilateralmente, prohibiciones a ciertos productos o servicios, como las drogas.
Pero a medida que dejan de cumplir con esos compromisos, marginan comunidades y traicionan la confianza de la población, van dejando grietas. Dejan de tener la presencia moral para imponer sus prohibiciones y generan los espacios por donde el hampa, que necesita de la protección de la población local y su mano de obra, tiene terreno fértil para ganárselos con un producto que, por ilícito, les reporta enormes beneficios.
Por eso tenemos escuelas, hospitales y redes de agua corriente financiadas con dinero de los criminales. Por eso encontramos muestras de apoyo tan decididas (¿realmente son sorprendentes?) entre las comunidades más pobres del país. Por eso muchos campesinos prefieren sembrar marihuana y ganar más que con cualquier otro cultivo legal.

En vista de que el monopolio gubernamental no funciona, la solución estriba en derribar dicho monopolio, y cualquier restricción a productos o servicios. Si cualquiera pudiera proveer servicios con libertad en este país (como electricidad, agua o gas) o si la droga no fuera tan redituable (por ser ilegal) desaparecerían las armas del narcotraficante para erigirse en héroe nacional, desaparecerían los tratos por debajo de la mesa entre los capos de la droga y los de las curules y tal vez, la avalancha de bromas y memes que la fuga produjeron. Pero quien sabe, la creatividad del mexicano es inagotable, tanto para levantar héroes como villanos y todo lo que exista entre los dos.

Addendum:
El pasado 11 de julio perdió la vida por un tumor en la vía biliar el hasta entonces presidente de Nintendo, Satoru Iwata. Su fallecimiento llena de tristeza a los fanáticos de los videojuegos de todo le mundo, sean o no fanáticos de la marca japonesa. Será siempre recordado por su sencillez y su compromiso con hacer el videojuego sencillo, accesible y divertido. D.E.P.


“On my business card, I am a corporate president. In my mind, I am a game developer. But in my heart, I am a gamer.”
[En mi tarjeta, aparezco como presidente corporativo. En mi mente, soy un desarrollador de videojuegos. Pero en mi corazón, soy un jugador más]

miércoles, 8 de julio de 2015

Animales en los circos... ¿o en el congreso?

No cuesta trabajo entender cuál era el propósito del Partido Verde Ecologista cuando impulsó la prohibición del uso de animales en los circos que ayer entró finalmente en vigor: simple y plano populismo. Intentaron justificarse aludiendo a la pobre calidad de vida de las criaturas, al maltrato del que eran objeto y a una compasión malentendida. Sin embargo, si esas hubieran sido sus verdaderas intenciones, habrían planificado de mejor manera cómo manejar al montón de animales que se quedarían sin hogar, en lugar de lavarse las manos como han hecho hasta ahora.

El cirquero no gana nada maltratando al animal. Necesita, por el contrario, que la atracción de su circo se vea sana y bien alimentada. Representa para él una inversión y mientras más tiempo la pueda conservar en buen estado, más tiempo tendrá para devengarla y generar utilidades con ella. Eso sin mencionar que enemistarse y violentar a un animal salvaje sólo hará más violento al animal, complicando así su manejo y presentación frente al público.

Me queda claro que habrá por ahí algún cirquero que maltrate a sus animales. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tiene registradas más de mil bestias que se presentan en actos circenses bajo alguna carpa, de las cuales han asegurado apenas 136; 103 por no acreditar su lícita procedencia, 5 por carecer del permiso legal y tan solo 28 por faltas de trato digno. Ni siquiera el 3%.

La preocupación por un maltrato (ficticio o estadísticamente irrelevante) al animal, se tradujo en maltrato (real y concreto) a las personas que con ellas se ganaban el sustento. De los 199 circos que se tenían registrados en el país, hoy operan únicamente 75. Más de la mitad de esas fuentes legítimas de empleo quedaron desarticuladas, sus trabajadores desamparados. ¿Le negaríamos al campesino su sustento por obligar al caballo a tirar del arado? ¿Por qué no prohibir el uso de la lana de oveja, dado el trauma que les produce que las esquilen periódicamente?

Aún más alarmante es que el propósito original (o al menos el discurso demagógico que se usó para impulsar la reforma) no se alcanzó. Nadie sabe qué hacer con esos animales que ya no pueden ser usados en los espectáculos. El presidente de la Asociación de Zoológicos y Acuarios de México (AZCARM), Carlos Alberto Guichard Romero, indicó que a pesar de la disposición de los directores de estos recintos para alojar a los animales expulsados de los circos, las limitaciones de infraestructura y el plan de colección podrían impedir que se reciban a todas las especies. Alimentar con ocho kilos de carne diarios a un tigre adulto cuesta, después de todo.

A todo esto, la autoridad ha dicho que si bien la ley prohíbe que se utilicen animales en los actos circenses, no limita a los circos a exhibirlos afuera de las carpas; cual zoológico. De manera que, si se les maltrataba, si el traslado de una ciudad a otra, o el confinamiento en espacios reducidos era perjudicial para el animal (y lo que se pretendía corregir) eso seguirá ocurriendo, a pesar de la ley.


En conclusión, el gobierno y todo su maravilloso aparato burocrática, encontró la manera de hacer la mayor cantidad de daño con su legislación, no resolver el problema que pretendía resolver y quedar como héroe gracias al discurso demagógico de protección al ambiente. ¿En dónde están los animales, en el circo o en el congreso?

miércoles, 1 de julio de 2015

Grecia y las Reglas de Oro

Tratándose de finanzas personales, hay unas cuantas reglas de oro que conviene seguir para evitar problemas. Ahorra, no gastes más de lo que ganas y si vas a pedir un préstamo, revisa la letra chiquita y asegúrate de poder pagarlo. Para el ciudadano de a pie, el dinero cuesta, tiene que trabajar por él y tiene que ser muy cuidadoso en cómo lo administra. La relación coste/beneficio de cada desembolso debe ser considerada y estudiada en proporción al monto del gasto, so pena de perder dinero. Comete suficientes errores y quedarás desahuciado.  El dinero, no aparece por arte de magia y el mundo actual es implacable con quien no se administra. Pregúntenle a quienes se atrasan con sus tarjetas de crédito.   

Estos conceptos, sin embargo, parecen incapaces de cuajar en la mente de quienes administran los capitales de entes gubernamentales por tres razones. La primera, porque no trabajan por ese capital, se lo arrebatan a la población que gobiernan a través de los impuestos. Como no es suyo, no tienen ningún interés en cuidarlo. En segunda instancia, gastar los hace populares. Es más fácil ganar una elección prometiendo desembolsos en forma de ayudas, subsidios y pensiones, que una administración austera y esbelta. Y en tercer lugar, por lo efímero del mandato. Cuando una persona yerra, acarrea las consecuencias (graves o frívolas) durante toda su vida. Cuando los políticos fallan,  cargan el bulto sólo hasta que termina su periodo.

Ayer martes Grecia entró en cesación de pagos al no poder cumplir sus obligaciones contraídas con el Fondo Monetario Internacional y realizar el pago de 1,600 millones de euros que adeuda. Grecia debe actualmente 315,000 millones de euros (un 170% de su PIB) porque ha tenido déficits continuos desde 2005. ¿Por qué? La respuesta corta es porque no han seguido las reglas de oro de las finanzas personales. La respuesta larga son una serie de medidas y programas incomprensibles: Jubilaciones a los 50 o 55 años, hijas solteras de funcionarios que heredan la pensión de sus padres, fraudes en el cobro de pensiones (pensionistas muertos siguen cobrando), evasión  y fraude fiscal, una burocracia espeluznante (1 millón de burócratas en un país de 11 millones de habitantes) con altísimos sueldos, entre otras razones.

Pero a pesar de los intentos tres intentos de la Troika (el grupo formado por la  Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por "sacar al buey de la barranca", la población griega ha sido menos que receptiva a su situación actual y tienden a victimizarse (a pesar de que una de las intentonas incluyó una condonación de deuda privada de 100,000 millones de euros) No aceptan las condiciones de austeridad y las garantías que, con toda lógica, les exigen sus prestamistas. Se han acomodado a un estilo de vida en el que ven al gobierno como proveedor de bienestar, pero no parecen entender la relación que tiene ese bienestar con la capacidad de la economía privada de generar riqueza.

¿Y en México? Todavía estamos lejos de la situación griega, pero para allá vamos. Ya tenemos una deuda que equivale al 50% de nuestro PIB; ya estamos cayendo en esa actitud comodina de quien espera que el gobierno le resuelva la vida y no estoy tan seguro de que entendamos que es la iniciativa privada el motor de la generación de riqueza de un país.
Que las reglas de oro se sigan con más cuidado en el plano personal que en el gubernamental. ¿No es evidencia suficiente de que mientras menos administre el gobierno, mejor?

miércoles, 24 de junio de 2015

Matrimonios Homosexuales: De lo bueno, y de lo ideal

Este iba a ser el tema del miércoles pasado. Mientras escribía un primer borrador, comencé a dudar de lo que exponía. La cuestión es controversial y los grupos a favor y en contra tienen argumentos válidos. Por suerte y como era de esperar, el tema ha desatado discusiones en diferentes esferas y todo eso me ha permitido definir un poco mejor qué es lo que pienso con relación este tema. Así que, aunque nadie la pidió, aquí va:  

Primero, los pongo en contexto: El pasado domingo 14 de junio la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una jurisprudencia que, en dos líneas, asienta la legalización de los matrimonios homosexuales en el país. Cito textualmente:

"La Ley de cualquier entidad federativa que, por un lado, considere que la finalidad del matrimonio es la procreación y/o que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer, es inconstitucional".
"Bajo ninguna circunstancia se puede negar o restringir a nadie un derecho con base en su orientación sexual".

La jugada de la SCJN no echa por tierra las legislaciones estatales, algunas todavía renuentes. Pero si permite a las parejas que les sea negado el trámite presentarse ante los jueces de distrito que, por la jurisprudencia, están obligados a pronunciarse a favor de la pareja.  En cuanto se acumulen suficientes casos, la jurisprudencia terminará desbaratando las leyes locales.

Desde mi trinchera, felicito a la comunidad homosexual por su logro y a la SCJN por el fallo. Entiendo que cada quien puede pensar lo que prefiera de este sector de la población, pero más allá de las consideraciones morales subjetivas, es un hecho que son personas; ciudadanos a los que les corresponden los mismos derechos ante la ley que a cualquier otro y que están protegidos por el artículo primero de nuestra Constitución.
En ese sentido, las parejas homosexuales ganan acceso a una serie de beneficios conyugales que antes eran exclusivos de las heterosexuales; como en temas de herencias, sucesiones, seguros y servicios médicos, seguridad social, beneficios laborales e incluso el trámite de divorcio (porque sí, la certeza de que existe un sistema legal que puede disolver la unión y distribuir sus activos de manera imparcial es un beneficio).

Hasta aquí se ha hablado únicamente de los derechos individuales de dos personas adultas que ejerciendo su libertad y de manera voluntaria están uniendo sus vidas en busca de su felicidad. El tema se pone escabroso cuando incluimos a un tercero, menor de edad, cuya voluntad y consciencia no está plenamente desarrollada.  El término "matrimonio" abre las puertas a que las parejas homosexuales adopten niños.

Voy a ponerlo sobre la mesa: Yo no estoy de acuerdo con que las parejas homosexuales adopten y si de mí dependiera, en igualdad de circunstancias, elegiría a una pareja heterosexual que a una integrada por dos personas del mismo sexo. Creo que un niño o niña en desarrollo necesita tener modelos de ambos géneros para tener un desarrollo integral y completo. Porque, a pesar de la agenda que las feministas están empujando con fuerza, hombres y mujeres son, piensan y actúan de manera distinta y el niño tiene derecho a conocer y apreciar esas diferencias.

Dicho lo anterior, creo que lo ideal es enemigo de lo bueno. Lo ideal sería que no hubiera niños huérfanos, no deseados o entregados en adopción. Lo ideal sería que todos tuvieran un modelo de familia que les permitiera tener expectativas de qué esperar de un hombre y de una mujer y, en la medida en la que van creciendo y conociendo el mundo, desarrollen su propia identidad y descubran sin miedo su sexualidad. Pero nos alejamos cada vez más de ese ideal, y en eso nada tienen que ver los homosexuales.

El valor que como sociedad le damos a la familia es cada vez menor. El matrimonio ya no se considera un compromiso para toda la vida, cuando debiera serlo. Los jóvenes se vuelven padres sin la madurez o el entorno adecuado para criar a un hijo. La violencia intrafamiliar es cada vez más frecuente. Y en medio de todo esto ¿debemos realmente darle la espalda a una pareja que, aunque del mismo sexo, podría proporcionarle al niño un entorno mucho más propicio para desarrollarse que el abandono al que lo condenaron sus padres biológicos?


En ausencia de lo ideal, prefiero lo bueno. Creo que las parejas homosexuales bien podrían ser nuestras aliadas en la reestructuración de la familia y en la recuperación de los valores familiares. Si, no son lo ideal, pero están lejos de ser lo peor que le ha pasado a la familia en los últimos años. Rescatemos lo bueno, para acercarnos al ideal.

miércoles, 10 de junio de 2015

Carta (Electoral) a Santa Claus

Querido Santa:
Disculpa que interrumpa con mi carta tus vacaciones por el Caribe, pero las pasadas elecciones me han dejado pensativo y también un poco decepcionado.  Sé que apenas estamos en junio y que faltan meses para que vuelvas al trabajo, pero temo que lo que te tengo que pedir es tan complicado, que si no te lo encargo ahora no lo tendrás listo para Navidad. Quiero una reforma electoral. Ahí va la lista:

1.- Que tengamos mayor interés, como ciudadanos, por lo que pasa en nuestro país.
En los pasados comicios acudimos a votar 36.5 millones de personas; el 47% del padrón electoral. Nosotros decidimos por los más de 123 millones de almas que habitamos el país. La proporción es de 1 en cada 4. Y si consideramos además que esa fracción se dividió aún más entre los diferentes partidos y candidatos, finalmente quien sea que gane las elecciones tiene el apoyo de apenas una pequeña fracción de la población total. De hecho, tiene el apoyo de una minoría. Tal vez quieras considerar las segundas vueltas, el referendo y la revocación de mandato como opciones.

2.- Que las campañas duren menos y sean menos caras.
Si vas a considerar segundas vueltas, es indispensable que arregles primero las campañas, su costo y duración. En teoría, duran sólo dos meses, pero entre precampañas, destapes y rumores, el tema se viene rumiando desde noviembre del año pasado. Y el costo total de las elecciones fue de 5,096 millones de pesos, de acuerdo con el Anteproyecto de Presupuesto del INE (tendrías que  revisar las cifras reales, cuando las publiquen).  En un país con problemas tan graves, que se despilfarre tanto tiempo y dinero es un categórico sinsentido y termina generando molestia en la población.
Recortemos el tiempo de campañas a un único mes, y limitemos el presupuesto que reciben los candidatos. Obliguémoslos a hacer campaña en base a sus ideas, no a sus mercadólogos (Kumamoto ya demostró que se puede).
  
3.- Que exista una verdadera oposición ideológica.
Las propuestas de este periodo electoral fueron un bodrio, copia y calca unas de otras. En los temas candentes de materia social (aborto, matrimonios del mismo sexo, legalización de la marihuana) todavía hay una clara línea que divide las ideas de uno y otro partido; pero en materia económica es otro cantar. Todos sin excepción están apelando a la misma demagogia, al apoyo, al subsidio y a los programas sociales; a un estado centralista, proteccionista, avasallador y metomentodo. Electoralmente funciona y es atractivo, pero nos impide explorar otras opciones como nación. Como, por ejemplo, la de una nación económicamente más libre, que nadie propone.
Me gustaría ver esas otras opciones representadas dignamente. Me gustaría ver partidos llenos de gente preparada con ideologías firmes y no chapulines del montón que cambian según les conviene. Me gustaría ver en la boleta sólo tres o cuatro opciones, bien diferentes cada una, en lugar del enorme listado indistinguible con el que me encontré el domingo. Me gustaría acabar con los partidos que sólo están ahí para sacar dinero y vivir del presupuesto del INE.

4.- Que el voto nulo tenga más peso.
El voto nulo es un voto de protesta y ha tenido sus victorias (las candidaturas independientes, por ejemplo) pero requiere de un empujón para que sea la herramienta transformadora que necesitamos que sea. Más de un millón y medio de personas anulamos nuestro voto al no sentirnos representados por nadie. Superamos en las urnas a varios partidos pequeños. ¿No sería coherente que dichos partidos perdieran su registro? Es decir, si no pudiste capitalizar entre quienes no se sienten representados o jalar más votos que la inconformidad. ¿A qué estás jugando como partido?

En fin Santa, son cuatro puntos, pero son toda la diferencia. Si no puedes dejarlo bajo el árbol este fin de año no te preocupes, me basta con que quede lista para arrancar 2018. No te lo pido yo, creo que hablo por muchos mexicanos.

Atte:
Uno Opina


PD: Y tú lector ¿Qué otra cosa propondrías? 

miércoles, 3 de junio de 2015

No negociamos con terroristas

Hay una razón por la cual existe la máxima de "No negociamos con terroristas". Ceder a la presión de grupos violentos y radicales solo incentiva la formación de dichos grupos y establece la agresión y la amenaza como formas válidas de acercamiento a la "autoridad" (que, para entonces, ya no es tal). Es una relación sencillísima de causa y efecto, pero parece que en México no la hemos entendido.
El viernes pasado el gobierno de Enrique Peña dobló las manos frente a la violencia desplegada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y rindió sin condiciones una de las naves insignia del sexenio: la Reforma Educativa y su evaluación para profesores.

Antes de pasar a ver los motivos que empujaron a la SEP y Peña a tal decisión (y los resultados conseguidos con la maniobra), quisiera extenderme un poco en la gravedad de la misma.

La reforma educativa ya es (¿o era?) ley. Una ley que, hasta unos días antes esta decisión, el presidente había dicho que se aplicaría implacablemente en todas las entidades del país. Bastó un poco de presión y un escueto comunicado para que el gobierno en funciones decidiera, sin ninguna justificación válida o siquiera legal, ignorar la ley. Esto sienta un precedente terrible. Si el ejecutivo puede echar bajo el tapete cualquier legislación inconveniente, nada nos separa de una dictadura totalitaria y la división tripartita del poder no es más que un chiste.

Luego está la otra cuestión: La educativa fue la primera y quizá la mejor de una serie de reformas que han sido el estandarte del actual gobierno. Fue resultado de un arduo proceso de negociación entre las tres principales fuerzas políticas y  se presumían como "estructurales", de naturaleza tal que iban a transformar la estructura misma del país y "Mover a México". ¿Qué compromiso puede tener este gobierno con México y con su ideología, si está dispuesto a tirar este titánico esfuerzo por la ventana al menor signo de problemas?

Ahora bien, el objetivo con el anuncio del viernes era mostrar buena voluntad, permitir el diálogo y garantizar la realización de los comicios del próximo domingo. Nada de eso se consiguió. El día de hoy el periódico El Informador abre en primera plana con: "La CNTE radicaliza boicot electoral; afecta a cinco estados" y procede a narrar las tropelías que este grupo de inadaptados (mal llamados maestros) desataron en Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Guerrero y la capital del país. Desde quema de boletas y bloqueos hasta destrucción de mobiliario y toma de gasolineras. En la Junta Distrital del INE en Oaxaca incluso desalojaron a soldados del ejército mexicano para realizar sus desmanes.

El viernes, Peña entregó más que la evaluación a los maestros. Entregó la dignidad de su cargo, la poca credibilidad que le quedaba a su gestión y el único logro del que podía presumir. Entregó también cualquier rastro de autoridad que pudiera haberle quedado. Quedó desnudo, exhibido, débil y no consiguió nada más que convencer a la CNTE y a cuanto grupo inconforme haya por ahí (y son cada vez más) que es a través de la violencia, escándalo y el chantaje que se obtiene del gobierno lo que se quiere.
Hay una razón por la cual existe la máxima de "No negociamos con terroristas".


Bono Electoral: ¿Por quién voy a votar?

No me lo han preguntado, pero ese es precisamente el truco de este blog y tengo que publicarlo antes del cierre oficial de campañas, no vaya a ser que me acusen de violar la ley. Así que aquí van, mis decisiones y las razones detrás de las mismas.

Presidente Municipal: Pablo Lemus, de Movimiento Ciudadano.

No tolero al partido ni su corriente izquierdista, pero Lemus es el único que podría sacar al PRI de la cabecera municipal y me parece un imperativo hacerlo. Acción Nacional sigue reciclando candidatos, aunque su campaña federal sea de "nuevas ideas".
Por otro lado, Lemus propone un ahorro de 400 millones de pesos, consulta de ratificación de mandato, simplificación de los trámites para la creación de nuevas empresas y en general más acercamiento con la gente. Habrá que darles la oportunidad, porque no veo otra opción.

Diputación Local: Pedro Kumamoto, Candidato Independiente.

No lo he seguido tan de cerca, ni estoy de acuerdo con muchas de sus ideas, que son de corte izquierdista. Tampoco tengo mucha esperanza de que consiga mucho desde la curul y en solitario ,si gana. Pero Pedro representa una idea que necesita apoyo con urgencia: que la población debe recuperar los espacios de gobierno y que es posible combatir a los grandes partidos. De resultar vencedor, esas ideas podrían hacer eco en el resto del país y su movimiento inspirar a más gente. No me importa si no gana, me interesa que suene.

Diputación Federal: Voto Nulo

Si, pienso anular. No conozco a ninguno de los candidatos, así que me veo obligado a votar por los partidos. No quiero al PRI, tampoco quiero al PAN comparsa o medroso de los últimos tres años, ni a una izquierda que bloquee iniciativas y provoque encono. A los pequeños ni los considero, sólo estaría ayudándoles a conseguir el registro. En resumen, no quiero a ninguno y estoy en evidente descontento con mis opciones.
Peña prometió durante su campaña que reduciría el número de plurinominales. A ver cuándo se nos hace.