miércoles, 29 de mayo de 2019

Cuando ya ni el ejército puede

El ejército mexicano es una de las instituciones de más prestigio en el país y, de las administradas por el estado, la que inspira más confianza en los ciudadanos. Para comprobarlo basta mirar los resultados de.la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) levantada por el INEGI, o de la encuesta de Confianza en las Instituciones de Consulta Mitofski, o la levantada por Parametría con motivo del debate de la Guardia Nacional. Incluso después de tragedias turbias como las registradas en Tlatlaya o en Ayotzinapa, la calificación de las fuerzas armadas permanece alta: en los sietes y ochos en escalas del uno al diez. Contra las notas reprobatorias que normalmente les tocan a las policías locales.

Las razones pueden ser varias. Es un cuerpo del que se tiene cierta seguridad que no ha sido infiltrado ni está coludido con el crimen organizado y su entrega es incondicional. Cuando se trata de apresar a los capos, enfrentar narcobloqueos, o buscar y destruir los campos de cultivo y laboratorios productores de droga, son los militares los que van en primera línea. Es cierto que ha habido violaciones a los Derechos Humanos, pero cuando ocurren ameritan primeras planas, debates nacionales y normalmente sanción a los culpables. Dichos actos, además, se explican en parte porque el adiestramiento militar es bien distinto al del resto de las fuerzas del orden. 
Por el contrario, las policías estatales y municipales no tienen el pretexto del adiestramiento, se sabe que están sometidas a las agrupaciones criminales y el hostigamiento que algunos de sus miembros hacen a la ciudadanía para conseguir mordidas no sale en las primeras planas, pero es constante y voraz. Ponerse nervioso cuando pasa uno cerca de una patrulla, o un retén de la policía es bastante común. El ejército, pese a todo, no genera esa inmediata animadversión. 

Si se quiere usar al ejército (o a la Guardia Nacional, que a fin de cuentas es pan con lo mismo) de manera efectiva en el combate al crímen organizado, éste debe, en primera instancia, tener el respaldo de la población y en segunda, imponerle respeto y meterle miedo a los grupos a los que se enfrenta. Por ello, al estado mexicano debiera interesarle cuidar esa imagen y alimentar ese prestigio. Y me preocupa que lo que pasó el domingo en La Huacana es evidencia de que vamos justo en la dirección contraria.

Contexto: Los militares ya habían sido atacados un par de veces por la zona. Producto de esos enfrentamientos le aseguraron a las “autodefensas” 4 armas largas. (entiéndase, armas de grueso calibre, entre ellas, una ametralladora de esas que van montadas en la caja de una pick-up o en el costado de un helicóptero, y un fusil barret calibre 50, de esos que puede atravesar blindajes de chalecos y cualquier vehículo que no sea un tanque en toda regla).
El domingo, mientras regresaban a la base, los autodefensas montan una barrera de mujeres y niños para impedirles el paso, los desarman, retienen y exigen para su liberación la devolución de las cuatro armas previamente incautadas. 


Estimados lectores, llegados a este punto las “autodefensas” son delincuentes. Ni más ni menos. El “pueblo bueno” no sólo ha agredido a las fuerzas del orden, ha cometido un secuestro en toda regla y está contendiéndole al Estado Mexicano el monopolio del uso legítimo de la fuerza y retando su autoridad para hacer cumplir la ley. A lo cual el estado mexicano reaccionó… doblando las manos y devolviendo las armas.

Decía Max Webber que un estado no es tal si no tiene el monopolio del uso de la fuerza legítima, si no puede hacer cumplir la ley. Desarmar a un militar, desdentarlo y salir impune, es el equivalente a haber desdentado a toda la maquinaria del estado. Y el crimen organizado no es tonto. Habiendo visto que funciona, adoptará la estrategia. De hecho, ya ocurrió. Apenas ayer en Tetepango, Hidalgo, los pobladores del lugar impidieron que el ejército asegurara dos camionetas con combustible robado. Bastó hacer acto de presencia en masa crítica.

En ese intento de reducir la violencia con “abrazos no balazos”, el gobierno probablemente sólo haya conseguido demostrarle al delincuente que puede y debe ser más osado; llevándose entre las patas el prestigio y el orgullo del ejército nacional. Cuando ya ni las fuerzas armadas pueden... ¿Qué sigue?

PD: Estaría interesante incluir, en ese montón de encuestas de confianza, a los principales cárteles de la droga. Sería muy desagradable confirmar lo que ya sospechamos todos, pero indiscutiblemente esclarecedor.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Primera baja

Renunció Germán Martinez a la dirección del Instituto Mexicano del Seguro Social y hay mucho que platicar al respecto, sobre todo por la carta con la que se despide de la institución. 

La misiva, demoledora en sus términos, se cuida muy bien de no tirarle directamente al presidente y en vez de eso escoge como chivo expiatorio a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. No vaya usted a creer que la rencilla en serio va contra Urzúa (titular de la SHCP) y su equipo. Este gobierno se ha caracterizado por centralizarlo todo y las exigencias de ahorro cada vez más rudas de las que se queja Martinez tienen su orígen en el despacho presidencial de Palacio Nacional, la SHCP es mera ejecutora y Martinez lo sabe. Así pues elige bien sus palabras para enviar claro su mensaje, sin suicidarse políticamente:

“El presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal”

“Buscan nombrar, en todo el país, una suerte de “delegados administrativos estatales”
(¿Le suena familiar?) [...] para que ellos, en los hechos, administren desde lo local al IMSS”

“Si acaso Hacienda cree que los ahoros en el IMSS los puede desviar a otros fines, es necesario recordarle que el Instituto no está obligado a concentrar en la Tesorería de la Federación sus ingresos, según dispone la ley del Seguro Social”

Y al final se la canta con nombre y apellido: “(AMLO) no es florero de nadie, como él mismo lo dice. Yo seguiré su ejemplo: Tampoco yo seré florero en el IMSS de decisiones tomadas fuera del IMSS”

¡Palo dado ni Dios lo quita! Y los primeros en aprovechar el río revuelto fueron los miembros del Consejo Cordinador Empresarial. Porque una cosa es que circulen en medios algunas notas de la escasez de medicamentos y otra bien distinta que sea el mismo presidente del IMSS el que admita que no hay lana, que muchos de sus trabajadores no tienen certeza laboral o siquiera contrato, que el número de vacantes aumenta, que el rezago en infraestructura es “brutal”, que el pago a proveedores en 2019 está “prácticamente en 0%” y que el abasto de insumos “es precario y en algunos lugares pende de un hilo”. Y a pesar de todo, la respuesta fue tibia. Carlos Salazar, presidente del CCE, hizo un llamado a transparentar la problemática entre Hacienda y el Instituto y a garantizar la salud de los mexicanos. Se vio tibio. Gustavo de Hoyos Walther, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), comentó en redes sociales que la renuncia en el IMSS evidencia que hay “falta de sensibilidad social en los recortes al gasto”. Ojo, es un representante de los empresarios del país diciéndoselo a un gobierno auto proclamado de izquierda. 

Otros que, como tiburones, no tardaron en oler la sangre en el agua, fueron los de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, y su dirigente nacional: Joel Ayala Almeida. La carta de Martínez Cázares, dijo Ayala, expresa la “profunda y delicada verdad” lo que acontece en el sector salud, generado por funcionarios que carecen del conocimiento y manejo de la administración pública federal. “Los funcionarios de la Secretaría de Hacienda están en una actitud dictatorial, al intentar designar a funcionarios en cargos de dirección en las diferentes instituciones de la República, lo que impide resolver los álgidos problemas que se viven en el sector salud.”

Por lo pronto, ya comenzó la operación de control de daños y tratar de taponar la herida. 
Desde justificar la renuncia y decir que ven “coqueteo” del partido Movimiento Ciudadano para que German Martinez se incorpore a las filas emecistas, hasta las declaraciones del jefe de la oficina de la presidencia, Alfonso Romo: “Una persona no es gobierno y la renuncia no es señal de inestabilidad” 
Quizá no, pero aunque es la primera renuncia que se materializa, ya se habían escuchado rumores de la separación voluntaria de Marcelo Ebrard y del mismo Romo de sus respectivos puestos. ¡Y no llevamos ni seis meses de gobierno! 

La pregunta obliga ¿Qué está pasando al interior del equipo íntimo del presidente?


martes, 14 de mayo de 2019

La 4T y el Cambio Climático

Probablemente, si usted vive en la zona centro, occidente o sur del país, ha notado el aire enrarecido cuando sale de su casa; una sensación de ardor en la nariz y el olor a quemado por todos lados. En zonas como la Ciudad de México, donde la cosa está aún más grave, y la geografía impide que las particulas se disipen, la contaminación es tan densa que puede observarse a simple vista, reduciendo la visibilidad y ennegreciendo el paisaje con una oscura niebla entre café y gris.

No se alarme, pero ocúpese. El aire lleno de contaminantes puede afectarle a usted y a los suyos. Procure no hacer actividad física al aire libre, use cubrebocas y no salga si no es indispensable. Preste atención a los avisos de las autoridades. Aunque, bueno.. para lo que sirven.

El país se ha vuelto un pequeño polvorín y se ha llenado de contaminantes a causa de los numerosos incendios forestales. Del 1 de enero a 9 mayo, ha habido 4 mil 425 conflagraciones forestales en lo que va del año, afectando más de ocho mil quinientas hectáreas, principalmente en el Estado de México, Puebla, Veracruz, Michoacán, Tlaxcala y Morelos. Los meses de abril y mayo son particularmente duros, pues reunen las condiciones de calor, estiaje y altas concentraciones de material vegetal seco para intensificar la ocurrencia de incendios. Con todo, han sido menos incendios en 2019 que en el mismo periodo que 2018 (según datos oficiales). ¿Por qué ahora se trata de una crisis tan notoria, tan visible incluso?

Pues porque se han ido juntando los eventos, ocurriendo simultáneamente a lo largo y ancho del país. A veces por mala suerte, a veces porque el tiempo de respuesta ha sido muy deficiente. En entrevista para la primera emisión de MVS con Luis Cárdenas, David León, coordinador nacional de protección civil, señaló los cuatro siniestros más importantes: uno en Guanajuato que arrancó el día 30 de abril, otro en Jalisco que arrancó el día 5, uno más en San Luis Potosí que empezó el día 17 del mes pasado (con más de mil hectáreas afectadas) y otro en Durango, que arrancó el día 4. 

Al arrancar el año, el presupuesto le asignó a la comisión responsable de cuidar los bosques del país, la CONAFOR un presupuesto 30% inferior al del año anterior y eliminó el Programa de Empleo Temporal para la Prevención de Incendios, que básicamente le daba forma a las brigadas que hacían el trabajo de limpieza de maleza y zanjas de contención, así como los incendios controlados que limitaban la expansión del fuego. En resumen, hay menos gente y estamos menos preparados.

Hoy, a causa de estos incendios, el gobierno está volviéndose a llenar la boca con declaraciones sobre el cambio climático y lo que debemos hacer para evitarlo. Tatiana Clouthier, diputada de Morena, por ejemplo, subió a redes sociales una iniciativa para recoger basuras y anunció la Iniciativa Democracia Sustentable para impulsar la agenda verde en el Congreso. No lo veo mal, el 90% de los siniestros son generados por descuidos humanos y todos podríamos tomar medidas para reducir nuestra huella de carbono. Pero me parece hipócrita que se tome esa postura cuando el presupuesto de egresos dice absolutamente lo contrario.

No fue solo la CONAFOR la que sufrió recortes. A la Secretaría del Medio Ambiente también le pasaron la rasuradora (-20% contra el presupuesto del año anterior), A la Comisión Nacional del Agua le tocó un recorte similar. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático tendrá que apañarselas sólo con tres cuartas partes de su presupuesto regular. Los más castigados fueron los Apoyos para el Desarrollo Forestal Sustentable (-44%) y los Programas de Calidad del Aire (-60%)

Pero eso sí la Oficina de Presidencia para la Promoción y Desarrollo del Béisbol en México (PROBEIS) recibió 350 millones de pesos. Y ya ni hablar de sus megaproyectos que pasan por encima de la selva yucateca como el Tren Maya, la destrucción del manglar para la refinería de Dos Bocas o las iniciativas de la CFE para rehabilitar las carbo-eléctricas (leyó usted bien, quemaremos carbón para generar electricidad en lugar de invertir en energías limpias. Los antepasados de nuestros antepasados estarían orgullosos)

¿Quién puede creerles, pues, que el tema del cambio climático y el cuidado de la ecología sean prioridades en esta Cuarta Transformación?


martes, 7 de mayo de 2019

La marcha del domingo

En principio, le tengo desconfianza a las marchas. Dudo de su eficacia, de la presión real que puedan ejercer en la clase política gobernante para conseguir que las cosas se muevan. En parte porque no afectan directamente los intereses de quienes tendrían que efectuar esos cambios (los legisladores y el titular del ejecutivo), pero también porque suelen ser ejercicios que fácilmente se adaptan a múltiples narrativas e interpretaciones. López Obrador descalificó la multitudinaria Marcha por la Paz, del 27 de julio de 2004 y llamó a sus participantes pirruris (ya desde entonces se dedicaba a descalificar y dividir); pero le llamó al plantón en Reforma un éxito, pese a que dejó a su partido (entonces el PRD) con una deuda de 500 millones de pesos y lejos de conseguir su objetivo, fue un error político que le costó votos. Medir pues si una marcha es exitosa o no, es complicado y depende muchísimo de qué se haga después de la misma en términos de narrativa y cómo se cuente la historia. 

Otro problema de las marchas es que, por su naturaleza misma de aglomerar una masa crítica de gente para impulsar una agenda, suele aplastar el pensamiento individual. Salvo que la marcha tenga un objetivo muy claro, muy específico, se pueden juntar todo tipo de ideologías (a veces incluso contrarias) bajo el estandarte de una marcha, si este es lo suficientemente amplio.

Y aún a sabiendas de todos estos inconvenientes, asistí a la demostración pública del pasado 5 de mayo, o al menos a su versión local aquí en Guadalajara, la llamada #MarchaDelSilencio

Lo hice impulsado en parte por un deber cívico, por sentir que hacía “algo” por el ideal de país que tengo de México más allá de escribir en este espacio cada semana y en parte porque, como se los explicaba a quienes me estaban invitando, a pesar de sentirme incómodo con las marchas, no podía ofrecer una alternativa que fuera a ciencia cierta mejor, o más efectiva.

La demostración tuvo los problemas que ya me esperaba. Eran demasiados temas en la mesa. Bajo la consigna #AMLOrenuncia se había reunido gente indignada por la cancelación del aeropuerto, por la tibieza en nuestras relaciones internacionales, por la cancelación de las estancias infantiles, por la derogación de la reforma educativa, por la incompetencia en CFE que ha dejado a la península de Yucatán sin luz tres veces y una larga lista de etcéteras tan numerosa como las mismas pifias del presidente.

Faltó enfoque: El orador principal comenzó leyendo un pronunciamiento sobre la crisis venezolana y ofreciendo que nos acercáramos a firmarlo, aunque poco o nada tenía que ver con el motivo principal de la marcha. Después de otro par de temas, le pasaron el micrófono a una señora mayor que dio un discurso anti-migratorio que no hubiera estado fuera de lugar en un mitin trumpista. 

También faltó seriedad. En algún punto tomaron la palestra tres muchachos de “Jóvenes por México” que dieron la impresión de estar ahí más por tener algo que contarle a sus amigos que por tener un mensaje claro que quisieran dar. Se limitaron a frases ambiguas, inconexas y pomposas. “Queremos que nos apoyen. Pero para sí estudiar. Somos el futuro.” Olvidaron la parte de las propuestas, pero bajaron del templete muy sonrientes.

Llegados a este punto y vistas algunas de las ideas que esgrimían mis compañeros de marcha (mis acompañantes y yo tuvimos oportunidad de conversar con los que nos quedaban cerca), yo me sentía cada vez menos representado. Sin embargo, también recordé que de eso se trataba hacer política, que esa era la labor del político y la gracia de la democracia.

Cada cabeza es un universo definido por su educación, su experiencia y circunstancias. Va a ser muy difícil que encuentre a una persona que piense exactamente igual a mi en todo sentido. Pero la democracia se trata de dirigir por mayoría y la labor del político es la de construir acuerdos y encontrar puntos en común para formar esas mayorías y gobernar con la legitimidad que estas le prestan.

Nuestros políticos se han enfrascado tanto en dividir como estrategia, que su verdadera labor (construir mayorías, unir al país para decidir su rumbo) a veces se nos olvida. Es más, nos han contagiado su visión divisionista. No faltaron en redes sociales quienes acusaron a la marcha de no ser válida por no reunir suficiente gente (como si el valor de un argumento dependiera de cuánta gente lo esgrime, en lugar de llevarlo intrínseco) o por el tipo de gente que asistió (como si la piel clara no fuera lo suficientemente “mexicana”) o de plano de ser “golpismo barato y vulgar” (si, yo tampoco entiendo por qué, vaya y pregúntele a Federico Arreola, periodista del diario Milenio. Él fue el de la puntada en Twitter). 

Hubo puntos mucho más válidos para criticar en la marcha del domingo, algunos que yo mismo he tocado y reconocido en estos párrafos y que pudieran arrancar debates muy nutritivos para la vida pública del país. Pero es tanto nuestro afán de permanecer divididos, que nos limitamos a atacar la superficie sin molestamos en escuchar qué es lo que el otro quiere decir. No vaya a ser que tenga sentido y me obligue a cuestionarme y a conceder.

Así pues, si bien no estoy de acuerdo con todos los puntos expresados durante la demostración del domingo, celebro haber ido a escuchar otros puntos de vista, a enriquecerme con la visión del otro. 
Celebro también las coincidencias, haber prestado mi presencia para darle fuerza y voz a un reclamo que me parece justo hacerle al presidente y al gobierno que encabeza. Celebro que ahí había gente dispuesta a construir mayorías. Porque finalmente ese es el objetivo, unir a todos en un proyecto de país en el que podamos estar de acuerdo.





miércoles, 1 de mayo de 2019

Santa Lucía: Promesas Incumplidas

Han pasado cinco meses desde que, apoyados exclusivamente con los resultados de un “ejercicio democrático” de legitimidad muy cuestionable, la actual administración anunció la completa cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, en favor de un proyecto de ampliación y adaptación a la base militar de Santa Lucía.

Debió ser la última palabra del asunto. El gobierno entrante de la cuarta transformación (4-T), honesto y transparente, ofreció maravillas: un aeropuerto funcional, viable, y que estaría listo en dos años (antes que el proyecto original) y a una fracción del costo original. ¡Fantástico! Entonces ¿por qué tenemos que volver a tocar el tema en este espacio semanal? 
Pues porque las mentiras de la 4-T con las que tan finamente adoraron sus discursos se están cayendo a pedazos y es necesario señalarlo muy puntualmente.


Nunca se presentó denuncia alguna por los supuestos actos de corrupción del NAICM, a pesar de que estos, calculaba el mismo Andrés Manuel en su campaña constituían un daño al erario por 17 mil millones de pesos. El mismo Javier Jiménez Espriú, mencionó frente al Senado que la cancelación del aeropuerto no respondía a hechos de corrupción.

Se nos dijo que construir el aeropuerto en Texcoco representaba dejar sin agua a las poblaciones aledañas y que por eso se cambiaría de sitio. Ayer mismo Luis Cárdenas en su Primera Emisión de MVS Noticias, entrevistó a Arturo Hernández Buendía, vecino de la nueva ubicación elegida, quien precisamente tocó el tema de la Cuenca del Valle de México y de un estudio geohidrológico de la zona que tienen en su poder en donde se detalla que el acuífero ya es víctima de sobrexplotación y que de seguir con la ampliación propuesta pudiera ser necesario traer agua desde Tula.

Se nos aseguró también que el nuevo gobierno contaba con todos los estudios aeronáuticos, de impacto ambiental y de uso de suelos que garantizaban la viabilidad del proyecto propuesto. Hoy sabemos, por El Economista, que el plan original tendrá que sufrir ajustes a causa del Cerro de Paula, que estorba una de las pistas así como las tenían pronosticadas y que elevará los costos en un 11.7%. La construcción de Santa Lucía tendría entonces un costo total de 172 mil millones de pesos, cifra que ya está por encima de los 168 mil 880 millones que se proyectaron originalmente para Texcoco.

También nos enteramos que la Organización de Aviación Civil Internacional jamás ha dado su visto bueno al proyecto y que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) avaló el 29 de marzo el "Aviso de no Requerimiento de Autorización en Materia de Impacto Ambiental" que presentó la Sedena. Osea, que disque no se necesita ningún estudio de impacto ambiental, dicen… (aunque sea requisito legal)

Por si fuera poco el descaro, se echaron un evento oficial en Santa Lucía como si fuera el arranque de la obra, cuando en realidad se trató solamente de “Ceremonia de Inicio de Estudios Preliminares”. Osea, que no tienen idea de dónde empezar a cavar siquiera y que no tienen listo estudio alguno. Entre el tiempo que tomen los estudios y la construcción misma, la fecha de entrega que nos ofreció el gobierno federal es un imposible.

En esa misma “Ceremonia”, AMLO aseguró que se habían realizado las encuestas para obtener el permiso y visto bueno de las comunidades aledañas al terreno. Una mentira gorda, pues el consejo consultivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha recibido cientos de quejas de pobladores y han habido manifestaciones en diferentes municipios, como Tecamác, Edo. de México.

Santa Lucía ni es ahorro, ni es una mejor opción para la calidad de vida de los habitantes de la ciudad de México, ni es garantía de que se realice una obra de infraestructura sin corrupción (el ejército puede ocultar los números y costos bajo pretexto de que se trata de la seguridad nacional). Por si fuera poco, ahora se sabe que el mismo Carlos Slim envió carta de su puño y letra al presidente para proponerle continuar la obra de Texcoco con capital exclusivamente privado. No hay una sola razón económica lógica para la cancelación de Texcoco. Sólo la política, solo la necesidad de un hombre muy pequeño de dar un manotazo en la mesa para sentirse grande, así se lleve al país entre las patas.