miércoles, 27 de mayo de 2020

Guerra de Guerrillas

Mientras el COVID-19 continúa rampante por el territorio nacional, el asedio incansable a nuestras instituciones por parte del poder no cesa. La estrategia de destrucción, sin embargo, es sutil y engañosa. A manera de globos sonda, alguno de los miembros del partido hace alguna declaración, alguna sugerencia o propuesta indignante y observan con cuidado la reacción de la población. Si se arma jaleo, reculan. El presidente o alguna cabeza de mayor rango dentro de la administración sale a desmentir la declaración o desdeñar públicamente la propuesta, y se reviste de ese modo de un halo de salvador y protector de la justicia. Juegan el doble juego de fabricarse un villano y ser el héroe de la historia. En términos burdos, nos rompen las piernas y luego ofrecen un par de muletas e insisten en que son los buenos y nos están ayudando; haciéndonos un favor. Tres ejemplos de los últimos días: 

La comunidad se enfrentó recientemente a la extinción del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (FOPROCINE) por decreto presidencial; además de la iniciativa de modificación a la Ley Federal de Cinematografía, para la derogación del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE), fideicomiso federal para la producción, distribución, y exhibición de largometrajes. Les rompieron las piernas, pues; porque de esos apoyos depende buena parte de la producción nacional de cine.
La reacción no se hizo esperar. Fue curioso ver alzar la voz contra el gobierno a los que otrora fueron instrumentales en su alzamiento (Joaquín Cosío, Damián Alcázar, Gael García, entre otros tantos apoyaron a López Obrador durante la campaña). Al final y luego de sentarse a negociar, los artistas ganaron… exactamente lo que ya tenían: Mario Delgado anunció la preservación de ambos fondos. Quedaron agradecidos y el coordinador de diputados morenistas se vistió de héroe.

Va otro ejemplo: Luis Miguel Barbosa y su intentona de adueñarse de la educación privada de Puebla a través de una nueva ley estatal de Eduacación, limitando las opciones de los poblanos y su libertad de elegir en dónde y en qué condiciones quieren educarse. Es indignante que el gobierno, incapaz de ofrecer una alternativa educativa de calidad (que está obligado a dar por ley), pretenda limitar o acotar iniciativas educativas privadas (completamente opcionales, porque nadie está obligado a estudiar en una escuela privada)
La estrategia es así de burda. Si no se arma jaleo, la iniciativa se dispersa luego a otros estados. Si se rebate en tribunales y si encuentra cualquier tipo de resistencia o presión de parte de las Universidades privadas de Puebla, saldrá algún iluminado a aceptar una “revisión” y a quedar bien

Último ejemplo: la Secretaría de Economía publicó en el DOF una convocatoria para crear una Norma Oficial Mexicana para la Organización de las Elecciones. El intento es torpe, pero la nueva escaramuza por quitarle sus atribuciones y su independencia al INE y someterlo al poder ejecutivo es evidencia de que no han quitado el dedo del renglón.
La SE se justificó indicando que la organización electoral necesita demostrar su capacidad para brindar resultados confiables, transparentes, libres y justos de los comicios. ¿Qué tiene que la materia electoral con la económica? Es la pregunta que nos hacemos todos. Además, siendo el INE quien garantizó la elección la elección que puso a AMLO en el poder. ¿Está admitiendo la 4ta Transformación que el proceso que la entronó estuvo maleado?
Tampoco esta aberración jurídica y constitucional prosperará un segundo si se le enfrenta con el mínimo de inteligencia y el INE seguramente defenderá sus intereses. La intención no es forzar una estrategia, es ir tanteando por dónde sí puede pasar, e ir desgastando poco a poco.

Esos fueron tres ejemplos de esta “guerra de guerrillas” que Morena ha iniciado contra nuestras instituciones y estructuras democráticas. Es bien importante que estemos al tiro, mexicanos, que conozcamos al enemigo y sus estrategias, que anotemos con cuidado los nombres de los prestanombres que se ofrecen a avanzar la agenda autodestructiva y estatista de la 4ta Transformación; esa que nos rompe las piernas para luego hacerse la santa ofreciendo muletas. No nos están haciendo ningún favor.


miércoles, 20 de mayo de 2020

No es ineptitud, es su agenda: El ejemplo de la energía.

Llegados a este punto del sexenio, seguir fingiendo que el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador pretende lo mejor para el país exige de mi parte un esfuerzo constante y consciente. Seguir creyendo que se trata de mera ineptitud bienintencionada, honesta incompetencia o falta de pericia es ridículo e implica cerrar los ojos a la avalancha de evidencia que nos señala, con la claridad y sutileza de una marquesina luminosa de Las Vegas, que lo de López y la 4T responde claramente a una estrategia definida y maliciosa de aislamiento y empobrecimiento para nuestro país.

Si no me cree ¿De qué otra manera justifica que el Gobierno Federal prefiera pagar siete veces más por cada megawatt producido? 

Le explico. Según la legislación aplicable, en México se compra energía siguiendo una regla sencilla y obvia: la más barata se adquiere primero. Poco a poco, a través de la apertura del sector energético durante el sexenio de Peña, se fueron instalando en México plantas eléctricas de inversionistas privados que ofrecían energía cada vez más barata y limpia (aproximadamente, 20 USD por megawatt). Por desgracia, el productor “oficial” la CFE, se fue quedando atrás. Sus plantas no utilizan energías limpias y poco a poco van cayendo en la obsolescencia, al punto en que comprarle energía a la parte productiva de CFE cuesta 140 USD por megawatt. 

CFE podría corregir esto, por supuesto. Podría hacer inversiones prudentes, mejorar su infraestructura y apostarle a nuevas tecnologías con el objetivo de ser competitivo. En su lugar, y so pretexto de “salvaguardar la soberanía energética”, el gobierno federal ahora dará prioridad a la energía producida por CFE, aunque esta sea siete veces más cara y provenga de fuentes no renovables y sumamente contaminantes, como la quema de combustóleo. (Subproducto del petróleo crudo que, casualmente, tendrá que comprar a PEMEX)

Mientras la administración federal sangra el dinero de los mexicanos tratando de hacer malabares entre sus empresas “productivas” (es un decir) para inyectarles vida artificial; varias empresas nacionales y extranjeras miran atónitas como el gobierno se mete un escopetazo en el pie pagando caro lo que ellas ofrecen en mejores términos y condiciones. Pero “ya se acabó la corrupción”, dicen.

Por supuesto esto también implica, para estas empresas, que la inversión que hicieron en la instalación de sus plantas energéticas (muchas de las cuales ya estaban listas para entrar en operación) de pronto puede volverse pérdida por el capricho de un presidente que es incapaz de reconocer e incumplir compromisos que México como nación ya había adquirido. Muchas de ellas ya preparan amparos y hasta el día de hoy, algunos de ellos ya se habían resuelto en su favor.

La intentona del gobierno federal fue absurda, mal planeada y fiel reflejo de su mentalidad atascada en el pasado. Por suerte, ni México ni el mundo son los mismos que en los 70’s. Vivimos en una realidad globalizada con intereses interconectados. Es en esta estructura internacional en la que podemos poner cierta esperanza de que actúe como muro de contención para la agenda de aislamiento y empobrecimiento morenista mientras nos organizamos. Pero la salvaguarda no será eterna, ciudadanos, urge que construyamos discursos alternativos y originales antes de que el plan avance hasta que resulte imposible recuperar lo perdido.


miércoles, 13 de mayo de 2020

Militarización: Admitir el fracaso

Me permito invitarlo, apreciado lector, a dar un paseo por la calle de la memoria hasta finales de noviembre y principios de diciembre del año 2017. Enrique Peña Nieto, incapaz de detener la escalada de violencia durante cinco años de gobierno, impulsa una legislación conocida como la Ley de Seguridad Interior; con el objetivo de darle un marco legal al actuar de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia y al crimen organizado. Papel que ya venían ejerciendo en la práctica desde el sexenio anterior.

Morena, la oposición, huele sangre en el agua y oportunidad de tajada política y se lanza con enjundia en una campaña con un eslogan sencillo y efectivo “No a la militarización del país” Personajes como Manuel Bartlett y Mario Delgado ofrecen airados discursos y mensajes, Fernandez Noroña organiza plantones y Citlatli Hernandez incendia las redes sociales. 
Curiosamente, la ley al final se aprueba. Más allá del teatro mediático, la oposición no mete ni las manos. Es finalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación las que, derivada de una acción de inconstitucionalidad promovida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, declara la legislación inválida. El fallo se da justo un día después de que el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, presentara su estrategia de seguridad para el próximo sexenio, centrada en la creación de su Guardia Nacional.






Volvamos al presente. “La Esperanza de México” y quien se vendió como la luz al final del túnel, si alguna vez fue tal, se está apagando rápidamente. 2019 rompió el récord de violencia. 34,582 víctimas de homicidio doloso, cientos de feminicidios, la masacre de los LeBarón, los enfrentamientos en Culiacán en el operativo que atrapó y luego liberó al hijo del “Chapo” Guzmán… El fracaso es espectacular, sobre todo si consideramos que la legislación pertinente para formar la Guardia Nacional quedó aprobada en febrero de ese año. 

La estrategia que nos vendieron el campaña, la panacea de los “abrazos, no balazos” sencillamente nos lleva a un callejón sin salida y al prócer de Macuspana se le acaban las ideas. El lunes amanecemos con la noticia en el Diario Oficial de la Federación de que, durante los próximos cinco años, las fuerzas Armadas coadyuvarán en tareas de Seguridad Pública que les corresponden a las fuerzas policíacas.  Es una dolorosa y clara admisión del absoluto fracaso.
¿Y esa oposición militante? ¿Y ese fervor encarnizado a la no militarización? Bien gracias. A todos nos toca alguna vez tragarnos nuestras palabras, pero lo que estamos presenciando con las cúpulas de Morena es un festín espectacular. Se están empachando, y con cada bocado dejan claro que no tienen ningún pudor ideológico; que defenderán la bandera que políticamente más les convenga, aunque ayer hayan enarbolado justo los principios opuestos. Pero estos eran “los diferentes”.

Lo peor es que ese gatopardismo simple y ramplón alcanzó a engatusar a 30 millones de incautos que votaron por ellos.  Algunos de los cuales aún hoy se resisten, por orgullo o necedad, a reconocer lo evidente. Nacer con una tara intelectual es un capricho de la naturaleza con el que hay que vivir y ni hablar. Hacerse el tonto, por otro lado, es una elección; una sumamente triste que entorpece la construcción de una cultura cívica en el país. Solicito encarecidamente, que dejemos de hacernos los tontos. 

Desde esta trinchera, abogamos por la congruencia: No a la militarización del país. Ni en este, ni en ningún otro gobierno. 

miércoles, 6 de mayo de 2020

¿Qué le deberán a Barlett?

Lo de Bartlett es una cosa por demás curiosa. En poco más de 17 meses, él y su familia han protagonizado sendos escándalos de corrupción que podrían rivalizar y dejar pequeños los peores momentos del sexenio de Peña. Aún así, la presente administración parece dispuesta a sacrificar cuanto capital político y credibilidad sean necesarios para sostener en su puesto y lavarle la cara al director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Sirva un caso particular de ejemplo, para que no se me tache de exagerado:
El valor de la casa blanca del expresidente se calculó en siete millones de dólares. Al tipo de cambio de aquel entonces (13.48 pesos por dolar ¡qué tiempos!) son 94 millones de pesos. En comparación, el imperio de inmobiliario de la familia Bartlett se calcula en 800 millones de pesos; ocho veces y media más grande.
Ambos casos se manejaron de un modo tan parecido que resulta inverosímil. Ambos implicados señalaron a su pareja sentimental como dueñas de las propiedades. En ambos casos se le pidió a un Secretario de la Función Pública (Virgilio Andrade, en el caso de la Casa Blanca e Irma Eréndira Sandoval, en el caso de Bartlett) que investigaran el asunto y en ambos casos se les exoneró de cualquier culpa. 

Esta semana la familia Bartlett protagonizó otro escándalo y nuevamente el aparato morenista se movilizó para intentar tapar el sol con un dedo. Resulta que León Manuel Bartlett Álvarez, hijo del director general de la CFE, recibió contratos de gobierno sin licitación de por medio; sin competir por ellos. Según el portal de transparencia Compranet, Cyber Robotics Solutions, la empresa del hijo de Bartlett, le vende lo mismo al IMSS, al ISSSTE, al Ejército o a la Marina. Los contratos suman más de 162 millones de pesos y de los siete, seis fueron adjudicación directa.
Huelga decir que el detalle de los contratos también es muy particular. El 17 de abril, por ejemplo, la empresa le vendió al IMSS Hidalgo 20 ventiladores artificiales para combatir la pandemia del COVID-19, cada uno por la modesta suma de un millón 550 mil pesos. Un sobreprecio brutal.
Desde esta trinchera como que la cosa no cuadra, y apesta mucho a nepotismo, tráfico de influencias y corrupción.

Y ese es precisamente el tema. Para ser un gobierno que hizo del combate a la corrupción su principal bandera y la vendió como panacea mágica a todos los problemas del país, la administración de Andrés Manuel López Obrador se está quedando cortísima en el rubro cuando se trata de Bartlett y los suyos. Es la segunda vez que el director de la CFE le dejan vulnerable, pero el presidente sencillamente repite la jugada: Que la Secretaria de la Función Pública investigue. Dentro de un par de meses seguramente saldrá el aviso de que queda limpio de todos los cargos. Le apuestan al olvido

¿Qué se le debe a Bartlett? ¿Qué baza tiene que permanece intocable a pesar de ser un lastre político claro? ¿Con qué compró esa inmunidad? ¿Cómo es que se pasa de ser el autor intelectual de una “caida del sistema” histórica que le robó la oportunidad a Cárdenas, a ser un incondicional “de izquierda”?
La lucha contra la corrupción de Andrés Manuel es un bulo, un mal chiste. La presencia de Bartlett y la protección incondicional de la que parece disponer confirman que, lejos del “Ya se van” que presumían, en realidad se quedaron los mismos y con las mismas prácticas.