miércoles, 24 de junio de 2020

Le tiemblan las piernas...

Le tiemblan las piernas al presidente más votado de la historia del país. Hoy López no se siente seguro de ganar limpiamente y por sus propios medios las intermedias de 2021 y sabe que un tropiezo ahí implicaría un descarrilamiento completo de su proyecto autoritario y unipersonal: la figura del presidente fuerte y las instituciones débiles que el PRI utilizó con maestría en buena parte del siglo XX.

Y como le tiemblan las piernas y no quiere arriesgarse, va enturbiando las aguas por adelantado, preparando el terreno y sembrando la duda y la sospecha; con la intención de, si lo ve necesario, cosechar un escándalo electoral prefabricado.
“Me voy a convertir en guardián para que se respete la libertad ciudadana a elegir libremente a sus dirigentes” dijo el presidente López el lunes, durante su mañanera. “Ya sé que existe el INE [...] pero estoy obligado a denunciar si hay intentos de fraude. […] Recuerde que una de las reformas que se llevaron a cabo fue convertir el fraude electoral en delito grave”

Dejando de lado el hecho de que con sus palabras está enlodando al proceso que lo entronó y la institución que hizo posible que resultase elegido —restándole así legitimidad a su propia administración— el presidente comete varios errores esenciales con esa declaración.
En primera instancia, desnuda su ignorancia absoluta del tema. El “fraude electoral” no está tipificado siquiera como delito, ya no digamos delito grave. Si no me cree, puede darle una ojeada a la Ley General en Materias Electorales para confirmarlo por usted mismo. El término brilla por su ausencia. Ergo, el presidente miente, como de costumbre.

Luego está el tema de las facultades que la Constitución le otorgan como titular del Poder Ejecutivo. ¿Adivine qué? Tampoco ahí aparece que tenga injerencia alguna en la organización o vigilancia de proceso electorales. Esa responsabilidad particular es una que a los mexicanos nos costó años de lucha democrática arrancársela de las manos a la Secretaría de Gobernación y que ya no pudo retener después del escándalo de la “Caída del Sistema” de 1988 (Orquestado, no olvidemos, por el señor Bartlett como titular de la SEGOB entonces. No hay manera de que el presidente haga cualquier legítima movida “en defensa de la democracia” teniendo a un esperpento con semejantes antecedentes en su equipo de trabajo) 

El presidente López está completamente descalificado para erigirse en paladín democrático. Es un personaje que jamás ha respetado un resultado electoral adverso desde que competía por la gubernatura de Tabasco y todavía mantiene relación con otros individuos fuertemente ligados a eventos cuestionables en la historia democrática mexicana moderna. Pero sobre todo, es una función que ya tiene una institución dedicada específicamente para llevarla a cabo y su labor es vigilada por miles de mexicanos cada día de elecciones.

Le exijo, señor presidente, que cumpla el juramento que hizo al tomar protesta de guardar y hacer guardar la Constitución y se abstenga de cualquier intervención en el proceso electoral, según el artículo 134°. De lo contrario, cualquier gubernatura y legislatura emanada de ese proceso, ya sea de su partido o cualquier otro, nacerá muerta, desprovista de legitimidad y sumirá al país, de motu propio, en un problema de ingobernabilidad de proporciones no vistas en casi un siglo. Quizá sea inútil pedírselo, pero no debe dejar de intentarse: Por una vez, sea responsable y consecuente con el cargo que ostenta.

 


miércoles, 17 de junio de 2020

El inhumano esquema cubano (que México está apoyando)

Charles Mills Tiebout fue un economista norteamericano que acuñó el concepto de “votar con los pies”, que expresa esa posibilidad que tienen los ciudadanos de manifestar sus preferencias sobre ingresos y gastos públicos, desplazándose al territorio en el que las políticas públicas se aproximan más a lo que quieren o necesitan. El concepto es particularmente aplicable en aquellas sociedades en donde el voto tradicional no es una opción, por ejemplo: Cuba.

Buscar “desertores cubanos” en Google le arrojará cerca de 133,000 resultados con historias de lo más variopintas: desde deportistas que desaparecen de las concentraciones de sus selecciones para no regresar a la isla, el Éxodo de las Balsas Cubanas de 1994 (la emigración de más de 35,000 cubanos a los Estados Unidos a través de balsas improvisadas) hasta, curiosamente, médicos.

Para nadie es un secreto que la Isla depende de la ayuda exterior para sostenerse, del turismo en su parte más legal y abierta (representa el 68% de su PIB) pero también de un sistema complejo de apoyos con paises afines (Venezuela le vende petróleo a la Isla a precios absurdamente subsidiados) o, en el peor de los casos, con un macabro sistema de explotación de su capital humano.

Durante las últimas semanas, brigadas de personal médico cubano han acudido a 15 países para ayudar a contener la expansión del coronavirus y en 2019 Cuba cerró con 28,000 doctores y enfermeros en 61 países. La Oficina Nacional de Estadística e Información cubana declara a la exportación de los servicios de salud de Cuba como la principal fuente de ingresos de divisas del país. ¿Cómo funciona? Básicamente, el gobierno cubano establece una tarifa mensual para cada uno de sus médicos. De esa tarifa, apenas el 25% va a parar a los bolsillos de los médicos y de esa cifra, por lo menos la mitad queda retenida hasta su regreso a la isla. (Ya saben, para prevenir aquello del “votar con los pies”). Las lamentables condiciones de estos profesionales de la salud ya es investigada por la ONU. El organismo señala la posible existencia de condiciones de “trabajo forzoso” (una forma contemporánea de esclavitud) al que el gobierno cubano podría haber sometido a sus propios agentes.

México colabora con este sistema macabro, a razón de seis millones de dólares mensuales por la asistencia de 585 profesionales de la salud isleños, so pretexto de que hace falta personal para lidiar con la pandemia. Es curioso, porque el año pasado el Gobierno Federal despidió a más de diez mil empleados del sector salud, por culpa de la malentendida austeridad. Aparentemente hay dinero para subsidiar al régimen comunista, pero no para los médicos y enfermeros mexicanos.

Ya que estamos en el tema, deberíamos hablar también del hecho demostrado de que como parte de estas comitivas no siempre viajan doctores, sino también operadores políticos cuya función es construir “comités revolucionarios”, bases de adoctrinamiento para el establecimiento de políticas similares a las de la isla caribeña. Bajo el camuflaje de ayuda humanitaria, se oculta la radicalización de la población y la captación y capacitación de cabecillas que puedan colaborar en la instalación de un régimen totalitario.. 

¿Qué es esto, pues? Porque no solo no tiene sentido desde el punto de vista económico (cuesta diez mil dólares mensuales cada profesional cubano, más sus gastos de manutención), sino que es un insulto a los galenos mexicanos y una colaboración explícita con un cruel sistema de explotación humana de parte de un presidente que se llama “humanista” ¿Hasta cuándo?


miércoles, 10 de junio de 2020

De bulos y BOAs

En un país en el que se acumulan 124 mil infectados y 14 mil seiscientos muertos en medio de una pandemia global; en promedio se asesina a 97 personas diariamente (según los datos oficiales), se sigue retrocediendo en el combate a la corrupción (según el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción 2020, elaborado por Americas Society), se apuesta por un esquema energético de hace cien años en el que perdemos dinero (Pemex perdió en 3 meses el equivalente a todo su presupuesto de 2020) y se dilapidan cantidades absurdas de recursos en proyectos sin futuro (Tren Maya, Santa Lucía y Dos Bocas); el presidente y su equipo de trabajo juzgaron más relevante ocupar el espacio de la mañanera en un teatro victimista patético. 

El Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia de la República, Jesús Ramirez Cuevas, se aventó a leer un panfleto que parecía prop cinematográfico de una película de espías de la Guerra Fría, con su tipografía de máquina de escribir, y un letrero de “CONFIDENCIAL” cruzando la página en un papel de que casi sale transparente al escanearlo. Dicen desconocer su origen o siquiera autenticidad, pero lo esgrimen como prueba incontestable de la existencia de un supuesto complot, de los oscuros intereses de la “mafia del poder” que lo quieren ver fuera de la presidencia: el supuesto Bloque Opositor Amplio.

El intento es tan burdo que da risa. O daría risa, si no fuera porque se lo toman tan en serio. Horas más tarde las redes sociales se habían inundado con la etiqueta #YoSoyBOA, cientos de personas se habían puesto alegremente la etiqueta y le habían dado al remedo de dictador que tenemos despachando en Palacio Nacional justamente lo que necesitaba: atención, aire a un discurso hueco, validez a algo que era a todas luces un bulo.

Querido lector, BOA no es más que un espantapájaros, un saco de arena, un falso enemigo para que el presidente López pueda echarse sus rounds de sombra. No existe, pero pueden achacársele todos los males y todas los problemas del régimen. Puede culpársele de todo. Cuando usted levanta esa bandera con su #YoSoyBOA, no sólo está entregando su oportunidad de construir un discurso opositor real propio, está inyectando aire al monigote inflable, dándole sustancia y haciendo que parezca más real. Todo mientras el presidente puede marcarle agenda.

Entendamos que lo que pasó hoy es banderazo de salida para 2021 (elecciones intermedias), 2022 (revocación de mandato) y 2024 (¿posible reelección presidencial?). Entendamos que son patadas de ahogado, esfuerzos por dejar de hablar de la absoluta catástrofe que representa este gobierno en absolutamente todos los frentes y sus paupérrimos resultados. El gobierno sabe que sin una válvula de escape, sin un chivo expiatorio, quizá no llega a diciembre; por falta de apoyo político (ya sólo le queda el ala castro-chavista más recalcitrante, y anda desatada) y sobre todo por falta de apoyo económico (la falta de ingresos los trae fritos y ya el mismo presidente habla de una reforma a las AFORES)

Mexicanos: cabeza fría, corazón caliente. La mente y la atención en lo importante, en la narrativa que queremos, no en la que nos imponen. Si nos atarugamos tantito, las consecuencias pueden ser funestas para el país y no será un lustro perdido, sino una década o un cuarto de siglo.


martes, 2 de junio de 2020

La rodada del sábado y FRENAAA

No había asistido a una manifestación pública desde el primero de diciembre pasado, hace seis meses. En ese momento quedé preocupado y escribí al respecto. (La oposición que aún no tenemos) Al movimiento y a sus organizadores les faltaba dirección y un único punto de contacto en dónde incidir para hacerse notar. Estaban demasiado dispersos, eran un coágulo de diferentes agrupaciones con diferentes intereses y cada quien se iba sobre lo que más le interesaba.

El pasado sábado, movido por ese mismo deber cívico de entonces pero con tremendo escepticismo, volví a presentarme en una demostración de esa naturaleza. En realidad lo que terminó convenciéndome fue el acompañar a un familiar, verdaderamente comprometido con la causa y con los organizadores, al que no quería dejar sólo. Era también la oportunidad de tomarle el pulso a esta “oposición”. ¿Qué encontré?

Vamos por partes:

La idea de un Frente Nacional Anti-AMLO me genera dudas desde el nombre. Definirse en relación a otro, es darle fuerza a ese otro, marcarlo o señalarlo como alguien que merece una acción conjunta. Lo que se opone, apuntala, dicen por ahí. 
Sin embargo, al mismo tiempo, el nombre le ha dado a la organización que dirige Gilberto Lozano (y otras 66 personas, según el sitio web) ese filo o esa punta de lanza que con urgencia necesitaba Chalecos México hace seis meses; un objetivo muy concreto: conseguir la renuncia del presidente antes del primero de diciembre del presente año. Hay incluso una justificación legal para ello: forzar la realización de nuevas elecciones y no simplemente la colocación de un palero en el poder. Con un objetivo claro (cuan descabellado sea) tiene la mitad de la batalla ganada.

Otro punto que tiene a favor, es la claridad de la estrategia: Articular a la ciudadanía a través de grupos anidados, de manera que las iniciativas vayan fluyendo de uno a otro miembro y cada uno pueda tomar acción de manera individual. Estoy presente (una vez más, en deferencia a este familiar mío y para saciar mi propia curiosidad) en uno de los grupos, y debo decir que la mayoría de las acciones propuestas tienen sentido. Presionar a los legisladores para que tomen ciertas decisiones y apoyen o rechacen ciertas propuestas es una medida por la que vengo abogando desde hace mucho tiempo. Y funciona. Se enviaron más de dos millones de cartas a la Casa Blanca, y no pasó desapercibido de aquel lado. Si podemos ejercer presión a razón de dos millones de cartas por legislador cada que haya un tema espinoso en el pleno, podemos arrancarle el control del Poder Legislativo a López y tomarlo los ciudadanos.

Con ese contexto, vamos platicando de la caravana que organizó FRENAAA el sábado. Fue, desde mi perspectiva, un ejercicio sumamente exitoso. Cuando la principal crítica que te pueden hacer es en la forma (los coches) es porque no tienen argumentos para rebatir el fondo. La caravana no se hizo así por decisión de los organizadores, que quizá habrían preferido una marcha tradicional; se hizo así por las circunstancias de emergencia sanitaria que estamos enfrentando. De haberse hecho una marcha a pie, seguramente se les habría criticado por no respetar la Jornada de Sana Distancia y el #QuédateEnCasa

Más sorpresa me generó también los acuses de recibo que firmaron dos figuras importantes del poder. El primero, el presidente Andrés Manuel. Ese “No coman ansias” es muy diferente al señalamiento de que los que marchaban eran “los partidos conservadores” que hizo hace seis meses.

Pero quizá el más sorprendente vino de Ricardo Monreal, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado Mexicano, que prácticamente canta el reto en plan “esto ya empezó y que gane el mejor”
Así que sí, de entre las opciones, me parece que FRENAAA es la más articulada y que mejor oportunidad tiene de meter en problemas al presidente. No es un partido político, sin embargo, y la construcción de candidaturas tendrá que venir desde otra trinchera. Pero eso no necesariamente es malo.
Al Frente también  le falta terminar de entender y apelar a los 40 millones de pobres del país que votaron con la tripa, pero tiene una buena plataforma para agenciarse a la clase media, esos que sobrevivieron a Echeverría ya López Portillo y reconocen las señales.

Habrá que ver, habrá que participar, habrá que darle forma al México que queremos, un pasito a la vez.