martes, 2 de junio de 2020

La rodada del sábado y FRENAAA

No había asistido a una manifestación pública desde el primero de diciembre pasado, hace seis meses. En ese momento quedé preocupado y escribí al respecto. (La oposición que aún no tenemos) Al movimiento y a sus organizadores les faltaba dirección y un único punto de contacto en dónde incidir para hacerse notar. Estaban demasiado dispersos, eran un coágulo de diferentes agrupaciones con diferentes intereses y cada quien se iba sobre lo que más le interesaba.

El pasado sábado, movido por ese mismo deber cívico de entonces pero con tremendo escepticismo, volví a presentarme en una demostración de esa naturaleza. En realidad lo que terminó convenciéndome fue el acompañar a un familiar, verdaderamente comprometido con la causa y con los organizadores, al que no quería dejar sólo. Era también la oportunidad de tomarle el pulso a esta “oposición”. ¿Qué encontré?

Vamos por partes:

La idea de un Frente Nacional Anti-AMLO me genera dudas desde el nombre. Definirse en relación a otro, es darle fuerza a ese otro, marcarlo o señalarlo como alguien que merece una acción conjunta. Lo que se opone, apuntala, dicen por ahí. 
Sin embargo, al mismo tiempo, el nombre le ha dado a la organización que dirige Gilberto Lozano (y otras 66 personas, según el sitio web) ese filo o esa punta de lanza que con urgencia necesitaba Chalecos México hace seis meses; un objetivo muy concreto: conseguir la renuncia del presidente antes del primero de diciembre del presente año. Hay incluso una justificación legal para ello: forzar la realización de nuevas elecciones y no simplemente la colocación de un palero en el poder. Con un objetivo claro (cuan descabellado sea) tiene la mitad de la batalla ganada.

Otro punto que tiene a favor, es la claridad de la estrategia: Articular a la ciudadanía a través de grupos anidados, de manera que las iniciativas vayan fluyendo de uno a otro miembro y cada uno pueda tomar acción de manera individual. Estoy presente (una vez más, en deferencia a este familiar mío y para saciar mi propia curiosidad) en uno de los grupos, y debo decir que la mayoría de las acciones propuestas tienen sentido. Presionar a los legisladores para que tomen ciertas decisiones y apoyen o rechacen ciertas propuestas es una medida por la que vengo abogando desde hace mucho tiempo. Y funciona. Se enviaron más de dos millones de cartas a la Casa Blanca, y no pasó desapercibido de aquel lado. Si podemos ejercer presión a razón de dos millones de cartas por legislador cada que haya un tema espinoso en el pleno, podemos arrancarle el control del Poder Legislativo a López y tomarlo los ciudadanos.

Con ese contexto, vamos platicando de la caravana que organizó FRENAAA el sábado. Fue, desde mi perspectiva, un ejercicio sumamente exitoso. Cuando la principal crítica que te pueden hacer es en la forma (los coches) es porque no tienen argumentos para rebatir el fondo. La caravana no se hizo así por decisión de los organizadores, que quizá habrían preferido una marcha tradicional; se hizo así por las circunstancias de emergencia sanitaria que estamos enfrentando. De haberse hecho una marcha a pie, seguramente se les habría criticado por no respetar la Jornada de Sana Distancia y el #QuédateEnCasa

Más sorpresa me generó también los acuses de recibo que firmaron dos figuras importantes del poder. El primero, el presidente Andrés Manuel. Ese “No coman ansias” es muy diferente al señalamiento de que los que marchaban eran “los partidos conservadores” que hizo hace seis meses.

Pero quizá el más sorprendente vino de Ricardo Monreal, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado Mexicano, que prácticamente canta el reto en plan “esto ya empezó y que gane el mejor”
Así que sí, de entre las opciones, me parece que FRENAAA es la más articulada y que mejor oportunidad tiene de meter en problemas al presidente. No es un partido político, sin embargo, y la construcción de candidaturas tendrá que venir desde otra trinchera. Pero eso no necesariamente es malo.
Al Frente también  le falta terminar de entender y apelar a los 40 millones de pobres del país que votaron con la tripa, pero tiene una buena plataforma para agenciarse a la clase media, esos que sobrevivieron a Echeverría ya López Portillo y reconocen las señales.

Habrá que ver, habrá que participar, habrá que darle forma al México que queremos, un pasito a la vez.


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