Así habló Aristóteles Sandoval, gobernador del estado de Jalisco, el pasado siete de marzo, mientras entregaba equipo a diferentes cuerpos policiacos de 112 municipios. Durante las doce horas anteriores, se habían reportado 17 muertes con violencia en la entidad. Y no mintió. En los últimos tres meses Jalisco se ha vuelto un campo de batalla con los ciudadanos en medio del fuego cruzado.
La versión oficial, al menos así como la contaba a principios del trimestre Raúl Sánchez, fiscal general de la entidad, era que había ocurrido un cisma en el Cartel Jalisco Nueva Generación que había separado la agrupación criminal en dos. Ambas facciones estaban peleando entre sí por la hegemonía sobre la plaza. La cosa se complicaba, sin embargo, porque en medio de esa “guerra civil”, el Cartel de Sinaloa vio la coyuntura ideal para ampliar su espacio de influencia y empezó a disputarles territorio.
Sea como fuere el enfrentamiento entre criminales, los últimos tres meses han sido de terror para la Zona Metropolitana de Guadalajara. Recordar los eventos de manera individual es preocupante, pero empezar a ver el panorama completo es verdaderamente desolador.
Desde los tres estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales en Tonalá (que al filmar una tarea en una finca con antecedentes criminales fueron confundidos, secuestrados, asesinados y disueltos en ácido), el ataque directo al ex-fiscal del estado, Luis Carlos Nájera, los narcobloqueos y camiones incendiados (que acabaron quitándole la vida a un bebe de 8 meses y dejando a varios heridos de quemaduras graves), la larga lista de cuerpos sin vida encontrados en diferentes partes de la ZMG en estos tres meses, el código rojo emitido por el mismo gobierno del estado… ¿Cuándo se detiene el asunto?
Es trágico que la población haya aprendido rápido a vivir y a normalizar esta nueva (ni tanto) circunstancia. El pasado sábado, se hizo pública la detención de la esposa de Nemesio Oceguera “El Mencho”, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación. Yo tenía planes a la mañana siguiente con un grupo de amigos. Fue genuina y natural, pero también una enorme llamada de atención, la reacción de algunos de mis compañeros. “Oigan… ¿Y si estará la cosa como para que salgamos a la calle?” porque cada que hay una detención así, los grupos criminales organizan zafarrancho en la ciudad a manera de represalia.
La escalada de violencia se da también en una coyuntura interesante, el proceso electoral. Jalisco es el cuarto estado con más electores del país, más de 5 millones 260 mil votantes, de los cuales 45% son jóvenes menores de 35 años.
Con todo lo que la entidad está viviendo, sería lógico esperar de parte de los candidatos (nacionales y estatales) una propuesta integral y completa en materia de seguridad para jalar ese voto. Pero, al menos en el último debate, ninguno de los siete (si, siete) candidatos a la gubernatura pudo hacer una propuesta coherente y viable.
Y en la presidencial ya ni les cuento. No solo se quedan cortos, hay quien propone pactar y perdonar a esta gente ¿A qué jugamos pues?
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