miércoles, 16 de junio de 2021

A tomar nota de los movimientos

Seguimos desmenuzando los resultados de la jornada electoral del seis de junio y sus consecuencias. Después de cada elección, especialmente de una intermedia, viene el inevitable reacomodo de piezas y ajustes al nuevo mapa del poder político. El más evidente es en torno a las cámaras. ¿Quiénes serán los nuevos coordinadores parlamentarios de cada grupo político? ¿Cómo sacamos ventaja de la nueva fuerza política que conseguimos, o minimizamos nuestras pérdidas? Históricamente también, después de las elecciones, quienes aspiran a la presidencia empiezan a desmarcarse para ocupar el centro de la palestra.

Situaciones como esta las podemos encontrar a todo lo largo y ancho del país, pero basten tres ejemplos:

Carlos Lomelí, morenista, reapareció para impugnar el triunfo de Pablo Lemus como alcalde de Guadalajara. Sentenció que se trató de una “elección de Estado” e incluso acusó a la diputada electa Claudia Delgadilo, también de su partido, de traicionarlo y operar a favor de Movimiento Ciudadano. Los alegatos se sienten más como ajuste de cuentas o patadas de ahogado. Carlos Lomelí perdió por más de 120 mil votos de diferencia. El hombre fue investigado por la Secretaria de la Función Pública, por tener diversas empresas de distribución farmacéutica que recibieron millonarios contratos del gobierno mientras él fue diputado local del 2015 al 2017. La investigación por cohecho, conflicto de interés, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias lo obligó a renunciar como “Superdelegado” en Jalisco. ¿Qué pretende ahora? Quizá conseguir la promesa de que no será perseguido, ni sus intereses afectados, a cambio de quedarse callado y quietecito con la administración entrante. Coloquialmente: salvar los muebles.

A nivel nacional, el Partido Verde se encuentra en un aprieto. Su impresionante crecimiento en esta última elección había subido sus bonos y en consecuencia, su vocero Manuel Velasco, coordinador de ese grupo parlamentario en el Senado, salió a decir que “Analizarían continuar en alianza con Morena en temas legislativos” lo que a las claras se interpretó como un incremento en el precio de su apoyo.
Pero Morena también juega y apenas el domingo nos enteramos que, coincidentemente, el Gobierno federal había identificado operaciones inexistentes o simuladas por más de 500 millones de pesos por parte del Gobierno de Chiapas cuando Velasco era gobernador. Finísimo “estatequieto” para el partido del tucán, al que incluso rondaron rumores de que podían quitarle el registro por la puntada de pagarle a “influencers” para hablar bien del partido en plena veda electoral. Si la organización política realmente desapareciera y los diputados elegidos quedaran como “Independientes” sería mucho más fácil para el gobierno irlos cazando de uno por uno y llegándoles al precio para enrolarlos como parte de la bancada morenista. Ojo al dato.

Y finalmente, la carrera por la sucesión presidencial ha empezado. Ya sea por decencia o quizá porque la idea de que el macuspano repitiera en el cargo era un “Plan A” que se vino abajo con la elección intermedia, no habíamos visto mucho movimiento en ese frente. Pero ahora parece que los dos caballos más avanzados comienzan a apretar el paso. Claudia Sheinbaum se tambaleó luego de entregar a la oposición la mitad de la ciudad que gobierna a nombre de la Cuarta Transformación. Por eso resulta sospechosamente conveniente para ella que el New York Times le haya propinado a su más cercano competidor, Marcelo Ebrard, tremendo macanazo al responsabilizarlo de la tragedia de la Línea 12 del metro. Más sospechoso aún que rápidamente la Jefa de Gobierno haya salido a decir que “Aquí nadie filtró nada…” Explicación no pedida, acusación manifiesta, dicen por ahí.

¿A qué voy con estos ejemplos, querido lector? Estos escenarios que le señalo no son sino tres entre miles que están ocurriendo simultáneamente, en diferentes órdenes de gobierno y a diferentes niveles y alcances. La responsabilidad del ciudadano es tomar buena nota de ellos y llevar la cuenta de nombres, apellidos, actitudes y fechorías. Conozca a la gente que nos gobierna y empiece a descartar perfiles desde ahorita, no cinco minutos antes de entrar a la casilla el próximo 2024



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