miércoles, 5 de julio de 2023

Frente Amplio, dos grandes retos.

 


Con cauteloso optimismo observo los trabajos del Frente Amplio por México. No es ideal, pero hay materia prima suficiente para ir construyendo algo, una alternativa y un proyecto. Mucho de lo que se consiga dependerá de la ciudadanía, de la mentalidad con la que aborde este ejercicio y de cuánto decida participar e involucrarse.


El primer reto es trascender a López. Comprender que el objetivo no es “ganar” y que la labor va mucho más allá de arropar al ungido de “la oposición” a ver si ahora sí “sacamos” a López. La tarea no es arrebatar el poder a cualquier costo, incluso validando a impresentables porque “es lo que hay y ya luego vemos qué hacemos”. Si nos vamos por esa ruta sólo conseguiremos a otro López, un héroe popular sin sustancia, y condenaremos al país a treinta años (por los menos) de populismo rascuache y simplón de uno u otro color.


No, el objetivo es construir una nación, poco a poco y a largo plazo. Hay que establecer y vender un proyecto y una visión de México fresca y original que entusiasme y enamore para romper la falsa división que nutre a personajes populistas. Y bien importante, hay que apuntalar este proyecto en algo más que ser el antónimo del presidente, o su partido. De manera contraintuitiva, mientras más nos esforzamos en ser “oposición” más reforzamos al inquilino de palacio, porque dependemos de su existencia para para definirnos y porque nos marca agenda.


Si ha leído con atención, querido lector, probablemente habrá pensado que la chamba es monumental e imposible de realizar por un sólo hombre. Tiene razón, y ese es el segundo gran desafío: Entender que necesitamos más que un candidato, más que un presidente. Buscamos un gobierno, un equipo, un plan. No sólo hay que definir los qués, sino también los cómos y con quiénes.


Por eso celebro el comunicado que lanzaron hoy los tres partidos que promueven el Frente. Desde su contenido en la promoción de un gobierno de coalición y la idea de que el plan de gobierno sea conjunto y no producto de las ocurrencias del candidato, hasta en la elección del Lic. José Ángel Gurría como cabeza del proyecto. Hasta cierto punto incluso minimiza la importancia de la cabeza visible del proyecto, el candidato y eso contribuye a destrabar la idea del presidencialismo caudillista mexicano. 


Por otro lado, bien está que se sumen al proyecto perfiles como el del Lic. Gurría, estadista completo, gran colaborador del presidente Zedillo, y parte del equipo que hizo labor de recuperación luego de la crisis del 94-95 y que nos tenía recuperando lo perdido para el 97. Se convirtió en el primer titular de Hacienda en 30 años en estar al frente de las finanzas mexicanas en un cambio de gobierno sin que se diera una crisis económica. Al final de su gestión, la economía mexicana era estable y crecía a una tasa anual del 6,7 %. Necesitamos más perfiles como el del Lic. Gurría. Muchos más, en diferentes esferas y con diferentes áreas de especialidad.


Pasos tambaleantes y tímidos, en medio de un proyecto muy frágil, pero pasos hacia adelante a fin de cuentas. Hay que nutrir el proyecto, señalar puntualmente lo que esté mal y sea crítico y recordar que la agenda de los partidos (particularmente de sus dirigencias) puede no coincidir (léase, casi nunca coincide) con la del ciudadano de a pie. La carrera es larga, todavía puede haber muchos baches para la conformación de este proyecto colectivo. 




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